martes, 28 de junio de 2011

Desafío


















Adiviná qué hay en esta caja.
Tenés 24 horas para descubrirlo...
Preparados, listos, ¡Ya!

lunes, 27 de junio de 2011

Sábato y los Libros


















"Me piden que mencione los diez libros fundamentales que yo eligiría. Nunca fui partidario de listas de ese género. Sería imposible mencionar unos cuantos como mejores o fundamentales o necesarios.
Cada cual debe leer lo que necesita, lo que espiritual y hasta pasionalmente desea. Nada que se haga sin pasión sirve para nada.
Si uno se quiere divertir, puede recurrir a los best sellers que fabrican los norteamericanos, que son best sellers antes de salir a la venta: se hacen con estudio de mercado, computadoras y hasta equipos. No sé, hay tantos. Pero como dije, cada uno puede encontrar lo que necesite, lo que le dé respuestas a sus angustias, a sus esperanzas."

Ernesto Sábato,
extractado del suplemento especial de Clarin
Sábado 25 de Junio de 2011

viernes, 24 de junio de 2011

Pecados Capitales: 1
















Promovido por la pereza y la indulgencia,
asociado a la lujuria y el placer,
el chocolate caliente fomenta las pasiones desenfrenadas y el acaloramiento excesivo.
Si no queréis ser asados en los fuegos interminables del infierno, alejáos de esta pócima del demonio...
¡Vade retro cacao satanicus!

jueves, 23 de junio de 2011

El largo Invierno


















Perséfone acaba de ser secuestrada por Hades, el dios del inframundo.
Su madre corre de un extremo al otro de la tierra gritando su nombre. Está desesperada.
Durante nueve días y nueve noches llora desconsoladamente su ausencia. No hay rastros de su hija.
Perséfone, la doncella inocente que juntaba flores en los campos que cultivaba Demeter, su madre, habita ahora en las sombras. En el reino del desasosiego. Lejos de su mundo conocido y luminoso. A tientas se mueve en ese lugar oscuro que no reconoce.
Extraña los rayos del sol. La voz familiar de sus seres queridos. El canto de las aves, el aroma de las flores...
El inframundo es un lugar frío. Tenebroso. Se escuchan murmullos de queja y lamento. O el silencio más sepulcral.
El que recién llega a esta tierra baldía no se siente bienvenido. Pero lo es.
La oscuridad, en su punto más negro, preanuncia la llegada de la luz.

martes, 21 de junio de 2011

Templo de Compras


















El mundo moderno no sólo ha sabido seducirnos con sus infinitas posibilidades tecnológicas y sus inventos prácticos, también ha impuesto su principal modo de adquirir objetos de deseo: el shopping.
Pero ir de compras, o de shopping, ya no sólo es aplicable a cosas materiales, ahora también se hace shopping espiritual. Así, no es raro que uno se acerque a la góndola de las terapias para elegir entre el clásico análisis de diván o el auge de las terapias llamadas "breves". Entre éstas últimas puede llevarse un paquete de sesiones grupales ( con o sin percusión, de rituales primitivos, bajo las estrellas o las constelaciones, intensivo de fin de semana o semanal, de ritmos africanos o de danzas tántricas, neurocelulares o biofísicoecológicas, multisensorial o psicodinámicas, con o sin cristales, hipnóticas o mántricas, diurnas o nocturna...) o decidirse por un pack de sesiones individuales, con o sin regresión a una vida pasada, de sentado o de parado, con o sin luz azul, en trance o en tránsito.
Luego uno puede acercarse a la góndola de objetos de culto y elegir entre la infinidad de sahumerios de la india, las piedras de colores, las velas aromáticas con esencias de frutas y verduras, las moneditas con o sin agujeros, los colgantes para ahuyentar malos espíritus, ideas de poca monta, espíritus molestos o chantajes emocionales a distancia.
También puede adquirir mantas voladoras a otras dimensiones, mats que alteran la percepción extra sensorial, cintas revitalizadoras, almohadillas que aumentan el coeficiente intelectual, mascarillas que promueven la iluminación y zapatillas especiales que favorecen el ascenso a otros planos.
En el sector bebidas hay para tirar al techo, pero no, no hay techo, ¡el cielo es el límite!
Allí uno puede optar entre las aguas libres de toxinas y mala vibra, bebidas energizantes que optimizan el bioritmo, tés que auspician la meditación y las visiones del más allá, o adquirir envases para llenar con aguas benditas de distintas regiones del mundo.
En el sector libros uno puede pasarse la mitad de la vida mientras se instala la duda entre seguir las enseñanzas del gurú indio, el pai francés o los emergentes locales.
Cuando uno llega a la caja, podrá hacer una selección final antes de llevarse los paquetes a casa. Allí será mucho más difícil aplicar el criterio de selección, además de que la inversión habrá salido un poco menos cara. Si no se logra esa depuración final se corre el riesgo de sufrir una intoxicación espiritual severa. Y lo que menos debería provocar el shopping espiritual es sintomatología física y típicamente terrenal.
Es verdad, todo esto podría evitarse haciendo la compra on line, pero sin el debido esfuerzo y sacrificio de peregrinar hasta el templo de compras no sería lo suficientemente espiritual.

Victoria Branca

jueves, 16 de junio de 2011

Este blog cumple 2 años

















Con los Pies Desnudos empieza a transitar su tercer año.
Un año, según la numerología, de mucha creatividad.
Agradezco a todos los que caminan conmigo a través de las palabras, de los deseos, de los sueños, de la música, de los silencios, de las risas, de las lágrimas...
Brindo por ustedes y por mí,
¡Salud!

martes, 14 de junio de 2011

Con o sin zapatos


















Es curiosa la información que arrojan las estadísticas del blog. Allí puede saberse cuánta gente por día mira sus páginas, de qué país provienen, cuáles son los posts más leídos, etc.
Pero de todos los datos que aporta hay uno que me resulta curioso por demás. Es el que muestra cuáles son las palabras por las que la gente termina cayendo, muchas veces de manera involuntaria, en mi blog.
Están los seguidores a conciencia y los que visitan Con los pies Desnudos por gusto, pero están esos otros que aterrizan creyendo que van a encontrarse con algo que termina no siendo lo que esperaban. Me refiero a los que son atraídos por la palabra "desnudos", y hasta "pies desnudos". Tal vez crean que con sólo cliquear esas palabritas mágicas aparecerán mujeres ligeras de ropas, fotos provocadoras, invitaciones a encuentros non sanctos...quién sabe.
El asunto es que sin escalas arriban a este blog poco carnal. ¿Qué harán?, me pregunto. E imagino sus caras de desilusión y la rápida composición de nuevas combinaciones de palabras que los lleven al destino deseado.
También soy testigo de algunos paracaidistas que aterrizan oportunamente en estas tierras cuando me escriben a mi mail contándome acerca del hecho afortunado y sincrónico. Esos me encantan. Los que llegan sin saberlo y se quedan encantados de haber confiado en el azar.
A los otros, a los que esperan emociones violentas, les regalo por ahora esta imagen sensual que acompaña el post. Para el resto utilicen la imaginación, que es la loca y salvaje de todas las casas (Teresa dixit)
Y sepan que tanto unos como otros son bienvenidos en este sitio. Con o sin zapatos.

Victoria

lunes, 13 de junio de 2011

En el día del Escritor


















Celebro a quienes se sirven de la escritura como un medio de expresión.
A quienes se dejan conducir por la palabra.
A quienes utilizan la escritura como una vía de sanación.
A aquellos que creen que no todo está escrito.
Que lo que fue escrito de una manera puede reescribirse de otra.
Que las palabras poseen magia y belleza.
Y que cuando las palabras se afean y envilecen se las puede transformar.
Celebro que la escritura no sea para unos pocos.
Que escribir, además de ser un modo de autodescubrimiento, sea la puerta de acceso para descubrir a otros.
Festejo que la escritura no pase de moda.
Que no dependa de las estaciones ni del índice Merval.
Que esté al alcance de la mano y a la vera del corazón.
Que promueva el silencio y la escucha.
Que provoque reverencia y pavura.
Que estimule la curiosidad y la capacidad de asombro.
Celebro la existencia bendita y fecunda de la palabra.

Victoria Branca

viernes, 10 de junio de 2011

A todos los que se asoman


















Hay quienes piensan que el blog ya está pasado de moda. Ahora, dicen , hay que twittear.
Otros creen que los contenidos del blog deben ser impersonales, ficticios y desligados de la vida privada. Que es mejor usar seudónimo y escudarse detrás de una identidad falsa.
Algunos dicen que escribiendo desde la verdadera identidad y expresándose libremente uno se expone demasiado. Que conviene resguardarse un poco, retacear algo de información.
Están los que leen con avidez pero no comentan.
Los que leen de vez en cuando.
Los que leen casi a diario.
Los que comentan a menudo.
Los que se hacen los indiferentes pero están pendientes.
Los anónimos.
Los que se muestran.
Los que se animan a interpelar y contradecir.
Los que adhieren con pasión.
Los que se quedan rumiando en voz baja.
Los que admiran y celebran.
Los que acompañan discretamente.
Los que enseñan.
Los que que se conmueven y se emocionan.
Los que aportan novedades y sugerencias...

Todos los que caminan por este blog, de una u otra forma dejan su huella.
Todos los que se asoman a leerme, aún el más silencioso, forman parte de este entramado invisible pero poderoso que une los corazones. Que atraviesa límites y fronteras. Que hermana de un modo misterioso las almas.
Celebro que este blog exista. Bendigo a quienes lo recorren. Y deseo que las palabras y la música sigan siendo la excusa para encontrarse.

Victoria Branca

jueves, 9 de junio de 2011

La otra Orilla


















"Lo otro nos repele: abismo, serpiente, delicia, monstruo bello y atroz. Y a esta repulsión sucede el movimiento contrario: no podemos quitar los ojos de la presencia, nos inclinamos hacia el fondo del precipicio. Repulsión y fascinación. Y luego, el vértigo: caer, perderse, ser uno con lo Otro. Vaciarse. Ser nada: ser todo: ser. Fuerza de la gravedad de la muerte, olvido de sí, abdicación y, simultáneamente, instantáneo darse cuenta de que esa presencia extraña es también nosotros. Esto que me repele me atrae. Ese Otro también es yo. La fascinación sería inexplicable si el horror ante la "otredad" no estuviese, desde su raíz, teñido por la sospecha de nuestra final identidad con aquello que de tal manera nos parece extraño y ajeno.
La inmovilidad es también caída; la caída, ascensión; la presencia, ausencia; el temor, profunda e invencible atracción.
La experiencia de lo Otro culmina en la experiencia de la Unidad. Los dos movimientos contrarios se implican. En el echarse hacía atrás ya late el salto hacia adelante. El precipitarse en el Otro se presenta como un regreso a algo de que fuimos arrancados. Cesa la dualidad, estamos en la otra orilla. Hemos dado el salto mortal. Nos hemos reconciliado con nosotros mismos."

Octavio Paz,
El Arco y la Lira

martes, 7 de junio de 2011

La Buenos Aires de los Escritores
















Caminar la ciudad de Buenos Aires tiene su encanto (siempre que no te topes con alguna manifestación o piquete) Pero recorrer sus barrios de la mano imaginaria de sus escritores ¡es mágico!
Álvaro Abós en su libro "Al pie de la Letra" oficia de guía generoso adelantándose unos pasos y retrocediendo otros en el tiempo para que el caminante pueda revivir anécdotas y conocer más de cerca a quienes han escrito las páginas más ricas de la literatura Argentina.
Así, la Avenida de Mayo deja de ser una explanada política para transformarse en un boulevard de plátanos que custodian el Café Tortoni (sede de tertulias de escritores tantos...) y el Palacio Barolo (que replica en su interior el infierno y el paraíso de Dante)
La avenida Corrientes abandona por un rato sus máscaras teatrales para convertirse en un corredor que alberga librerías de nuevo y de viejo y las casas que supieron cobijar a dos grandes: Gelman, el poeta; y Borges, el gran lector.
La zona de Recoleta y su cementerio susurran en silencio historias y leyendas, mientras hordas de turistas caminan su calles empedradas ignorando que la carne no sólo es sabrosa y abundante sino débil y perecedera.
Palermo es sede de jardines (el botánico y el zoológico) y le dan al barrio una bocanada de oxígeno puro entre tanto transporte público y acelerado. Y los jardines son escenario de relatos para Roberto Arlt y de recuerdos infantiles para Borges.
Al pie de la letra sigue viaje por el barrio de Once, Chacarita, Barracas, Mataderos, La Boca, Constitución...
Habrá que preparar distintas expediciones para sorberle el jugo y la sabiduría a esta guía que Abós supo recrear con talento y que Alfaguara acaba de reeditar en versión ampliada y corregida.

Al pie de la Letra
Álvaro Abós

lunes, 6 de junio de 2011

Me gustaría













Me gustaría quedarme atrapada en un ascensor. Con una o dos personas, no más. Que conozcan ese pueblito de La Toscana cuyo nombre no recuerdo. Ya me lo recordarán ellos. Y que en ese habitáculo estrecho convengamos en que la vida no es lo que se vive frenéticamente todos los días. Al menos no lo es todo. Que sin preámbulos ni estrategias hablemos de aquello que nos importa. Sin perdernos en rodeos intrascendentes ni detalles absurdos.
Que nos contemos dos sueños y algún secreto. Y que eso nos hermane para siempre.
Y que al salir de allí, seamos otros. No. Que seamos quienes somos de verdad. Sin aditivos ni conservantes.
Yo me subiré a mi bicicleta. Pondré mis asuntos en la mochila y comenzaré a pedalear despacio. No hay prisa. Y esperaré el momento de quedar atrapada en alguna brecha imprevista del tiempo otra vez.

viernes, 3 de junio de 2011

Esa delgada linea


















Entre mi elección personal y el egoísmo
Entre los pensamientos privados y el hermetismo
Entre el derecho a recordar y el derecho al olvido
Entre los deseos alocados y la extralimitación
Entre la autoría independiente y el cómodo plagio
Entre el ocio elegido y la pereza
Entre la audacia y el desenfreno
Entre la personalísima voz y el parloteo
Entre la expresión de emociones y el desborde
Entre la consentida indulgencia y la desmesura
Entre la picardía y la desubicación
Entre la privacidad y el aislamiento
Entre la tristeza derramada y el mar de pena
Entre la sostenida alegría y la histeria
Entre el juego y los vicios
Entre el grito y el estruendo
Entre la palabra y el balbuceo
Entre mi corazón
y el ajeno.

Victoria Branca

jueves, 2 de junio de 2011

La tía Nélida


















A la tía Nélida le gustaba rezar el rosario. Lo hacía más de una vez por día, a la vista de todos, moviendo los dedos en forma nerviosa mientras repetía en un susurro molesto las oraciones.
La tía era más flaca que Olivia, la de Popeye, pero no tan alta. Se vestía de negro, de azul o de marrón. Los demás colores eran para ella un escándalo.
Era viuda. Hacía más de veinte años que su marido, un gordo que disfrutaba de los excesos sin restricciones, había muerto de un paro cardíaco. Ella nunca volvió a querer a nadie.
Vivía sola en un departamento chiquito y austero. Su heladera parecía una huerta refrigerada. Es que la tía no te comía carnes ni lácteos ni que le pagaras por ello. Seguía una dieta estrictamente vegetariana y frutífera. Eso sí, los cereales eran primordiales en su alimentación desbalanceada y una vez, en que mi madre decidió dejarla en nuestra casa haciendo de niñera mientras ella se iba de viaje, descubrí que la tía, además de rezar frenéticamente y alimentarse de manera estrambótica, era una pesada.
Un día secuestró el vinagre y lo usó para enjuagarse los pelos grises que la coronaban. Otro día se llevó sin permiso mis revistas y recortó lo que era de su exclusivo interés. Y otro, me obligó a ir a comprarle semillas y panes orgánicos a una panadería que quedaba en el mismísimo traste del universo.
La tía se consideraba fervientemente buena. Y generosa. Pero no lo era.
Rezar monotemáticamente no le calmaba los nervios ni la convertía en una señora dulce y pacífica. Y ante el menor problema la tía mostraba los dientes como una perra rabiosa y te mandaba de un grito a la cama.
Mi hermano y yo nos confabulábamos para escapar airosos de su custodia. Inventábamos salidas a lo de amigos o paseábamos al perro por más de una hora. A ella no le importaba demasiado. Se tiraba en el sillón del living a leer detrás de esos anteojos achinados con cadenita dorada que le daban un aire de intelectual distante.
Así la quería yo, distante. Bien lejos de mi anatomía espiritual. Porque su presencia enervaba hasta a las plantas, que no regó ni un día durante el tiempo que mi mamá estuvo ausente, por más que se lo había pedido de manera especial.
La tía era hermana de mi abuela materna. Mi abuela murió hace 29 años. Al igual que la tía Pilar, el tío Pepe y otros tíos que no frecuenté tanto.
Pero la tía Nélida sigue viva. En el mismo departamento. Comiendo las mismas verduras. Y los mismos panes. Sola. Solísima. Como todo aquél que se pasa la vida construyéndose un destino inevitable.

Victoria Branca

miércoles, 1 de junio de 2011

En Silencio















Nos amamos en silencio. Bajo los cobertores de la discreción y el disimulo. Fuimos, en tácita complicidad, amigos que se anhelan por lo bajo. Amantes que se visitan sólo en sueños.
La primera vez que nos vimos estábamos acompañados, pero nos sentíamos tan solos...
No lo dijimos, pero nuestro ojos hablaron un lenguaje propio y antiguo antes de darnos la palabra. También nuestras manos recordaron una antigua alianza en los brevísimos instantes en que, sin querer, nos rozamos.
Nuestras almas, como sabias diplomáticas, sonreían y acallaban lo que era inevitable. No queríamos traicionar a otros, ni aventurarnos en algo que nos parecía una locura.
Así permanecimos mucho tiempo, deseándonos en lo secreto, anhelándonos con gritos amordazados por estoicos defensores del amor.
Mantuvimos nuestros pies en esa tierra segura , rígida y consistente en la que fuimos educados. Tuvo preeminencia la cordura, henchida de normas ancestrales y moral prestada; las mismas que supieron tener cautivos a tantos otros heridos por el amor.
Nuestra historia fue aquella que se escribe en el exilio, o en una cárcel en la que el acusado ha sido recluso injustamente. Una historia amputada en el centro mismo de su existir; en el desgarro incomprensible de lo que pudo ser y no fue.
Tuvimos que apartarnos para no escandalizar. Alejarnos sin despedida, sin bienvenida, sin nada que recordar...
Hubiera querido besarlo, al menos una vez, para sellar ese amor infinito que buscaba abrirse paso en este mundo frío a a través de nosotros. Hubiera deseado abrazarlo fuertemente contra mi pecho para sentir los latidos de su corazón despertando al mío. Hubiera querido acariciarlo sin miedo, a plena luz, pero la noche me mantuvo prisionera amenazándome con quitarme la reputación. Hubiera querido raptarlo de mis sueños para llevarlo conmigo al mar, y allí quitarnos las pesadas vestiduras de la coherencia, para ser simplemente dos locos desnudándonos las almas.
Lo desee tanto, tanto...
Pero mis promesas, crueles amas de mi voluntad, me desvelaron en mitad de mis fantasías. Me esposaron. Me abofetearon. Me escupieron sin piedad, como si fuese una sucia pecadora.
No tuve la fuerza necesaria para seguir adelante con mis anhelos. Y así, ante la mirada despiadada de las sombras y los miedos, continué mi camino sin voz. Muda. Temerosa.
Hace tiempo que habito en el destierro.
En el reino del desamor.
Ya no sueño. El deseo, mis deseos, yacen en alguna tumba lejana.
Pido, que al menos, descansen en paz.

Victoria Branca
Con los pies desnudos
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