domingo, 20 de diciembre de 2009

Acerca de la Navidad



















_¿Cómo quieres que haga -dijo el tío-, si vivo en un mundo lleno de imbéciles como éste? ¿Feliz Navidad? !Al diablo con eso! ¿Para qué te sirve la Navidad si no es para pagar facturas sin tener dinero?
Es un tiempo en el que te encuentras cada vez más viejo y cada vez más pobre; tienes que cerrar tus libros y ver todas las partidas de los doce meses en abierta oposición contra ti.
Si yo pudiera -dijo Scrooge indignado-, a cualquier imbécil al que oyera decir "Felíz Navidad" haría que le cocieran los labios en su propio pudín de Navidad, y que le traspasaran el corazón con una estaca de acebo.

_¡Tío! -suplicó el sobrino.

_¡Sobrino -replicó el tío muy enfadado-, celebra tus Navidades a tu manera y déjame a mí celebrarlas a mi manera también!

_Celebrarlas -repitió el sobrino- ¡Pero si tú no las celebras!

_Déjame en paz entonces -dijo Scrooge-. ¡Y que te sienten bien tus Navidades! ¡Si es que te han sentado bien alguna vez!

_Y yo te digo que hay muchas cosas que me han sentado bien, aunque yo no las he aprovechado -contestó el sobrino-. La Navidad entre ellas. Pero estoy seguro de que siempre he pensado de las Navidades, cuando se celebran, aparte de la veneración por su origen y nombre sagrados, si es que podemos separarlo de todo ese contenido sagrado, que eran un tiempo de bien, un tiempo para la bondad, la caridad y la amabilidad. El único tiempo que yo conozco en que todos los hombres a una abren sus corazones libremente, y consideran que sus inferiores son realmente seres humanos también, compañeros de viaje a la tumba, y no otra raza de criaturas con destino a otros lugares.
Por lo tanto, tío, aunque no me ha dado ni siquiera un duro, creo que me ha hecho bien y me hará bien y digo: ¡Que Dios bendiga la Navidad!


Extractado del libro Canción de Navidad
de Charles Dickens

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