martes, 22 de septiembre de 2020

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jueves, 18 de diciembre de 2014

Lo que digo cuando callo...


Estoy perezoza para escribir. Huidiza. O tal vez lenta de palabras. No es que no tenga nada que decir, siempre hay algo para decir, tal vez sea que mis pensamientos se evaporan antes de que lleguen a aterrizar en un texto. O en tierra firme, como las gotas de lluvia que caen meteorizadas desde los cúmulos que aguantan y contienen hasta que ya no pueden más.
Yo no quiero aguantar. Sí contener. La contención es necesaria. Me gusta saberme continente de sentimientos, de ideas, de deseos, y también de palabras. No creo que las palabras quieran salirse pronto de su vaina protectora. De su recipiente contenedor y cobijante. Me gusta que mis palabras se queden ahuecadas ahí, en lo secreto, en el hueco manso del corazón de los asuntos. Y que una vez nutridas, serenas, puras, expresen su verdad sin retoques ni resabios.
Uno es dueño de sus palabras cuando éstas maceran en el fuego lento y pausado de la mansedumbre. Y en el lecho tranquilo del pensamiento corporal. Porque si sólo se piensa con la cabeza, las palabras salen frías y a destiempo. Esas pueden irse pródigas a despilfarrarse en otros reinos. Yo deseo, ahora, que las palabras que nazcan de mis entrañas sean las otras. Las mansas. Las pausadas. Las cocidas en un barro caliente y lleno de humanidad.

Victoria Branca

lunes, 6 de octubre de 2014

La Música que salva



Existe magia en el universo. Lo creo. La viví. Pero no la clase de magia que crea ilusiones y nos devuelve a esa niñez en la que admirábamos sentados los trucos que hacía algún mago con su galera. Existe magia de verdad. Real. Palpable. Hecha de sincronía y de precisión.
Recuerdo un relato que habla sobre la canción propia, aquella que nos devuelve al centro donde anida nuestra verdadera esencia (ver link en este blog: la canción propia)
El alma vibra en una nota musical única e irrepetible. Y cuando por circunstancias de la vida nos alejamos de nuestra canción o desentonamos, necesitamos que otros nos recuerden cuál es la frecuencia en la que nuestra alma canta y se despliega. Olvidarla es ir muriendo de a poco. Por eso, la película que protagonizan Keira Knightley y Mark Rufalo no es para mí un film más. Porque habla de eso, de lo que pasa cuando uno encuentra quién le recuerde la propia canción y lo devuelve a la senda correcta. Porque la música, cuando eleva el alma a la frecuencia adecuada, salva.
¿Puede una canción de amor salvar tu vida? pregunta el título desde la cartelera. Sí, claro...

Victoria Branca

martes, 22 de julio de 2014

A quien corresponda...



A los que se sobreponen de experiencias dolorosas y no se instalan
en la queja y el lamento, sino que siguen sonriendo y no cierran ni
los ojos, ni las alas, ni el corazón.

A los que siguen confiando luego de haber sufrido desengaños y traiciones,
pero con una perspicacia renovada.

A los que cantan bajo la ducha y bajo la lluvia.

A los que les abren los brazos al sol,
y a los que se zambullen sin titubear en el mar.

A los que sueñan a lo grande
y a los que inspiran a que los otros sueñen sin límite.

A los que rezan en lo secreto y defienden en lo público.

A los que se alegran del éxito ajeno y se compadecen cuando el otro
anda perdido.

A los que no temen mostrar su costado frívolo, díscolo o torcido, sin
creer que son eso en toda su extensión.

A los que les gusta jugar y no temen hacer el ridículo.

A los que se lanzan decididos en pos de sus deseos.

A los que besan y abrazan espontáneamente.

A los que siguen formándose y estudiando porque saben que aprender
es el motor de la vida.

A los que saben decir que no para decirle sí a lo importante.

A los que se juegan por sus ideales a pesar del qué dirán.

A los que son fieles a sí mismos y leales a los demás.


¡Salud!

Victoria Branca

lunes, 7 de julio de 2014

Las mil y una Estaciones


Me perdí la llegada del Invierno. Siempre estoy atenta a la fecha en que cambian las estaciones. Y las celebro. Pero este año, no me di cuenta. O, tal vez, hice otras cuentas y el día exacto en que comenzaba la estación del frío resultó menos relevante para mí que otras cosas. O personas. O vivencias....
El asunto es que recordé que estábamos en Invierno veintipico de días después. Y el olvido o distracción no me importó demasiado. Se ve que estaba distraída en asuntos que me importan más. "No estás distraída, estás concentrada en la vida que te puebla"... diría canturreando mi versión interior del genial Facundo Cabral.
¡Qué lindo sentir por momentos a la vida que nos puebla, que nos habita, que encuentra tierra firme y extensa donde desplegarse! Lindo saberse parte de algo mayor, pero parte importante que "aunque ínfima, si no estuviese se notaría" como aludía la Gran Teresa en su discurso ante la solemnidad de los premios Nóbeles.
Es un delicado arte ubicarse en el lugar que a cada uno le corresponde. No querer pisar tierra ajena salvo que uno sea invitado, ni pisar en puntas de pie el territorio que a cada uno le es propio en todo su derecho. Ser y Estar presente en el propio terruño. Ocupar un espacio con presencia y sin prepotencia. Asumir la ubicación y el límite. Pero expandir las propias alas y sobrevolar la tierra en dirección  a los sueños. Ser hombre pero ser pájaro. Ser mujer pero ser hada. Ser adultos pero siendo niños. Ser responsables e irreverentes. Austeros y exhuberantes. Firmes pero tiernos. Y, sobretodo, estar despiertos. A los dones. Los propios y los ajenos. A las risas. Al corazón herido. Propio y ajeno. A los encuentros del Alma. A los que un día no estarán. A los que están. A la amistad. Al amor.. Eso sí que no quiero perdérmelo.

Victoria Branca

lunes, 16 de junio de 2014

Hoy, este blog cumple 5 Años


Hace tiempo que decidí celebrar la vida. La vida entera. Sin ediciones ni retoques. Sin máscaras ni aditivos. Sin dobleces. Sin división. La vida así, tal cual se aparece bajo mis pies, sobre mi cabeza, en mi corazón, detrás de mis alas... Pero toda junta y al mismo tiempo. En ese ritmo único y sabio que tiene aún cuando, muchas veces, yo no pueda seguirle el tranco.
Me siento infinitamente bendecida. La vida ha sido generosa conmigo. Me brindó, hasta ahora, un territorio repleto de enseñanzas y vivencias. Trajo hasta mi orilla a las personas adecuadas, las que me arrimaron a nuevas costas donde seguir creciendo, a pesar del dolor y los sinsabores. Y trajo almas afines que hicieron vibrar mi corazón y despertaron a mi alma de  su letargo.
La vida se me hizo tormenta y sosiego. Pista de baile y precipicio. Refugio y propulsor. Horizonte y cueva. Quietud y vorágine. Hermana y Maestra. Y amor...
No quiero volver a distraerme. Ni a dormirme. No quiero que el miedo sea mi pésima brújula nunca más. Mis alas crecieron. Ahora son capaces de llevarme más alto. Y más lejos. Y en las noches, cuando hace un poco más de frío, son lo suficientemente anchas para cobijarme así puedo soñar.
Celebro la vida así como es. Caótica y perfecta.

Victoria Branca

Nota: La imagen es de Lauri Blank, una artista sensible que logra captar perfectamente lo que digo con palabras. 


domingo, 8 de junio de 2014

El mejor Abecedario


Ábrete
Bendice
Canta
Da
Enseña
Facilita
Goza
Hospeda
Imagina
Juega
Konfía
Lee
Llora
Maravíllate
No temas
Oxigénate
Pregunta
Quiérete
Ríe
Sueña
Toca
Unifica
Vivencia
Wuela
Xiente
y
Zé tú mismo

Victoria Branca
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