miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sin Comentarios














Paseando por otros blogs veo que la gente deja infinidad de comentarios.
También observo que se arman discusiones e incluso debates en torno a lo que alguno comentó y que las respuestas, acotaciones y recontra respuestas pueden llegar a superar en número a la cantidad de palabras del posteo.
En mi blog se comenta poco.
Las estadísiticas acusan más de doscientas visitas por día, pero los comentarios no llegan, en el mejor de los casos, a diez.
Algunas seguidores de mi blog que veo en persona dicen que, muchas veces, el post es "tan redondito que no hay más nada que agregar"...
Otros me cuentan que se quedan pensando y se olvidan de comentar.
Otros más, que piensan en aportar algo pero después...
La cuestión es que los comentarios se esfuman, se pierden, se alejan, y terminan vaya uno a saber donde, pero no en mi blog.
Me gusta recibir comentarios.
No tienen que ser halagos ni ponderaciones (que también son bienvenidos) sino una manera camuflada de decir "hola, pasé por acá y te saludo"...
El cyber espacio es frío y solitario. No así este blog. Y mucho menos quien escribe (aunque frecuento la soledad con asiduidad sin sentirme desolada)
Así que ¡Bienvenidos sus comentarios! Sus aportes, sus discrepancias, sus reflexiones...
Pasen, entren, déjenme saber que caminan por mi casa.
Muchas gracias por su atención,

Victoria

martes, 29 de noviembre de 2011

Ceguera Voluntaria

















¿Ante qué situaciones conviene no ver?
¿Qué circunstancias favorecen mirar para otro lado?
¿Por qué es conveniente, a veces, hacer la vista gorda?
¿Existe una ceguera temporaria y selectiva?
¿Qué beneficios puede aportar la falta de visión?
¿Es verdad ese asunto de los ojos que no ven y el corazón que no siente?
¿Qué factores determinan que algunos quieran ver con los ojos bien abiertos y otros no?
¿Hay que ver para creer?
¿Qué ves cuando me ves?
¿Existe algo así como una mirada interior más poderosa y acertada que la exterior?
¿Son los ojos las ventanas del alma?
¿Es la mente capaz de distorsionar la capacidad de ver?
¿Influyen la historia y los hechos personales en la manera en que uno ve?
¿Mirar es sinónimo de ver?
¿Qué ves cuando me ves?
¿Existe un observador neutral, puro, objetivo?
¿Es la vista el sentido más desarrollado?
¿Es una imagen más valiosa que mil palabras?
¿Ante un mismo hecho, vemos todos lo mismo? Y si es así, ¿vemos todos igual?
¿Ver es recordar?
¿Por qué la Biblia hace tanto incapié en que los ciegos vean?
¿Qué ves cuando me ves?

Victoria Branca

domingo, 27 de noviembre de 2011

No es lo mismo 2



















No es lo mismo:
un físico culturista que un físico escultural,
ni una escultura física que un físico que trabaja por la cultura.

No es lo mismo:
una operación de urgencia que la urgencia con la que se opera, a veces.

No es lo mismo:
salir adelante que adelantarse para salir.

No es lo mismo:
hacer un mandado que mandarse a hacer,
ni mandar al que hace, que hacer lo que se manda.

No es lo mismo:
pensar en libertad que librarse de un pensamiento.

No es lo mismo:
luchar por la paz que la paz del que lucha.

No es lo mismo:
cantar los cuarenta que cuarenta canciones.

No es lo mismo:
hacerse el idiota que el idiota que hace,
ni hacer idioteces que idiotizarse haciendo, en demasía.

No es lo mismo:
decir no que afirmar más de lo mismo.
No,
es no.

Victoria Branca

viernes, 25 de noviembre de 2011

El tiempo de los balances













Empieza, para mí, el tiempo de los balances.
Cuando se acerca el fin del año me gusta mirar hacia atrás (de manera introspectiva quiero decir) y observar logros, reveses, puntos muertos, trabas, desafíos, sueños cumplidos, sueños postergados...
Me gusta quedarme paladeando algun trecho del camino, aunque el sabor haya sido, además de dulce y benigno, amargo.
Así aprendo. Revisando mis actitudes. Poniéndome en lugar de observadora intentando no hacer juicios...
Cuando recorro en mi memoria lo que me había propuesto como objetivo a principio del año veo aquellas cosas que quedaron olvidadas en el trajín cotidiano. En el olvido que trae la urgencia.
Los sueños que se fueron desvaneciendo en el camino.
Otros que no soñaba y se hicieron presentes con toda su contundencia.
Sorpresas.
De las lindas y de las feas...
La vida no se atiene a mis libretos, lo sé.
Tampoco la muerte.

Victoria Branca

jueves, 24 de noviembre de 2011

La Jueza Judy


















La llamaremos Judy, por nombrarla de alguna manera elegante.
Es jueza de la corte suprema.
Ocupa su lugar con todo su peso. El que le confiere su rango, el que le otorga su jerarquía.
La jueza Judy ejerce su profesión sin descanso.
Sin miramientos.
A veces, sin piedad.
En todo fallo busca ser objetiva e imparcial pero, ¿se puede ser objetivo e imparcial siendo plenamente humano?
La jueza Judy se cree infalible.
Y así dicta sus fallos.
Con absoluta superioridad. Ella no comete errores.
Su mirada es implacable.
Su gesto adusto.
Sus palabras escasas y precisas.
Su delicadeza, por desgracia, inexistente.
La jueza Judy duerme sola, no cree en el amor ni en la cercanía.
No le importa herir sentimientos, ¿qué es eso?
La debilidad es el adversario a superar.
Con determinación y a fuerza de voluntad.
Al pertenecer al tribunal superior la jueza Judy se cree superior.
A todo y a todos.
Mira desde arriba.
Saluda desde lejos.
Evita el contacto directo.
Utiliza emisarios, intermediarios y chivos expiatorios.
La jueza Judy vive, desde hace años, en mi casa.
La estoy por desalojar.
Aunque a ella le digo, mirándola a los ojos, que ya es tiempo de que se jubile.

Victoria Branca

martes, 22 de noviembre de 2011

Lo siento pero no


















Hay libros que no se prestan. Son demasiado íntimos. No por lo que encierran en sus páginas, no. Si no por las veces que han sido tocados por la propia piel.
Prestarle esos libros a un ajeno sería como entregarle una noche de placer a un desconocido sin siquiera saber su nombre.
Hay libros que sólo han sido hechos para un lector. Por más que muchos se jacten de haberlos leído.
Hay libros que se leen en voz baja y a media luz.
A solas y en silencio.
Leer es un acto íntimo y develador.
¿Cómo podría prestarte ese libro que sabe tanto de mí?
Lo siento. Pero no.

Victoria Branca

lunes, 21 de noviembre de 2011

Es más fácil


















Es más fácil y menos complicado mirar con un solo ojo. Aunque no lo parezca.

Otorgarle la razón a otro puede ser una estupidez. O una genialidad.

Lamentarse es peor que equivocarse.

La caída libre es, a pesar del riesgo, movimiento.

Hacer oidos sordos a las opiniones y críticas de los demás te devuelve la audición.

Es bueno desconfiar de la excesiva autoconfianza.

El otro no sabe más que yo, sabe distinto.

Puedo ser mi mejor amiga, y mi peor aliada.

El respeto empieza por casa. El desprecio, también.

Reir nunca hace daño. Ni siquiera en exceso.

Pocas palabras. Pero justas.

Un no puede abrirle la puerta a un valioso sí.

No es lo mismo acumular conocimientos que adquirir sabiduría.

Se sobrevive para vivir. Aunque haya que morir en el intento...

Victoria Branca
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