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El asesinato descarnado del terrorista Bin Laden y el posterior festejo del gobierno americano por la hazaña "victoriosa" no me es indiferente. Pensé muchas cosas al respecto, pero no quise opinar. No me gusta meterme en política, me dije. Pero eso no es política. Es mucho más. Los valores de justicia, de respeto, de libertad, todo está en juego. Así como el derecho irrevocable a duelar en intimidad a los seres queridos. Y, sobretodo, estuvo en juego el sentido común. Que de tan común parece un bien escaso, difícil de alcanzar en este mundo vertiginoso y vengativo.
Pero el motivo de que ahora escriba acerca de esto es la carta que hoy fue publicada en la sección opinión del diario La Nación. Transcribo algunos párrafos significativos a los que adhiero de corazón y de pensamiento.
" Cuanto más lejos del mundo en el que sueño vivir me siento cuando veo que se celebra una muerte (asesinato a sangre fría) para vengar o ajusticiar otras muertes. Más que alivio siento tristeza; más que una sensación de justicia, decepción.
Más que sentir que fue honrada la memoria de mi hermano y que su muerte, en el atentado contra las torres gemelas del 11 de Septiembre, hace casi 10 años, tiene algún sentido, siento que fue en vano, que el mundo se vuelve cada día más cruel, violento e inseguro. Si éste es el resultado de tamaña pérdida, duele aún más que él no esté hoy entre nosotros viendo crecer a sus maravillosos hijos, que fueron privados de su amor en la tierra.
El asesinato de Osama Ben Laden a manos del ejército norteamericano jamás reparará el dolor de los familiares de las casi 3000 personas que murieron en aquel atentado.
Nunca una muerte reparará el dolor ocasionado por otras muertes... Sólo el amor y el recuerdo de la gran persona que fue mi hermano permitieron que, a lo largo de estos años, se hiciera justicia en mi corazón y en el de cada una de las personas que lo conocimos y quisimos... Jamás la búsqueda de la venganza y del asesinato de otras personas, fueran o no responsables del atentado, fue una alternativa en la intención de aplacar tanto dolor.
No quiero descartar nunca la búsqueda de auténtica justicia, pero sí la de aquella justicia que genera más muertes, más guerras y más sangre derramada de gente inocente, que llena el mundo de más odio, más resentimiento y más dolor".
Escrita por el hermano de Pedro Grehan,
que murió en el ataque a las torres gemelas