lunes, 28 de febrero de 2011

Mi Sombra















No nos decimos ni una palabra pero sé que mi sombra se alegra tanto como yo cuando, por casualidad, nos encontramos en el parque. En esas tardes la veo siempre delante de mí, vestida de negro. Si camino, camina; si me detengo se detiene. Yo también la imito. Si me parece que ha entrelazado las manos por la espalda, hago lo mismo.
Supongo que a veces ladea la cabeza, me mira por encima del hombro y se sonríe con ternura al verme tan excesivo en dimensiones, tan coloreado y pictórico.
Mientras paseamos por el parque la voy mimando, cuidando. Cuando calculo que ha de estar cansada doy unos pasos muy medidos -más allá, más acá, según- hasta que consigo llevarla adonde le conviene. Entonces me contorsiono en medio de la luz y busco una postura incómoda para que mi sombra, cómodamente, pueda sentarse en un banco.

Enrique Anderson Imbert,
Cuentos en miniatura

viernes, 25 de febrero de 2011

Una gozosa unidad
















El mundo ha combatido históricamente la insurrección. Con la creación de los manuales de convivencia y comportamiento, la sociedad cobró vida y el orden se estableció como un estandarte de civilidad.
La civilización occidental venera la vida ordenada. Y su contraparte, el caos, es signo de bruta barbarie.
El mundo, desde que los custodios del paraíso nos echaran dando un portazo, es una lucha constante entre esto y aquello, ese y aquél, lo que pienso y lo que siento, deber y placer. Y la vida transcurre en los carriles construídos por sociedades que intentan dirigir al convoy hacia las metas fijadas. O hacia los corrales adecuados. O hacia las preciosas jaulas doradas del consenso.
Pero la vida no es orden absoluto (tampoco caos infinito), ni disección arbitraria, ni páginas ordenadas de algún libro universal.
La vida es movimiento. Se asemeja más a una danza libre que a una marcha organizada. Y parece andar más por laderas y orillas que por rutas asfaltadas y estrechas.
Toda vez que pretendamos que nuestra vida transcurra en linea recta es seguro que en alguna curva nos salgamos de pista. Y si nos empecinamos en combatir los sentimientos espontáneos para adecuarlos a lo que debe ser, es probable que estemos gestando un pequeño monstruo interior, como el pobre Jeckyll, que termine amotinándose en nuestra contra.
"Un impulso que se contiene se carga de energía y se convierte en inhumano", avisa Marie Louise Von Franz, la discípula de Jung.
Y esa energía estancada y deformada termina enfermándonos, sumiéndonos en una tristeza rancia. Y sombría. Y nos aleja irremediablemente de un componente esencial de la vida: el gozo.
La vida también es eso: "Una exultación del espíritu". Es alegría y deleite. Y un pequeño paraíso vivo y danzante con sus puertas abiertas de par en par.
Y la danza ocurre en medio del caos y el orden. Del día y la noche. Del deber y el deseo. De éste y aquél. De ésto y aquello.
Y mientras uno danza no hay nada de qué preocuparse.
Los montruos y las sombras obran como esos custodios rígidos que mantienen las puertas cerradas, dejando toda la fiesta oculta para nuestros ojos. Pero sólo son creaciones de nuestra desmemoria. Y de nuestro temor.
Hace falta salir del autoencierro. Quitarse los pesados zapatos del acostumbramiento y dejarse llevar por la música. Y permitir que, a través de nosotros, el cielo y la tierra vuelvan a ser lo que siempre fueron: una gozosa unidad.


Victoria Branca

miércoles, 23 de febrero de 2011

The truest Sentence



















"...sometimes when I was starting a new story and I could not get going, I would sit in front of the fire and squeeze the peel of the little oranges into the edge of the flame and watch the sputter of blue that they made. I would stand and look out over the roofs of Paris and think, "Do not worry. You have always written before and you will write now. All you have to do is write one true sentence. Write the truest sentence that you know."
So finally I would write one true sentence, and then go on from there."

Ernest Hemingway,
A Moveable Feast


Mintras espero que la inspiración llegue, o que una frase verdadera tome forma en el teclado, apelo al mejor de los asistentes cuando no sé qué escribir: un libro.
Llueve intensamente detrás de mi ventana. El cielo está gris y furibundo. Pero no me asusta, hace tiempo que las tormentas dejaron de ser una amenaza. Sólo son tormentas. Y pasan.
Me quedo detenida auscultando algún rumor de mi memoria. Se me aparecen imágenes. Recuerdos viejos. Miro una gota que se desliza en mi ventana. Cae lenta, como desmayada. Los recuerdos empiezan a crepitar fuera del tiempo, como las cáscaras de naranjas de Hemingway.
No estoy frente a una chimenea, pero sí frente a una verdad. Y quema.

Victoria Branca

lunes, 21 de febrero de 2011

Fuego Interior














"En la vida de todos, llega un momento
en que nuestro fuego interior se apaga.
Posteriormente, un encuentro con otro ser humano
hace que arda de nuevo en llamas."

Albert Schweitzer

sábado, 19 de febrero de 2011

The delicious Miss Dahl



















El año pasado me hice traer su libro "Voluptuous Delights" por Amazon.
Y este año, hace apenas dos semanas, me enteré de que su programa de cocina (es mucho más que eso, ahora les cuento) se estrenaba en la televisión de mi país.
Sophie Dahl, la protagonista de este post, es la nieta del genial Roald Dahl.
Roald Dahl, para los que no lo conocen, es el autor de esos cuentos maravillosos escritos para niños, pero disfrutados por muchos adultos, como Matilda, Brujas, Charlie y la fábrica de chocolate, Jim y el durazno gigante, etc.
No soy fan de los programas de cocina pero éste, el de Sophie, tiene una mágica y rara mezcla de cocina, música, literatura y filosofía.
Cada programa gira en torno a una emoción. Y todos los platos y recomendaciones que se presentan ese día están inspirados en ella.
Mientras Sophie cocina, va contando anécdotas de su infancia, libros que está leyendo, ideas que fue acuñando, y entre plato y plato se pasea por almacenes de barrio, anticuarios y pequeños locales que bien podrían haber salido de la pluma fantasiosa de su abuelo.
Cada emisión tiene de fondo, además de la voz sensual y pausada de Sophie, una música serena y cautivante, acorde a los platos del día.
¿Qué más les puedo decir? Vale la pena que se tomen la placentera tarea de sentarse en el sillón, y se dejen cautivar por "la deliciosa Miss Dahl" mientras ella les recuerda que la vida, entre tantas otras cosas, es también disfrute y placer.

El programa se emite en Argentina,
los jueves a las 23,
por el canal Foxlife.
También pueden verlos por Youtube

viernes, 18 de febrero de 2011

Más allá de la Vida


















Fui a ver "Más allá de la vida" (Hereafter), la última película de Clint Eastwood. La trama tiene como eje central a la muerte, pero no como guadaña impiadosa que cae con todo su peso para arrebatar a sus vícitimas ni tampoco como hecho trágico y sin remedio. No. El genial Clint se juega a hablar de aquello que ocurre después. De lo que pueda suceder más allá.
La muerte sucede a cada rato. De mil y una maneras diferentes. Que el hombre es finito y limitado nos lo recuerda la existencia a cada momento. Morir es parte de la vida. Y es un hecho que nos acontecerá tarde o temprano. Lo interesante del planteo de Eastwood es dar un paso más allá. Quitar la mirada del acontecimiento en sí para abrirse a posibilidades que exceden la razón y los planteos lógicos.
¿Por qué este mundo imperfecto y palpable habría de ser lo único que existe? ¿Es posible que exista un mundo paralelo, invisible y eterno al que accedemos una vez muertos? ¿Es la muerte un final abrupto o el umbral que nos deposita en otra forma de vida? ¿Hay vida después de la vida como postularon tantos autores a costa de su propia reputación?
Estas y otras preguntas flotan debajo y por encima de las historias que se van entrelazando en la película.
La muerte no pasa desapercibida. Y para quien la experimenta de alguna manera (los tres personajes principales han sido tocados por ella de distinta forma) la vida no vuelve a ser lo mismo. Las prioridades cambian. El eje sobre el que se sostienen gira y los coloca de espaldas a un montón de cosas que antes les resultaban imprescindibles y ahora son meras trivialidades.
Cuando un hecho fuerte tuerce de alguna forma nuestra existencia, no volvemos a ser los mismos. Unos se rearman como pueden. Otros, quedan suspendidos entre el más allá y el más acá un buen tiempo.
Pero la vida transcurre, para los que estamos vivos, más acá de la muerte. En este tiempo presente (que sigue siendo un regalo)
De eso también da cuenta la particular mirada de Clint Eastwood. De que develar el más allá tiene algo de fascinación y puede ser sumamente atractivo. Pero mientras haya vida, la vida ha de vivirse ahora. En el más acá.

Victoria Branca

miércoles, 16 de febrero de 2011

El arte del Silencio



















La sociedad moderna no habla: parlotea.

Se habla cada vez más y se dice cada vez menos.

Una charla fructífera se nutre, como la escritura, de silencios y voces.

Una persona no deja de comunicar por el hecho de callar. Al contrario: su silencio actúa como respiración o signo abstracto de puntuación, un repliegue momentáneo que habilita el fluir de los sentidos.

Tenemos que considerar la palabra antes de que sea pronunciada -advierte Merleau Ponty-. Tener en cuenta ese fondo de silencio que siempre la rodea y sin la cual no diría nada.

Aún en el parloteo descansa el subtexto de una vibración secreta.

El sonido más fuerte no es el más intenso.

El silencio es subversivo. No adhiere al orden impuesto y deja espacio a lo que pueda suceder.

El silencio (sentencia René Char) es el estuche de la verdad.


Extractado del libro de Luis Gruss,
El silencio
Lo invisible en la vida y el arte

lunes, 14 de febrero de 2011

Unidas por el mágico azar











Cuando las alumnas del Sarah Lawrence College le preguntaron a su profesor cómo podrían darse cuenta de cuál era su vocación, Joseph Campbell les contestó: "It´s simple, just follow your bliss"
"Bliss" es una de esas palabras que no puede encerrarse en una sola cuando es traducida. Es gozo y es dicha, como lo define el diccionario, pero no es cualquier gozo ni cualquier dicha. Es más que eso.
Dice Campbell: "If you follow your bliss you put yourself on a kind of track that has been there all the while, waiting for you, and the life that you ought to be living is the one you are living."
"Si sigues la dirección de tu dicha más profunda (una de las definiciones que a mí más me gustan) te ubicas en un camino que ha estado siempre ahí, esperándote, y comienzas a vivir la vida que debes vivir."
"Follow your bliss and don´t be afraid and doors will open where you didn't know there were going to be", agrega convencido Mr. Campbell.
"Sigue la dirección de tu dicha más profunda sin miedo y se te abrirán puertas allí donde creías que no existían"

El miércoles pasado tuve la dicha de compartir un almuerzo junto a varias mujeres que hace rato siguen (quizás sin saberlo) la filosofía de Campbell. Convocadas (con vocación) por una mujer de espíritu generoso y alegre, nos reunimos en torno a una enorme mesa en el jardín para darles un rostro y un cuerpo (pero sobretodo un corazón) a los blogs que ya visitábamos en el impersonal reino del cyber espacio.
Allí estaban María Cecilia, Marcela, Carola, Georgina, Constanza, Eskita, Gloria, Carolina, Marcela y quien les cuenta, unidas por el mágico azar, para compartir parte de nuestras vidas.
Además de lo bien que la pasamos nos repartimos regalos y abrazos.
Gracias Ale por abrir las puertas de tu casa y lindísimo Bed & Breakfast para que todas coincidiéramos en un tramo de nuestros caminos. La dicha es más intensa cuando se comparte.

sábado, 12 de febrero de 2011

La prueba del delito


















Uno de los desafíos en los que me embarqué durante el año pasado (digo desafío por llamarlo de manera más interesante ya que se trató ni más ni menos que de una odisea con un final cantado, y no por alguna sirena) fue el plan nutricional de descenso de peso e inicio de alimentación saludable bajo la supervisión estricta y remunerada de una especialista en la cuestión (que no era yo, obviamente).
El asunto es que el plan funcionó bien los primeros meses, como todo amor recién estrenado, pero al promediar el año se convirtió en una lucha diaria entre el estricto deber y el desmesurado placer.
La constancia no es una de mis virtudes, me cuesta terminar muchas de las cosas que empiezo, a no ser, claro, que el objeto que deba llevar a feliz término sea una obscena, deliciosa y prohibidísima torta de chocolate. Ahí te cumplo la tarea de cabo a rabo sin la más mínima distracción y sin que al entusiasmo decaiga.
Y eso fue lo que hice varias veces a lo largo (y cada vez más ancho) sendero de esa reverenda dieta en la que incursioné.
La especialista sospechaba que yo no andaba haciendo la tarea del todo bien, entonces terminaba concediéndome alguna pequeñita excepción a la regla pero, ¿acaso puede compararse una barrita de cereal con chocolate al bocato di Cardenale Papístico que significa llevarse a la boca un tenedor repleto de esponjosa torta recién hecha de chocolate y dulce de leche?
El asunto es que violé la libertad condicional varias veces, es decir, hice libre uso de mi propio albedrío a costa de mi futura silueta y a sabiendas de que incurrir a conciencia y en reiteradas ocasiones en la misma falta es claramente intencional y premeditado. Por lo tanto, y dado que no puedo ser juzgada por insania mental, me someto al tribunal alimenticio para que se expida sobre esta causa y remito, a modo de prueba, la foto del objeto de mi grave falta a la salud y el buen comportamiento.
Ante mí, doy fe (pero la porción real, que te quede claro, queda en mi poder)

jueves, 10 de febrero de 2011

Anam Cara



















Acaba de reeditarse el discreto y luminoso tesoro que John O' Donohue desenterró para el mundo. Se trata de Anam Cara, el libro de la sabiduría Celta.
Desde hace varios años es uno de mis libros de compañía, esos que van conmigo a todas partes.
Anam Cara es, como devela su etimología celta, ese amigo del alma que está siempre dispuesto y disponible y cuyo corazón encierra esa sabiduría perenne y sencilla que no alardea.
Su sapiencia está al alcance de todos, por eso no utiliza fórmulas rebuscadas ni un lenguaje complejo para compartir lo que sabe.
Además de la riqueza infinita del decir de sus páginas hay, salpicadas como al descuido, varias bendiciones.
John O' Donohue era un poeta. Y un caminante lleno de luz. Un místico espiritual y sensual que supo dejar que su alma tomara la delantera y lo llevara a vivir su vida como una fascinante y sagrada aventura.
A eso nos invita Anam Cara, a aventurarse sin miedo en el territorio caótico y rebosante de vida de la propia existencia confiando en que "tu alma conoce la geografía de tu destino y sólo ella tiene el mapa de tu futuro."


Victoria Branca

martes, 8 de febrero de 2011

Un tiempo para cada cosa














Todo tiene su momento bajo el cielo
y hay un tiempo para cada cosa:
Un tiempo para nacer
y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar
y un tiempo para arrancar lo plantado,
un tiempo para demoler
y un tiempo para edificar,
un tiempo para reír y un tiempo para llorar,
un tiempo para lamentarse
y un tiempo para bailar,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse,
un tiempo para perder
y un tiempo para buscar,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar lo guardado,
un tiempo para coser
y un tiempo para rasgar,
un tiempo para hablar y un tiempo para callar,
un tiempo para odiar
y un tiempo para amar,
un tiempo para la guerra
y un tiempo para la paz.

Eclesiastés 3, 1-8

domingo, 6 de febrero de 2011

Ese efímero equilibrio



















Entre una idea sostenida y un nuevo pensamiento

Entre las viejas creencias y los nuevos horizontes

Entre aquello que me contaron y esto que descubro

Entre la planificada organización y el alocado deseo

Entre las expectativas ajenas y el albedrío personal

Entre lo escrito en el pasado y lo que esboza el porvenir

Entre la lógica matemática y el garabato pasional

Entre lo que dictan los manuales y lo que deslizan los sueños

Entre un antiguo recuerdo y una vivencia real

Entre el murmullo de la gente y el susurro de mi soledad

Entre la imágen proyectada y el reflejo verdadero

Entre la multitud de palabras y el austero silencio

Entre ellos y yo

Entre tu y eso


Victoria Branca

viernes, 4 de febrero de 2011

Palabras de Autor



















Ser escritor no consiste sólo en escribir libros, sino en mucho más: es una actitud ante la vida, una exigencia y un compromiso.

Escribir es hacer retroceder a la muerte, es dilatar el espacio de la vida.

Escribir es una transfusión de sangre hacia afuera.

Mi trabajo como escritor consiste en despertar a esos hombres vivos que, por el hecho de estar muertos, están vivos.

Una obra que se pretende realizar es siempre un destino que empieza.

Al principio, respondía que escribía para que la gente me quisiera. Luego, esta respuesta me pareció insuficiente y decidí que escribía porque no me gustaba la idea de tener que morir.
Ahora, digo, y quizás eso sí sea cierto, que, en el fondo, escribo para comprender.

Somos las palabras que usamos. Nuestra vida es eso.

Cada libro escribe siempre al mismo autor.

Somos todos escritores, sólo que algunos escriben y otros no.


José Saramago
"En sus palabras"

miércoles, 2 de febrero de 2011

Namasté



















Albert Einstein aprendió la palabra namasté y su significado al ver a Mahatma Gandhi en un documental saludando a la gente en las calles de la india con la cabeza gacha y las manos juntas.
Escribió a Gandhi para preguntarle qué decía.
Gandhi respondió: "Namasté. Significa 'honro el lugar que hay en tí donde reside el universo. Honro el lugar que hay en tí de luz, amor, verdad, paz y sabiduría'".

Namasté alberga en su interior un mensaje de paz y armonía y saluda la conectividad y divinidad de todos los seres

Namasté transmite una señal clara de que no estoy armado y no voy a atacarte

Es mucho más que un símbolo de paz. Reconoce que nadie, ni un solo miembro de la familia humana, está exento de recibir unos dones que le pertenecen única y exclusivamente a él.

Reconocer (conocer de nuevo) nuestros dones naturales es como volver a casa. Así, pues, uno regresa a su ser auténtico y genuino (genuinus, lo que es innato en uno)

Cuando uno reconoce y utiliza sus dones naturales (aquellos con los que nació) está mostrando su genialidad (el genio que todos llevamos dentro) y ese genio está allí para conceder y hacer realidad cada sueño personal.

Extractado del libro "El poder de las palabras",
de Kevin Hall
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