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Paseando por otros blogs veo que la gente deja infinidad de comentarios.
También observo que se arman discusiones e incluso debates en torno a lo que alguno comentó y que las respuestas, acotaciones y recontra respuestas pueden llegar a superar en número a la cantidad de palabras del posteo.
En mi blog se comenta poco.
Las estadísiticas acusan más de doscientas visitas por día, pero los comentarios no llegan, en el mejor de los casos, a diez.
Algunas seguidores de mi blog que veo en persona dicen que, muchas veces, el post es "tan redondito que no hay más nada que agregar"...
Otros me cuentan que se quedan pensando y se olvidan de comentar.
Otros más, que piensan en aportar algo pero después...
La cuestión es que los comentarios se esfuman, se pierden, se alejan, y terminan vaya uno a saber donde, pero no en mi blog.
Me gusta recibir comentarios.
No tienen que ser halagos ni ponderaciones (que también son bienvenidos) sino una manera camuflada de decir "hola, pasé por acá y te saludo"...
El cyber espacio es frío y solitario. No así este blog. Y mucho menos quien escribe (aunque frecuento la soledad con asiduidad sin sentirme desolada)
Así que ¡Bienvenidos sus comentarios! Sus aportes, sus discrepancias, sus reflexiones...
Pasen, entren, déjenme saber que caminan por mi casa.
Muchas gracias por su atención,
Victoria