sábado, 4 de julio de 2009
Elogio de la Guitarra
La guitarra es mansa, olorosa como el aire,
viajera como la nube,
tierna como la mujer tierna.
En su nave ancestral, el sonido más fino
se recepta como cuando escuchamos
en las noches de verano
la incesante respiración del mundo
O el pasaje del viento,
profundo,
eterno,
cercano e
indescifrable.
Si el hombre está triste y solo,
pulsa sus cuerdas
y desde su oscuro interior
crece la nostalgia.
Si junto a una guitarra hay otra guitarra,
surge el maná de la esperanza,
y la guitarra
se ensancha.
Sus arpegios convocan paisajes,
afectos,
el aire se llena de voces
y recuerdos.
Escuchar una guitarra en silencio
es escuchar la voz recóndita,
encendida y resucitada
del mundo.
Del libro de los elogios
Metí mano y cambié versos,
pero respeté la esencia
de su autor: Francisco Colombo
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