domingo, 17 de febrero de 2013
El milagro es ese
Hay momentos en que uno tiene que ser su propio padre y su propia madre. Independientemente de que tenga padres o los haya tenido, uno tiene que procurarse lo que no le fue dado por otros. Esperar que mis necesidades sean satisfechas y colmadas siempre desde afuera me quita poder y me deja a merced de cualquier albedrío menos del mío.
Ser mi propia madre significa darme consuelo, cobijo, calidez, refugio, un lugar acogedor y amoroso donde descansar y sentirme en casa.
Ser mi propio padre es infundirme coraje, valor, confianza, iniciativa. Sin estas cualidades no podré afirmarme para expresar mis deseos y mis necesidades. Mucho menos establecer límites y trazar fronteras donde deba hacerlo.
Nos acostumbramos a ser huérfanos. A creer que si nuestros progenitores no nos dieron el cuidado y la atención que merecíamos, nadie más lo hará. O peor, nos convencimos de que si no fuimos cobijados es que no lo merecíamos. Que hay algo que está mal en nosotros. Alguna falla o defecto. Y así perpetuamos una cadena de vínculos defectuosos e inseguros, lamentándonos por nuestra poca suerte.
Y protestamos toda vez que alguien nos retira su amor, nos defrauda, nos desilusiona...
Pero la des ilusión es una oportunidad. No se puede seguir andando a ciegas por la vida, tanteando verdades a medias, escondiendo el raciocinio detrás de infinitos velos que distorsionan la realidad. El milagro es ese: VER.
Victoria Branca
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4 comentarios:
me encanto este post. ideal para este momento de mi vida. tus palabras llegan en el momento justo. gracias!
me llevo el post para acordarme de mi y darme lo que me hace falta. nada de andar huerfanos por ahi.
besos
lau
Querida Victoria!!! Hacia tiempo que no te leía... cuanto para pensar en tus palabras!!!
Gracias!!!
Un abrazo
hola victoria!! de nuevo por tu blo despues de una larga ausencia....tinker bell
Que lindo Vicky!
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