jueves, 28 de abril de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

La Felicidad está sobrevaluada


















La felicidad está sobrevaluada. Se la busca, se la desea, se la promete, se la promociona, se la extraña...
Todos queremos ser felices. Y que nuestros hijos y nietos también lo sean. Como si la felicidad fuese algo que durara y permaneciera en el tiempo. Como si la felicidad fuese un bien que uno pudiera procurarse cuando quiere y darlo a otros en calidad de préstamo o dádiva.
¿Que significa sentirse feliz? Porque lo que puede hacer feliz a algunos puede resultar una desgracia para otros. O un inconveniente. La felicidad, así planteada, no sería unisex, ni talla única, ni multialcance, ni abarcaría a todos por igual.
Se invierte demasiado dinero y demasiado tiempo en la tan ansiada felicidad. Como si ésta fuese un retazo del paraíso que nos está reservado en algún lugar del planeta. Pero ni bien creemos haber llegado a destino, la astuta felicidad se evapora, como un oasis en el desierto, y nos deja más sedientos y frustrados que antes.
Se escriben infinidad de libros con recetas para ser felices. Se dictan conferencias explicando pasos y ejercicios para alcanzarla. Se dan testimonios contando el calvario privado que llevó a alguien a salir del infortunio personal y alcanzar la gloria universal. Se la ofrece en fascículos coleccionables y en estuches coloridos.
Pero aún accediendo a estas propuestas, la felicidad se esfuma como un fantasma. O como una ilusión. Sin consistencia. Sin peso. Sin permanecer despierta ni siquiera unas horas a nuestro lado.
Quizás, la felicidad no sea más que la suma de algo. Retazos de algunos momentos que nos hacen sentir bien. A gusto. Como en casa. O lejos de ella.
Quizás la felicidad tenga más que ver con saborear a conciencia lo que nos pasa. Los encuentros. Los logros. Los sueños alcanzados. Un rato de placer. Ciertos gustos. A los seres amados.
Pero nada de eso dura para siempre. Ni los encuentros. Ni los logros. Ni los sueños alcanzados. Ni los ratos de placer. Ni los gustos. Ni los seres amados...

Victoria Branca

martes, 26 de abril de 2011

Otro día me explayo


















Está en funcionamiento la Feria del Libro. Digo funcionamiento porque la feria se parece cada vez más a un hipermercado de libros tan en venta como los productos expuestos en las góndolas del supermercado. Pero libros al fin.
Tengo ganas de darme una vuelta para ver qué libro me elige. Porque aún conservo la creencia de que a los libros no los elige uno, sino que el libro nos elige a nosotros. Otro día me explayo.
Leí que anduvo Vargas Llosa opinando en libertad como siempre y que esto provoca revuelo. La libertad siempre provoca revuelo. Aunque a muchos les sea más cómodo realizar vuelos de cabotaje colgándose de alas ajenas. Otro día me explayo.
Lo que me gusta de la feria es que a los libros los tengo amuchados y contenidos en pocos metros. Y yo los voy rodeando, como a un caballo brioso que no quiere que lo ensillen, hasta que los tengo al alcance de la mano, cansados y frustrados de tanto esperar. Porque un libro no es un objeto de decoración. No es un trofeo para ser expuesto ni un certificado de buena conducta. Tampoco un apoyavasos ni un soporte para hacer anotaciones. Un libro es...otro día me explayo.
El asunto es que pienso ir al predio de exposiciones donde ahora están expuestos millones de libros a dejarme secuestrar por alguno. Necesito desesperadamente que un buen libro me arrebate de la vida cotidiana. Estoy aburrida y mi pasión es moderada. Quiero un libro que sea mi amante por varias noches. Y que me dejé así, con la cara y el cuerpo llenos de rastros de que anduvo besándome y susurrándome palabras obscenas... toda la noche.

miércoles, 20 de abril de 2011

Nuevos sueños


















Sigue abierta la invitación a sumar más seguidores.
En estos días dijeron presente Bea, Vanyna, Gloria, María, Julieta, Victoria, Flor, Kattia, María, Claudia, Vivi y Angie.
Dale. Animate a ser parte de este sueño colectivo. De esta linda locura compartida.
Vamos por los 200!

Este Blog y yo nos tomaremos unos días de descanso.
Que tengan una buena Semana Santa.
Que muera lo que tenga que morir,
que sus corazones cobijen nuevos sueños,
nuevas visiones e intenciones,
y nazca lo que está listo para ver la luz...
Victoria

martes, 19 de abril de 2011

Sociedad Anónima














Es más fácil repetir ideas ajenas
que pensar las propias.
Es más fácil hacer fila detrás de otros
que iniciar el camino.
Es más fácil esperar
que ir a buscar.
Es más fácil dar excusas
que asumir riesgos.
Es más fácil ser prepotente
que aceptarse impotente.
Es más fácil ver lo que hacen los demás
que ser observado.
Es más fácil criticar a otros
que corregirse a uno mismo.
Es más fácil torcer el sendero ajeno
que enderezar el propio.
Es más fácil ser anónimo
que dar la cara.
Es más fácil esconderse detrás de una máscara
que mostrar el verdadero rostro.
Es más fácil,
y más cobarde.

Victoria Branca

lunes, 18 de abril de 2011

Los 4 fuegos


















El fuego está universalmente considerado como un símbolo espiritual del despertar.
Es también una fuerza purificadora que puede ser constructiva o destructiva, dependiendo del uso que hagamos de ella.
Muchos textos sagrados, como la Biblia, el Corán y la Torah, hablan del fuego como símbolo de la fuerza vital que puede ser invocada para la transformación.
Tradicionalmente, los cuatro fuegos a los que se refieren estos textos sagrados son:

El fuego de la Visión

Nos aporta visiones o sueños que nos muestran las posibilidades y el potencial de nuestras vidas, y nos inspiran a manifestar lo que vemos o lo que estamos llamados a hacer.

El fuego del corazón

Nos enseña qué y a quién amamos.

El fuego Creador

Nos señala el trabajo que nos gusta, una aguda conciencia de nuestros dones y nuestro deseo de expresarlos como forma de contribuir al mundo.

El fuego del Alma

Nos invita a ser auténticamente lo que somos y a servir a los demás en lugar de servir a nuestros propios egos.

Los cuatro fuegos universales obligan al espíritu humano a buscar de forma concienzuda las conexiones significativas, a manifestar creatividad y visión de modo generativo, y a escuchar lo que alma nos apunta para profundizar y renovarnos.

Angeles Arrien

domingo, 17 de abril de 2011

La seda y los dedos



















Hervé Joncour sintió el agua regarse encima de su cuerpo, sobre las piernas primero, y después a lo largo de los brazos y encima del pecho. Agua como aceite. Y un silencio extraño, alrededor.
Sintió la levedad de un velo de seda que bajaba sobre él. Y las manos de una mujer -de una mujer- que lo secaban, acariciando su piel por todas partes: aquellas manos y aquél tejido urdido de nada.
Él no se movió nunca, ni siquiera cuando sintió las manos subir de la espalda al cuello y los dedos -la seda y los dedos- subir hasta sus labios y besarlos, lentamente, una vez, y desaparecer.

Extracto de Seda,
de Alessandro Baricco

viernes, 15 de abril de 2011

Yo me muero de envidia


















Ya les conté todo lo que hace Gwyneth Paltrow. Que además de actuar, canta, baila, es linda, se mantiene en línea, viaja por el mundo, cocina, tiene un blog, dos hijos, un marido que le canta, y un ex como Brad Pitt, ¿no?
Bueno, ahora, además de todo ese abanico de talentos y privilegios acaba de publicar su primer libro de cocina.
Todavía no salió en castellano. Pero será pronto, seguro. Porque ella ama España y habla el idioma también.
El día de la presentación de su nuevo bebé, invitó a 60 personas a su casa y degustaron varias de las recetas que ella cocina. Hubo brindis y firma de ejemplares. Felicitaciones y buenos deseos.
Nada más lindo que hacer realidad los propios sueños. Y, para eso, Gwyneth no es ni lerda ni perezosa. Todo lo contrario.
Y yo, me muero de envidia...

miércoles, 13 de abril de 2011

No todo está terminado














Hacer algo de la nada requiere coraje. Una fe ciega en que algo puede surgir desde el vacío.
Animarse es dejar que el ánima-alma salga de su morada y se ex-prese y libere todo lo que tiene para decir y mostrar.
Crear es ser, de alguna manera, pequeños dioses que juegan a imaginar nuevos mundos con sus pinceles, sus plumas, sus zapatillas de baile, sus instrumentos musicales, pero, sobretodo, con sus ojos abiertos a infinitas posibilidades. Porque no todo ha sido hecho. No todo está terminado. Aunque el mundo gire saliéndose de su eje y los acontecimientos mundiales provoquen pavor y desesperanza. Aunque lo que se eleve sea la temperatura del planeta y no los ideales. Aunque haya crímenes y muertes absurdas. Aunque la globalización desparrame más rápido el miedo. Aunque disminuya el índice de natalidad y aumente el índice de desconfianza. Aunque haya más estallidos de furia y menos carcajadas. Aunque el pesimismo siga colonizando terreno en el corazón. Aunque parezca que casi nada tiene sentido. Aunque griten más fuerte el odio y el resentimiento. Aunque pareciera llegar primero la liebre de la viveza y el engaño. Aunque irrumpan terremotos y tsunamis. Aunque se filtre el temor y el desconcierto...
Aun queda la capacidad de crear. De darle forma a lo informe. De ponerle color a lo incoloro. De encontrarle la melodía al silencio y el paisaje a la tierra baldía.
Mientras haya vida habrá inspiración. Mientras exista quien no haya sido alcanzado por el rayo certero del desánimo, habrá expresión y expansión y exclamación.
Mientras haya colores y música y danza y palabras, habrá algún loco lindo y cuerdo (lleno de coraje y corazón) que haga algo con ello. Y, quien sabe, tal vez le contagie la locura a otros.

Victoria Branca

martes, 12 de abril de 2011

La chica de la capa Roja


















La semana que viene se estrena en Argentina "Red riding Hood", una versión libre y moderna del clásico de Charles Perrault, Caperucita Roja.
Desde niña me atrajo mucho este cuento. Por la presencia temida del lobo, primero; por la audacia de Caperucita de cruzar sola el bosque, después.
Cuando uno se hace adulto, muchos cuentos infantiles empiezan a tener otros significados, nuevos matices, capas de profundidad que ante la mirada de un niño quedan rezagadas irremediablemente. La capa roja, el abandonar el hogar materno y adentrarse en lo desconocido, la bifurcación en el camino, el encuentro con lo más temido, el engaño, las dudas, la amenaza de ser devorada por lo instintivo-animal, la desprotección...etc.
Que los cuentos clásicos no pasen de moda, habla de que existe una temática que trasciende modas y gustos y que es, de alguna manera, universal y eterna.
Caperucita deja atrás lo conocido, su hogar de origen, para emprender su propio viaje heroico en soledad. En el viaje encontrará pruebas y obstáculos. Habrá momentos de incertidumbre y desolación. Ayuda sobrenatural y guías que la ayudarán en el recorrido.
Todos somos, de alguna manera, esa niña que en algún momento debe abandonar lo que le da seguridad para andar el propio sendero. El que no ha sido marcado por otros. El que es virgen y lleva nuestro nombre. El que se va haciendo a cada paso. De errores y tropiezos. De sueños e ideales. De despedidas y, también, de nuevos encuentros.

lunes, 11 de abril de 2011

Sumate al Desafío



















Sigue abierta la convocatoria para sumar más seguidores.
En estos días se sumaron Flor, Titán, Debbie, Muriel, Anaheim Jordan, Marie, Daniela, Gabriela, Andrea, Eli, Guille, Angélica, Marlenne, Maru, La Ina, Patricia y Maggie.
Dale. Convocá a más gente así llegamos a los 200.
Vamos por el 172. Falta poco...

domingo, 10 de abril de 2011

Antes del Alba

















Esta noche no quiero dormir.
Ya dormí lo suficiente. Quiero descorrer el velo del sueño y adentrarme sin miedo en la oscuridad.
No me asustan los carceleros ni los custodios. Tampoco esos gigantes dormidos que pretenden disuadirme con su sola presencia. No son nada. Ni nadie. Sólo unos falsos monstruos agrandados por la imaginación de mi niñez.
Esta noche no hay luna llena, por suerte. Desbarataría mis planes.
Quiero que el sendero esté en penumbras. Y que la única luz que me guíe sea interior.
Iré sola. Sin armas. Sin preconceptos. Sin memoria.
Y prometo volver.
Aunque el camino desaparezca detrás de mis pisadas, prometo volver...
Antes del alba.

Victoria

jueves, 7 de abril de 2011

Mi Abuelo



















Mi abuelo fue soltero hasta los cincuenta años. Era hijo de españoles y hermano de dos mujeres, Luisa y Maruca.
Conoció a mi abuela cuando ella era viuda y ya tenía tres hijos. Contra todos los pronósticos, se casaron: Lolita, que así le decían a mi abuela Dolores, y Carlos, el solterón.
No tuvieron más hijos, tal vez porque mi abuelo era de carácter difícil y ser padrastro de tres hijos ajenos le resultaba, además de incómodo, hostil. Por eso, quizás, se fueron de luna de miel casi tres meses, y los hermanos quedaron al cuidado de los abuelos maternos, que siempre estaban prontos y listos para suplir carencias y alimentar vacíos.
Mi abuelo trabajaba en una fábrica de envases de soda. Tenía un depósito en Pompeya y una oficina en la calle Santa Fé. Hasta allí me acercaba para jugar a la secretaria y robarle por un rato el escritorio a la asistente de mi abuelo, que me miraba con el ceño fruncido mientras yo revolvía cajones y escribía cartas apócrifas en la máquina de escribir.
Muchos mediodías, cuando yo estudiaba en la facultad de filosofía, nos encontrábamos a almorzar en un restaurant español que quedaba a dos cuadras de la oficina. Él pedía pescado y yo pastas.
Seis meses antes de casarme me fui a vivir a su casa. Mudé mi mesa de luz, mi acolchado con flores, mis libros y mi guitarra y me instalé con él. Mientras hojeaba la revista Novias, él me contaba anécdotas de sus viajes. Había viajado por medio planeta, pero lo que más le gustaba era ir a Madrid a ver las corridas de toros. Iba todos los años, en Mayo. Y cuando volvía me traía unos caramelos de leche de esos que te extirpan los dientes en cámara lenta.
Después de que nació mi primera hija, volví de Boston para visitarlo. Luego me mudé a París y nos dejamos de ver por un año y medio. Hasta que un día, de sopresa, se tomó un avión via Madrid y fue a verme. A las pocas horas de llegar se le hinchó un pie. Tenía la piel violácea y las venas carnosas. Lo llevé en un taxi a la guardia del hospital y después de hacerle una serie de estudios me dijeron que tenía les arteres bouchées. No lo entendí la primera vez. La segunda sí, y me asusté. Tenía las arterias tapadas y había que operarlo de urgencia. El viaje en avión, tantas horas sentado, sus problemas circulatorios, sus ganas de darme una linda sorpresa, no, no habían sido un buen combo.
Lo operaron al día siguiente, una vez que American Express (que no es tan express para esos asuntos) autorizara los gastos de internación. Estuvo en el hospital una semana. Y yo acompañándolo con culpa y estupor.
Volvió a Buenos Aires más viejito. Vivió casi un año más. Y una mañana, una neumonía tirana se lo llevó.
Aun conservo la mesa de comedor, de madera lustrada, que fue su regalo de casamiento. Es demasiado clásica y formal para mi gusto actual, pero aún no logro desprenderme de ella.

Victoria Branca

martes, 5 de abril de 2011

Se larga el Desafío















Me propuse un desafío personal, pero para lograrlo necesito de mis lectores y seguidores.
Hay 155 seguidores públicos del blog. Mi deseo es llegar a 200.
El 20 es el número de la sanación y yo tengo la loca idea de que al llegar a 200 algo lindo puede pasar para todos aquellos que aún creen en la magia y la divina locura.
Si te gusta este blog y querés participar de este desafío, seguime.
Si ya me seguís, conseguí un nuevo seguidor que no conozca el blog.
Si no te interesa esta delirante propuesta nada va a pasarte.
Y como es mejor que pase algo, dale, animate.
Se larga el desafío...
Preparados, listos, ¡YA!

lunes, 4 de abril de 2011

¿Me contradigo?












Quiero perder unos kilos y a la vez comer todo lo que me gusta.
Quiero conversar horas con personas afines y también quedarme a solas y en silencio.
Quiero recorrer lugares exóticos y quiero quedarme en casa.
Quiero leer hasta el alba y dormir hasta el amanecer.
Quiero danzar desnuda en medio de un bosque y hacerme invisible para que nadie me vea.
Quiero subirme a un escenario a que me miren y quiero deleitarme mirando a otros.
Quiero besar apasionadamente a un desconocido y quiero abrazarme cada noche al amor de siempre.
Quiero cerrarle la puerta a las rutinas y recostarme en la seguridad de lo que conozco.
Quiero estar de paso en mi propia casa y conservar la llave para siempre.
Quiero revivir a todos los que murieron y quiero morirme con ellos.
Quiero decir todo lo que pienso y preservar mis sentimientos.
Quiero expresar todo lo que siento y esconder mis pensamientos.
Quiero unirme a una banda de rock y ser violinista.
Quiero subirme aun púlpito y sentarme en la última fila.
Quiero escribir sin censura y leer a los censurados.
Quiero salirme del espacio y del tiempo y quiero que el tiempo dure para siempre en este espacio.
Quiero casi todo y no deseo casi nada.
¿Me contradigo?

Victoria Branca

domingo, 3 de abril de 2011

Lo que dice la lluvia












Afuera está lloviendo.
Detrás de mi ventana hay
un cielo ex-presándose.
Con furia.
Y con pena.
Llueve intensamente.
Afuera.
Lejos
de

mí.

Victoria Branca

viernes, 1 de abril de 2011

El mejor tiramisú















Para 12 personas

250 g de chocolate negro de buena calidad
50 g de manteca en trozos
1 pizca de sal
175 g de vainillas o bizcochos de soletilla
400 ml de buen café, caliente y endulzado
chorro a gusto de vino dulce de postre
4 huevos grandes
100 g de azúcar
750 g de mascarpone
2 naranjas
Unos cuantos granos de café machacados

Derretir el chocolate a baño de María reservando 50 gs aparte que luego se rallará. Añadir la manteca y la pizca de sal y mezclar bien. Mientras tanto, forrar un recipiente de cerámica o pirex de 30 cm de diámetro con las vainillas y verter sobre ellas el café.
Añadir el vino dulce al chocolate derretido, revolver y echar la mezcla sobre las vainillas. Con una espátula presionar bien hasta los bordes para que forme una capa uniforme. Dejar enfriar.
Separar las yemas de las claras en dos bowls. Agregar el azúcar a las yemas y un chorro del vino dulce (no manejes en las próximas horas...) y batir durante 5 minutos hasta que la mezcla tenga un color pálido y esté espumosa. Mezclar con el mascarpone y la ralladura de una naranja.
Batir las claras más una pizca de sal con batidora hasta que se formen picos rígidos cuando saques la batidora del bowl. Con suavidad, mezclar una cucharada de las claras batidas al preparado de las yemas e ir agregando el resto de a poco. Echar de a poco ésta mezcla sobre el chocolate y alisarlo.
Esparcir por encima los granos de café machacados. Con un cuchillo o pelaverduras, formar virutas con los 50 g de chocolate reservados y echarlas sobre los granos de café. Rallar por encima la cáscara de media naranja y llevar la preparación a la heladera durante dos horas.
¡Bon apetit!

Receta de Jaime Oliver
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