Quien se apersona en la góndola de los quesos en el supermercado o en un almacén dedicado a la venta de tales productos non sanctos ya está bien al borde del precipicio del infierno y muy en peligro de entrar.
La tabla de quesos es una tabla de perdición. No os acerquéis si queréis seguir ostentando con estoicismo la bandera del autocontrol y la perseverancia. La voluntad puede verse irreversiblemente debilitada si os lleváis un trozo de este invento endemoniado a la boca.
Queso, vino, uvas turgentes... ¡Vade retro Bacchus satanicus!
pero yo quiero ser flaca y comer todas esas delicias, todas, me gusta más eso -un queso, un paté, un pan fresco, aceitunas- que una torta.
ResponderEliminar¿hay que elegir? ¿no se trata de disfrutar de esos pequeños placeres? ¿y para eso después hay que cagarse de hambre a dieta o matarse en un gimnasio? (dos cosa que NO SON disfrutables
no sé cómo se hace
yo podría vivir comiendo quesos y patés y aceitunas y panes y frutas y vino yo no tomo. debería empezar.
Este post no lo ví antes. Será muy prosaico que te recomiende la receta del pan de aceitunas y queso que subió Vani de ayloviú en su blog?
ResponderEliminarVo' mandame todos los pecados, que yo les hago frente! jajaa
Soy una pecadora reincidente y sin culpa. ¿Iré directo y sin escalas al infierno?
ResponderEliminarBacchus veni qui!!!!
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