miércoles, 31 de agosto de 2011

El mejor baile



















La danza sexy que hacen Jennifer López y Richard (come take me here) Gere en Shall we dance.
En penumbras,
junto a la ventana,
conteniendo ansias,
deseos,
frustraciones,
y otras variables molestas de la existencia.
Dejando que sólo hablen los cuerpos.
Las manos.
Las miradas...
¿Para vos?

lunes, 29 de agosto de 2011

Esa manía...













...de medirlo todo.

La duración de un duelo,
la intensidad de un beso,
la longitud de una esperanza,
la circunferencia de una pasión...

La distancia entre un corazón y otro,
la cercanía de dos que intiman,
el impacto de un abrazo,
la temperatura de una amistad...

El contorno de un sueño,
el ángulo de observación personal,
los milímetros que me separan de concretar una idea,
los kilómetros que nos mantienen apartados...

Los segundos que faltan para verse,
las horas que pasan sin sentido,
los años sin luz de los que viven odiando,
la dulce condena de los que vivencian la eternidad en un minuto...

El milagro de los que sostienen el infinito
en la palma de la mano...

Victoria Branca




sábado, 27 de agosto de 2011

Esta noche

















El buenomozote de Jeff Bridges, que besara apasionadamente a Rachel Ward en la playa, que intentara en vano reprimir su extrema sensualidad junto a Barbara Streissand, que le bajara el cierre del vestido rojo a Michelle Pfeiffer con solo un piano de testigo, ese, acaba de darse el gusto de sacar su primer disco.
Ya mismo voy a procurarme un LP.
Digo, un CD.
Y esta noche la pasaremos juntos..


miércoles, 24 de agosto de 2011

El cuerpo no miente














No se nos permite sentir. Ese es el tema central, oculto y evitado de nuestra sociedad.
Sentir es más peligroso que pensar por uno mismo. No es conveniente hacerle caso a las sensaciones que vienen de nuestro cuerpo. Mucho menos a la memoria que está impregnada en nuestra piel.
Se nos sugiere lo que debemos hacer. Aquello que conviene pensar. Lo que está bien. Lo que está mal. Lo que nos debería doler y lo que no.
La sociedad es un inmenso tribunal que sopesa los pros y los contras en nuestra vida y se expide por nosotros. Lo que sentimos no es válido. El cuerpo y sus sensaciones no pueden ser escuchados a la hora de vivir.
A las urgencias del cuerpo hay que dominarlas. Retenerlas. Reprimirlas. Ocultarlas...
A lo síntomas que el cuerpo envía como mensajeros hay que medicarlos. Anularlos. Silenciarlos. Extirparlos.
El cuerpo es un asunto molesto para la moral. Tiene apetitos e instintos salvajes. Está demasiado emparentado al bruto mundo animal. Suda y sangra. ¿Cómo podría ser un consejero inteligente?
La mente niega las verdades que emanan de nuestros cuerpos. Disfraza las sensaciones. Nos hace creer que aquello que sentimos es mentira. Instala la idea de que el pensamiento sabe más. Y mejor.
Pero el cuerpo no miente.
La mente, sí.

Victoria Branca


martes, 23 de agosto de 2011

Menos es Más



















No
lo
compliques.
La
sencillez
posee
cierta
sabiduría.
Menos
es
más.

jueves, 18 de agosto de 2011

Un refugio de Paz


















A veces nos sentimos atemorizados por la libertad y buscamos refugio en el armario estrecho de la mente ajetreada.

Hay una inteligencia inherente que está disponible cuando estamos calmados, cuando nuestras mentes no llevan las riendas.

Nuestra ansia por encontrar tesoros, o cualquier otra circunstancia que pensemos que nos aportará paz, no nos deja descansar en la paz que somos.

Puede que nos resulte abrumador lo inmensa y libre que sentimos la vida de repente cuando nuestra mente no está persiguiendo algo.

No necesitas ser un mendigo que espera que le salven; ya estás en el trono de la libertad.

A pesar del recuerdo doloroso, un refugio de paz está siempre disponible.

"Todas las desdichas del hombre provienen de su incapacidad para sentarse en silencio en una habitación y no hacer nada." (Pascal)

"Lo que es más verdadero en mí nunca ha pronunciado una palabra." (Rumi)


Ideas extractadas del libro
Presencia apasionada de C. Ingram





miércoles, 17 de agosto de 2011

Desgajados















Somos cual dos silencios, separados, partidos,
que, si estuvieran juntos, tendrían alegre voz;
somos cual dos miradas, que, juntas, se amarían,
ahora inciertas estrellas tras obscura enramada;

dos manos separadas, que juntas se apaciguan;
dos pechos en los que arde oculta mutua llama
que, si pudieran unirse, uno solo serían;
dos almas como costas de mares burladas por las olas.

Es así como somos; ¡ah, si pudiera prometer la esperanza
no más que una otra hora en que sobre las aguas
de nuestro amor en sombras brillara aún la luz!

Hora que llega lenta, se desvanece rauda,
florece y se desmaya, y al final sólo deja
un atenuado sueño como una flor marchita.

Dante Gabriel Rosetti

lunes, 15 de agosto de 2011

Maite y María



















Mi amiga María es madre de cuatro hijos. Por momentos hace de remisera ad honorem y por otros de estricta ama de casa. A María le encanta cocinar y cada vez que puede organiza almuerzos y cenas donde despliega todo su talento culinario. Cocina como los dioses y, en secreto, sueña con tener su propio restaurante. Yo la imagino probando recetas en la trastienda de una trattoria o en una mezcla de taberna griega y barcito gourmet. Y la veo sonriendo con su delantal de chef contándole a los comensales qué ingrediente secreto le puso a la salsa y donde se consiguen esos arándonos jugosos.
Mi amiga Maite es brasilera. Y lleva el ritmo de la samba y la sal de la diosa Yemanyá adherida a su piel. Canta y baila, pero lo de ella es pintar. En cada cuadro que crea deja el alma. Y sus heridas. Y sus anhelos. Y el resultado es una obra llena de vida, intensa y en constante transformación.
De Maite me gusta que es auténtica y que no le importa el qué dirán. Y que es valiente. Y apasionada.
Yo escribo. Toco la guitarra. Y canto. Pero a la música la tengo algo abandonada. O tal vez sea yo la que se abandone, a veces, y eche a dormir los talentos en los camastros del deber. Pero eso no es culpa de nadie. Es la vida misma, que por momentos se torna monotemática y entonces se diluyen el entusiasmo y las ganas. O tal vez sea el clima, con sus cenizas persistentes y el tono grisáceo con que intenta plasmar la foto del día.
Pero las canciones se dan cita en mi corazón y me tararean por dentro. Entonces, veo como mis dedos tamborilean sobre el escritorio y mi boca comienza a canturrear esos versos que tanto me gustan. Y la guitarra se sienta en mi falda y me pide que la toque. Sin prolegómenos. Sin precalentamiento. Que toque sus cuerdas y la rodee con mis brazos. Sólo eso.

Victoria Branca

viernes, 12 de agosto de 2011

Ya no quiero
















Dar explicaciones ni pedir permiso.
Buscar consenso.
Tener expectativas.
Esperar respuestas.
Caminar por la misma vereda.
Depender de los pronósticos.
Creerle a los malos augurios.
Aferrarme a las riendas.
Usar protectores.
Desconfiar del pulso de la vida.

Pero sí deseo...
encontrar sentido y darme permisos,
celebrar a mis amigos,
soñar sin límites,
hacerme buenas preguntas,
andar por senderos nuevos,
pronosticarme sana y completamente viva,
augurarme buenas nuevas,
soltarme y animarme,
sentirme protegida y cobijada,
creer que algo bueno está por venir.

Victoria Branca

miércoles, 10 de agosto de 2011

El cuadrito













Este era el cuadrito que estaba en la pared de mi cuarto cuando yo era chica. El mismo que custodiaba respetuosamente mis sueños e ideas alocadas. El que me observaba sin juicios. El que velaba por mi descanso y no se irritaba con mis ocurrencias. El que me devolvía siempre la misma imagen, sin adulteraciones. El que acompañaba mi llanto y festejaba mis carcajadas. El que se mantenía en pie cuando yo vacilaba. El que me esperaba con sus vivos colores cuando yo creía desdibujarme. El que no emitía crítica ni me instaba a vanagloriarme. El que permanecía quieto y sereno, aún en medio de las tormentas.
Cuando me sentía abrumada por el sólo hecho de tener que crecer y hacerme responsable, solía mirar esa ventana abierta y su cortina flameando y pensaba que nada podía ser tan grave, si, total, afuera había un sol bueno y dispuesto a guiarme y ráfagas de viento que traían buenas nuevas.
Yo era la hermana mayor en mi familia y, sin embargo, me sentía la menor en la imagen. La que siempre podía contar con esa protección invisible que nos está destinada por el audaz hecho de existir.
Y esa silla, roja, rojísima, era una invitación desenfadada a sentarme y plasmar en palabras mi universo interior. Y a garabatear mis anhelos. Y a deletrear bien clarito mis deseos. Y a escribir sin miedo el nombre amado...
El barril verde de la esquina... uy, lo que está oculto. Lo que no debe ser abierto antes de tiempo. Secretos. Encantamientos. Lo prohibido.
El gatito blanco era un buen augurio. La promesa de que todo iría bien. Y que yo saldría airosa de las tempestades de mi vida.
Hoy mi querido cuadrito custodia a otra dueña. Tan necesitada como yo, en ese entonces, de encontrar un refugio donde sentirse a salvo.

Victoria Branca

sábado, 6 de agosto de 2011

Magia















Paris es mágica. Y romántica.
Perderse en medio de sus callecitas empedradas y curvas es recomendable. Caminarla sin premeditación es casi imprescindible.
Muchas películas se filman en Paris. Todos quieren impregnarse de esa magia y plasmarla de algun modo en las pupilas de sus cámaras. Pero hay mil y una caras de la bella Paris. Y quien tiene el privilegio de recorrerla más de una vez nunca repite la experiencia.
Medianoche en Paris es la última película de Woody Allen. Y a mí me cautivó con esa magia que suele encontrarse en los cuentos de hadas. Sólo que éste es un cuento de hadas para adultos. Pero adultos que no temen entrar en contacto con el niño que aún llevan dentro. Con la niña que sigue de alguna manera cohabitando despreocupadamente en un cuerpo de mujer.
Invítense a disfrutar esta exquisita propuesta. Déjense llevar hacia el reino donde todo es posible. Donde no hay límites ni fronteras. Mucho menos para acceder al territorio infinito de la imaginación. Y al mundo olvidado de esa, la que es capaz de sacudir el tedio y la desesperanza. La magia.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Mirada retrospectiva


















"Con el paso de los años, resulta difícil escapar a la mirada retrospectiva con la que intentamos comprender lo que a menudo nos parece incomprensible, cuando tratamos de responder a preguntas tales como: ¿adónde estoy?, ¿cómo llegué hasta aquí?, ¿cuáles son mis "asignaturas pendientes"?, ¿en qué punto me desvié de mis anhelos?, ¿fue distracción o fue elección?
Este importante momento suele coincidir con la edad media de la vida y también con la firme decisión de cumplir los deseos postergados o extraviados.
Son preguntas que ponen a prueba el coraje para mirar sin cerrar los ojos, pero que, de lograrlo, nos ofrecen la maravillosa alternativa de despertar lo adormecido y reencontrar nuestro sendero.
...Uno de los costos de la autopostergación es el resentimiento;
el de la sobrecarga, el deterioro;
el de la servidumbre, la indignidad;
el de la abnegación, la eterna postergación;
el de la dependencia, el infantilismo;
el de la sobreadaptación, la falta de autenticidad;
el de la condescendencia, la obsecuencia."

Clara Coria,
Las negociaciones nuestras de cada día

lunes, 1 de agosto de 2011

Secreto bien guardado













¿En qué consiste el éxito de una terapia psicológica?
¿En el tipo de enfoque utilizado? ¿En el uso de técnicas y dinámicas pertinentes? ¿En la eficacia de ciertas intervenciones verbales? ¿En el modo en que el terapeuta conduce la sesión?
¿Se debe a la trayectoria y reconocimiento de quien dirige e interpela? ¿A la idoneidad del profesional? ¿A la simpatía que provoca quien consulta?
El alma (psique en griego) se despliega de múltiples maneras. Y se esconde, también, de variados modos.
Acceder a una terapia es aceptar que el alma, tarde o temprano, será invitada a salir a escena. Que los múltiples disfraces que utilizamos para enmascararla y ocultarla deberán colgarse en el perchero durante un rato.
Elegir un terapeuta para que oficie de guía mientras dura la sesión, es decirle en voz muy baja: "No me es fácil despojarme de este abrigo, aprendí a caminar toda la vida con él, pero por alguna razón me pesa y quiero saber cómo se siente andar por la vida más liviano."
Desvestirse es un acto íntimo. Desnudarse implica mayor intimidad.
En inglés, intimidad se dice "Intimacy" (Into me see)
Existe intimidad cuando uno es capaz de ver a través de esas capas que abrigan (y muchas veces sofocan) al alma. Que la mantienen prisionera. Que no le permiten desplegarse en toda su dimensión y belleza.
La intimidad no es algo que se produzca de manera voluntaria. No es algo que yo elija hacer. Es, más bien, lo que yo dejo de entorpecer para que suceda. Aquello a lo que decido no ponerle más obstáculos ni estrategias en mí vínculo con el otro.
Animarse a ser íntimo es un acto de gran coraje. De entrega. De suma confianza.
En una buena terapia existe intimidad.
Y cuando el vínculo logra derribar los muros de la desconfianza y el temor la relación que se logra es sagrada. Y poderosa.
Se establece entonces una conexión profunda y sanadora. Sumamente sanadora. No para uno solo sino para los dos.

Victoria Branca
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Un arma poderosa

Un arma poderosa