sábado, 7 de noviembre de 2009

SS













¿Fuerzas nefastas y genocidas?
¿Siglas tenebrosas?
¿Señoríos despóticos y desmesurados?
No.
Un combo que quiero llevarme y que trae premio.
Una dupla fecunda...

Silencio y Soledad
participan a usted sus beneficios
y lo invitan a presenciar los cambios positivos
que se sucederán, con maravillosa magia, en todo
su ser.


Recibirán a usted para una fiesta.
RSVP

viernes, 6 de noviembre de 2009

Añoranzas


















Recostarme sobre su hombro y oler su perfume.
Acurrucarme en ese hueco diseñado sólo para mí y que mis
pestañas acaricien de costado su camisa cada vez que abro y cierro los ojos.
Hacer un tremendo esfuerzo para no quedarme dormida mientras lee en voz alta.
Tener los pies fríos pero el corazón ardiendo.
De amor y de ilusiones.
Porque todo es posible si él lo dice. Y verdad.
No temerle a nada ni a nadie, porque él me defenderá.
Creer en mí, porque tiene todas sus fichas apostadas en mi nombre.
Y saber que si me quedo dormida, él me llevará en sus brazos a un muelle seguro.
Extraño a mi papá.
Extraño mi niñez antes de las tormentas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Contundencia


















La lógica y los sermones
no son nunca convincentes.
El rocío de la noche
cala más hondo en mi alma...

Walt Whitman

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La tejedora


















Esta es una de las lindísimas "cabecillas" que me gané.
Uno de esos premios que me inspiraron a hacer la suelta de mariposas.
Porque como la cabeza llena de telarañas de este dibujo hecho por Lulú,todo está conectado. Esa es una de las lecciones que he aprendido estos últimos años. Que nada ocurre al azar. Que hay un plan mayor a nosotros mismos que teje tramas y redes en la que nos vamos encontrando.
Y en las que también podemos quedar atrapados, es verdad.
Por eso hoy quiero escribir acerca de esta misteriosa y hábil tejedora que es la araña.
Siempre les tuve respeto (por no decir en público miedo y quedar mal parada)
Pero es fácil sentir miedo de todo aquello que es desconocido. O mal conocido.
Y si, además, hay en la memoria una experiencia aterradora con estos insectos, peor.
El asunto es que, ahora, las arañas no me provocan miedo sino, ahora sí es verdad, respeto.
Y ahí va, a modo de explicación científica, el por qué.

La araña es considerada en la mitología como la gran tejedora.
Hay un mito griego muy lindo que cuenta cómo Atenea y Aracné se disputaban el premio a la mejor tejedora. Y como ganó Aracné y Atenea estaba tan celosa, la convirtió en araña. Y desde entonces teje y teje y atrapa a sus presas en su tela de tan aburrida que está.
Penélope también tejía y destejía mientras aguardaba la llegada de Ulises.
Y Ariadna le dió ese hilo mágico a Teseo para que no se perdiera dentro del laberinto una vez que hubiera matado al Minotauro.
Ya ven que los hilos, cuando no se cortan, salvan vidas. Y muestran el camino de regreso. O de salida. Y entretejen la trama de un gran amor...

El cuerpo de la araña forma un ocho, que es el símbolo del infinito. Sus patas también suman ocho.
¿Será que la capacidad de tejer el propio destino es infinita?
¿Que no hay límite para crear y recrear la propia vida?

La araña teje en círculos, pero camina en línea recta (Ah, esto lo explico en un taller, cuando quieeeran)

La araña despierta nuestra creatividad dormida. Nos recuerda que somos co-creadores del universo y artistas de nuestro propio mundo.

Recostada en el centro de su propia tela, la araña nos recuerda que allí hemos de regresar una y otra vez. Al centro. Al eje de nuestro ser verdadero.
Ir y venir. Pero sin olvidar que es en ese núcleo donde volvemos a reconocernos y reconectarnos con nuestra divinidad.

¿Escribí mucho?
Es culpa de Lulú, y de sus dibujos, y de esa cabeza inmensa e infinitamente creadora. Y, ya que estamos, también de las mariposas. Y de este blog que tiene vida propia y se teje a sus anchas...

martes, 3 de noviembre de 2009

Cartas


















Extraño enviar y recibir cartas.
Pero las verdaderas, las manuscritas.
Ese arte que la velocidad moderna pretende dejar olvidado por el camino.
En ese sentido soy algo antigua.
Me gusta el olor del papel, su textura, su color...
Pero sobretodo me gusta la letra escrita. La tinta deslizándose como una bailarina por lo ancho de la hoja. Contorsionándose. Abriéndose generosa y cerrándose íntima. En ese movimiento de sístole y diástole, como el corazón.
Cuando vivía en París, en el 91 y 92, no había e-mails, ni blogs, ni nada de estos inventos cibernéticos. Había que sostener la paciencia y esperar a que el bendito cartero pasara por la puerta de mi edificio y dejara algo para mí.
Encontrar los sobres estampillados bajo mi puerta era casi un pre-infarto. Tanta emoción contenida que finalmente tenía piedra libre para expresarse...
Y sentarme a leer, apurada pero de a poco, para que no se acabara demasiado pronto esa sensación.
Luego una segunda leída. Y una tercera. Y en la cuarta, nuevos descubrimientos. Algo que no había visto la primera vez.
Y una vez devuelta a su envoltura ir corriendo a buscar mis sobres, y mis papeles, para enviar la respuesta.
Sin tiempo que perder. O el corazón dejaría de bombear la tinta a ese ritmo magnífico en que late cuando uno recibe lo que espera.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Después de la lluvia














Así quedó mi casa,
así quedó mi ánimo...

Pido cita urgente con vos,
ónfalo tardíamente reconocido...

Paradoja
















Demasiados ensayos para la vida,
muy pocos para la muerte,
pero la vida acaba, tarde o temprano...

Demasiados peros para la vida,
muy poca entrega,
pero la muerte llega, llega...

Demasiado control en la vida,
que nada me sorprenda,
pero de mil celdas soy presa...

Demasiadas condiciones para la vida,
reglas y más reglas,
y la vida me pesa, me pesa...

Demasiadas palabras en esta vida,
razones y lamentos,
y la muerte se acerca, se acerca...

Demasiados ensayos para la vida,
muy pocos para la muerte,
pero la vida acaba, tarde o temprano...


Victoria Branca
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