viernes, 30 de abril de 2010

La pequeña llama













Yo siento por la luz un amor de salvaje.
Cada pequeña llama me encanta y sobrecoge.
¿No será, cada lumbre, un cáliz que recoge
el calor de las almas que pasan en su viaje?

Hay unas pequeñitas, azules, temblorosas,
lo mismo que las almas taciturnas y buenas.
Hay otras casi blancas: fulgores de azucenas.
Hay otras casi rojas: espíritus de rosas.

Yo respeto y adoro la luz como si fuera
una cosa que vive, que siente, que medita,
un ser que nos contempla transformado en hoguera.

Así, cuando yo muera, he de ser a tu lado
una pequeña llama de dulzura infinita
para tus largas noches de amante desolado.

Juana de Ibarbourou

jueves, 29 de abril de 2010

Genealogía de un rumor


















Dicen que el que dijo lo que dijo no lo dijo por decirlo y que eso lo dijo porque la que se lo dijo había dicho que le dijeron que si no lo decía lo diría otro.
Entonces alguien dijo: ¡No lo digas! pero lo dicho dicho está, y los que dijeron que nada dirían al final también dijeron lo que les habían dicho que no dijesen.
Digo esto porque me lo dijeron, y aunque dije que no lo diría lo digo por las dudas de que alguien lo diga antes que yo. Pero vos no digas nada...

La pintura es del genial
Norman Rockwell

miércoles, 28 de abril de 2010

Sistema de posicionamiento global














En el año 1993 dos ingenieros norteamericanos, Ivan A. Getting y Bradford Parkinson, inventaron el GPS (global positioning system).
Se trata de un aparato pequeño y parlanchín que proporciona las coordenadas exactas de latitud y longitud gracias a su conexión con una red de satélites.
Así, con sólo ingresar la dirección adonde uno quiere ir, el GPS calcula y recalcula y activa todas sus redes para mostrarte cuál es el mejor camino para llegar a destino.
Si llegás a confundirte rápidamente te lo dice y vuelve a recalcular para ofrecerte una nueva alternativa que no te aleje demasiado del camino planeado.
Los viajes, de esa manera, se hacen más eficientes. Ya no necesitás desplegar metros de papel para ubicar en el mapa el recorrido deseado.
La pantallita es chiquita pero poderosa, como el Kohinoor, y como un ciclón te deposita en el lugar correcto.
Bueno, por eso, yo quiero un GPS. Pero uno para la vida, que te diga a tiempo: ¡No, por ahí no es! ¡Recalculemos¡ Y que me muestre en colores los caminos y sus consecuencias. Y en rojo los desbarrancos y hundimientos. Y que si estoy distraída y sigo de largo me avise: ¡Cuidado, retomemos! ¡Ya!
Y que me haga un identikit interior de las personas non gratas así giro a la izquierda o a la derecha y me alejo de sus anatomías.
Iván Getting, lamentablemente, ya murió. Pero queda Bradford.
Voy a googlearlo...

Victoria Branca

El dibujo es del gran Leonardo

martes, 27 de abril de 2010

Un refugio donde resguardarse















Los diarios constituyen un refugio donde resguardarse de la locura de la vida real y devienen espacios para la autoexpresión: los diarios son a la vez testimonios y confesiones.

La escritura es un proceso de transformación que permite al escritor asimilar y llevar a su terreno unos sucesos que escapan a su control.

Así, la creación de este espacio privado, personal, que el individuo puede dominar y utilizar para hallar sentido a su vida, se convierte en algo de suma importancia.

A la par que observa y escribe, el diarista experimenta una forma de distanciamiento respecto de su terrible situación, siquiera sea mientras dura la escritura.

En la lobreguez de las celdas, en sótanos a la luz de las velas, en el campo de batalla y sobre trozos de papel, viejos libros de ejercicios y cuadernos escolares, hombres y mujeres jóvenes vuelven los ojos hacia el interior para observar los efectos que unas circunstancias horribles tienen en sus personalidades, y hacia el exterior para registrar las transformaciones del mundo circundante bajo el lastre de la guerra.

Nadine Gordimer sostiene que escribir es siempre y a la vez una exploración de uno mismo y del mundo, del ser individual y del ser colectivo.

Uno de los antídotos más poderosos frente a este siglo de violencia es la escritura.


Extractado del libro "Voces robadas",
diarios de guerra de niños y adolescentes,
de Zlata Filipovic y Melanie Challenger

lunes, 26 de abril de 2010

Aquí no es















Si buscás donde descargar tu malestar e inconformismo,
aquí no es.
Si esperás que cargue con tu responsabilidad mientras vos despotricás por lo mal que lo hacemos los demás,
aquí no es.
Si tu idea de solución es desprestigiar y difamar, ¡ni te bajes!
Aquí no es.
Si creés que ya nada puede hacerse y que todo está perdido,
aquí no es.
Si vivís anclado en el pasado y no tenés intención de salir de allí,
aquí no es.
Si buscás aliados para diseminar odio,
aquí no es.
Si pretendés pasar por encima de mi libertad para ejercer la tuya,
aquí no es.
Si te interesa el chisme y la crítica despiadada,
aquí no es.
Si venís a hacer ruido y encima no traés nueces,
aquí no es.
Si traés espada y resentimiento, no insistas,
aquí no es.
Si venís disfrazado de cordero, munido de agravios,
aquí no es.
Si tu talento es pisotear heridas, no te atrevas,
aquí no es.
Te lo repito: aquí NO es.

Victoria Branca

viernes, 23 de abril de 2010

En el día del Libro


















Hoy se celebra el día internacional del libro.
En este misma fecha, hace un año, presenté "Tal vez mañana".
Llegaron, un par de semanas antes de ese día, 17 cajas de cartón a mi casa.
Contenían 60 libros cada una.
Los libros, siempre digo, tienen vida propia. Y salen hacia destinos que uno no planea ni vislumbra. Y llegan a manos de quienes los necesitan.
Y la sensación que tengo cuando recibo respuestas o comentarios acerca de sus travesías, es la misma que la de saber que un hijo va por buen camino.
Hay veintidós de estos hijos míos (que ya no lo son tanto) que salieron de expedición en la suelta de libros.
7 ya llegaron a destino. 2 están atravesando la Cordillera. 1 partió solito a Santa Fe. Y los demás aguardan en mi auto. Ansiosos por conocer a sus nuevos padres.
Falta poco...

jueves, 22 de abril de 2010

Los senderos de la Creación



















El prerrequisito por excelencia para crear es el juego.
La capacidad lúdica es la plataforma de donde sale impulsada el alma para expresarse a sus anchas.

Cuando de crear se trata hay que entregarse de manera plena y confiada al proceso creativo sin tener en mente resultado alguno.

La cualidad del coraje (cor: corazón) será una aliada imprescindible en el camino creador.

La inspiración es un don y un deber. Cuando llega hay que estar dispuesto a seguirle el paso. Y cuando no llega hay que armarse de paciencia y seguir abocado a la tarea como si ya hubiese llegado.

El control perjudica la creación. Hay que atontarlo y distraerlo para que no entorpezca la audacia y el arrojo necesarios que necesita la creatividad.

Hay que encarar la creación con un ardiente espíritu de exploración. Como si uno saliera de expedición en un bosque o territorio nuevo.

El placer es sugerido, recomendado y hasta obligado en el arte de crear. No está prohibido. Y es gratis.

La imaginación no está loca, ni hay que confinarla al cuarto del fondo. Es, nada menos, que el abono de las grandes ideas, el nutriente indispensable para la salud y la savia vital que activa y despierta todos los sentidos. Incluso, el común.

La lógica y los silogismos no son creativos. Tampoco el razonamiento. Mucho menos los prejuicios.

Para crear no hacen falta trámites ni formularios. Ni permisos o prórrogas. Tampoco visados y autorizaciones.

Y en cuanto a los errores, ¿qué es eso?

Victoria Branca

miércoles, 21 de abril de 2010

Se me confunden las nociones













Por ejemplo, cuando pienso ¿Qué es la bondad?
¿Un don? ¿Un bien escaso? ¿Una cualidad en vías de extinción?
¿Es bueno aquél que se acomoda y adapta a los deseos de otros?
¿El que se somete y calla para que se haga la voluntad ajena menos la propia?
¿Viene la bondad revestida de modales suaves y silenciosos que no estorben?
¿Sale cubierta de un velo de aceptación permanente de todo tipo de pedidos y requerimientos? ¿Es un sí eterno que nunca muere?
¿Para ser bueno hay que dejar de ser quién uno es? ¿O esconder los aspectos más embarazosos y turbios de la propia historia?
¿La bondad está irremediablemente unida y destinada al sacrificio? ¿A la renuncia? ¿A exponer una y otra vez la otra mejilla?
¿Quien es bueno puede ser auténtico y sincero? ¿O debe filtrar pensamientos non gratos y deseos impropios para continuar por una senda ascéptica y rigurosa?
¿La bondad se encuentra, aparece, surge de algún lugar en especial?
¿Se conquista? ¿Se aprende?
¿Existe, como dice el Eclesiastés, un tiempo para cada cosa, aún para la bondad?
Se me confunden las nociones.
La de bondad con ingenuidad. Con cobardía. Con renuncia. Con resignación. Con infantilismo. Con ignorancia. Con sobreadaptación. Con pereza. Con ceguera...
Lo que antes creía y me resultaba tan claro ahora es un sedimento turbio y confuso.
Y la plataforma de donde me lanzaba a perseguir ideales nobles y elevados es ahora una trampa de arenas movedizas donde nada es tan cierto ni tan contundente. Ni tan estable ni tan perenne.
Y como sola companía tengo una duda inmensa y repleta de aguijones, que me zumba en los oídos. Y vuela insistentemente a mi alrededor.
Pero no quiero matarla.

Victoria Branca

martes, 20 de abril de 2010

Estar Enamorado II















Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.

Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o si son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir la noche obscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.

Francisco Luis Bernárdez

lunes, 19 de abril de 2010

Ya te lo dije


















Todavía no estoy lista. Ya te lo dije.
Por más que me persigas día y noche con frases,
o que dibujes esos rostros en mi sueño, que ya no quiero ver,
o dejes sobre mi mesa de luz mensajes en clave que rápidamente puedo descifrar,
ya te lo dije.
No insistas.
No estoy lista.

viernes, 16 de abril de 2010

El fogón del Alma


















Cada alma tiene su forma.
Cada persona tiene un destino secreto.
Cuando tratas de imitar lo que hicieron otros o adaptarte por la fuerza a un molde prefabricado, traicionas tu individualidad.
Debemos volver a la soledad interior para recuperar el sueño que hay en el fogón del alma.
Debemos recibir ese sueño, maravillados como un niño en el umbral del descubrimiento.
Al redescubrir nuestra naturaleza infantil, entramos en un mundo de potencialidad benigna.
Así penetraremos con mayor frecuencia en ese lugar de distensión, júbilo y celebración.
Desechamos los fardos falsos. Entramos en consonancia con nuestro ritmo.
Nuestra forma de arcilla aprende gradualmente a caminar con júbilo sobre esta tierra magnífica.

John O´Donohue
Extractado de su libro
Anam Cara

jueves, 15 de abril de 2010

Sin palabras


















Una de las penas más grandes que cubren con su sombra la muerte súbita de un ser querido, es no haberle podido decirle adiós.
Esta privación a la que nos sometió la vida nos desespera y mantiene abierta la herida por largo tiempo. Sentimos que el corazón nos quedó estaqueado y amordazado en tierra de nadie. Hay tantas cosas que hubiésemos querido decir y no pudimos...
Todo aquello que la muerte silenció queda arrumbado en algún rincón de nuestra alma, y en algún momento tendremos que ir en su búsqueda y darle voz nuevamente aunque el destinatario ya no esté.
Decir todo lo que balbucea entre sollozos nuestro corazón hará que la angustia vaya cediendo y nos permitirá ir limpiando la herida, quitándole todo aquello que pueda infectarla para que sane poco a poco.
Una manera de despedirnos es a través de una carta.
En un lugar tranquilo, a solas, dejando que el corazón se exprese, podemos escribir las palabras que silenció el dolor.
Aunque empecemos a hacerlo y las lágrimas no nos permitan ver la hoja con claridad, aunque la tristeza nos invada y pareciera dejarnos sin aire en los pulmones, es liberador sacar hacia afuera todo lo que hubiésemos querido decir y no pudimos.
Aún si lo que sale no es lo que esperábamos, abrir el arcón de las emociones es una manera de transitar el duelo de manera sana.

Victoria Branca
Extractado de mi libro,
Me hubiera gustado decirte adiós

miércoles, 14 de abril de 2010

Estar Enamorado















Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.

Estar enamorado, amigos, es descubrir donde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.

Continuará...

Francisco Luis Bernárdez

martes, 13 de abril de 2010

Escribir es una maldición













Dije una vez que escribir es una maldición.
No recuerdo exactamente por qué lo dije, pero lo dije con sinceridad.
Hoy lo repito: es una maldición. Pero una maldición que salva.
No me refiero a escribir para un periódico, sino a aquello que puede convertirse en un cuento o en una novela. O en una novela breve.
Es una maldición porque obliga y arrastra como un vicio penoso, del cual es casi imposible librarse, porque nada lo sustituye.
Y es una salvación.
Salva al alma presa, salva a la persona que se siente inútil, salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
Escribir es intentar entender, es buscar reproducir lo irreproducible, es sentir hasta el fin lo que permanecería vago y asfixiante.
Escribir es también bendecir una vida que no ha sido bendecida.

Clarice Lispector
Correo Femenino

lunes, 12 de abril de 2010

Rue des Barres















Sobre esta callecita escondida en el corazón de París hay una tienda pequeña.
Subiendo esas escalinatas empedradadas, de levísima inclinación hay un local chiquito y mágico.
No sale en guías verdes ni en mapas.
No está en google ni en facebook.
Es un refugio para los caminantes y los viajeros.
Un pedacito de cielo y un oasis para el espíritu.
Pasando apenas el cafecito azul, que en Primavera desparrama sillas y mesas afuera como polen nuevo, está ubicado el escondite.
Donde se ofrecen los aromas de la tierra. Amasados y horneados por manos generosas. Y el vino dulce y espeso, manjar de dioses y humanos.
Y galletas, y mermeladas, y tortas galesas, y miel...
El pequeño escondite fue mío durante muchas horas. Aquellas que pasé detrás del mostrador, jugando a la dueña y a la cajera, como cuando era niña.
Pero no era un juego. Era de verdad.
Y ahora es parte de mi memoria y ocupa un espacio chiquito y mágico en mi corazón.
Detrás de la iglesia Saint Gervais, en la rue des Barres, aún sigue presente y silencioso el local de los productos de los monasterios de Francia.
Que fue mío. Que es de todos...

viernes, 9 de abril de 2010

Serena, tenue, adormecida














Te espero allí donde se unen
el andar de la noche
y la quietud de la lejanía.
Donde el pliegue del horizonte
se hace niño entre mis manos
y el beso que ansío de tus labios
se me escurre.

Te espero bajo la fragancia
del cielo hecho de ramas
sostenida por infinitos brazos
y raíces.
Allí donde las sombras me dejaron
excluída de abrigo y de promesas.

Te espero inocente, ciega, muda,
luminosa y nostálgica.
Desafiando al viento repleto de cordura,
a la memoria hueca,
al guiño insistente de una estrella
y la grieta en mi corazón.

Te espero.
Callada y verborrágica.
Tierna y despiadada.
Serena.
Tenue.
Adormecida.

Victoria Branca

jueves, 8 de abril de 2010

El mejor prólogo















Por lo general, quien acepta escribir un prólogo lo hace porque el libro le parece hermoso: agradable de leer, de alto nivel literario, hasta el punto de suscitar simpatía o, al menos, admiración hacia quien lo ha escrito.
Este libro provoca todo lo contrario.
Está lleno de infamias contadas con una torpeza burocrática que perturba; su lectura oprime, su nivel literario es mediocre y su autor, a pesar de sus esfuerzos por defenderse, aparece tal cual es: un canalla estúpido, verboso, basto, engreído y, por momentos, manifiestamente falaz. Sin embargo, esta autobiografía del comandante de Auschwitz es uno de los libros más instructivos que se hayan publicado nunca, porque describe con precisión un itinerario humano que es, a su modo, ejemplar: en un clima distinto del que le tocó crecer, según toda previsión, Rudolf Höss se habría convertido en un gris funcionario del montón, respetuoso de la disciplina y amante del orden; como máximo, un trepador de ambiciones moderadas. En cambio, paso a paso se transformó en uno de los mayores criminales de la historia.
A nosotros, supervivientes de los Lager nacionalsocialistas, a menudo se nos hace una pregunta sintomática, en especial por parte de los jóvenes: ¿Cómo eran, quiénes eran "los del otro lado"? ¿Es posible que todos fuesen unos malvados, que en sus ojos nunca se avistase un brillo de humanidad?
El libro responde a esta pregunta de manera exhaustiva: muestra con qué facilidad el bien puede ceder al mal, ser asediado por éste y, finalmente, sumergido, para sobrevivir en pequeñas islas grotescas: una vida familiar ordenada, el amor a la naturaleza y un moralismo victoriano. Justamente porque su autor es inculto no se puede sospechar una colosal y sabia falsificación de la historia: no habría sido capaz de ello. Por el contrario, en sus páginas afloran evocaciones mecánicas de la retórica nazi, grandes y pequeños embustes, esfuerzos de autojustificación, tentativas de embellecimiento, pero tan ingenuos y transparentes que hasta el lector más desprevenido no tiene dificultades para identificarlos: resaltan en el tejido del relato como moscas en la leche.

Primo Levi,
extractado del prólogo del libro
"Yo, comandante de Auschwitz",
escrito por Rudolf Höss

miércoles, 7 de abril de 2010

Gran suelta de Libros


















Se agotó la primera edición de mi libro, "Me hubiera gustado decirte adiós".
Por eso, por la alegría que me da que mis hijos espirituales hayan salido al mundo y llegado a manos de quienes los necesitan, voy a celebrarlo.
Y de esta manera:
20 libros "Tal vez mañana" van a partir de expedición.
Las veinte personas que dejen su comentario con coordenadas (mail y nombre) recibirán en su casa o en donde combinemos, un ejemplar dedicado.
Se abre la caja.
Los libros expanden sus alas y están listos para su vuelo de bautismo...

Victoria

martes, 6 de abril de 2010

El retorno del Grial















La historia del grial es maravillosa.
Comienza con la figura heroica de Perceval, que vive en un bosque junto a su madre.
Ésta, después que su marido y su hijo mayor dan la vida en combates como caballeros del rey, decide apartar a Perceval de ese mundo saturado de conflictos y de guerras.
Transcurren así años tranquilos hasta que, un día, el destino quiere que el jóven se cruce con tres caballeros perdidos en el bosque.
Al verlos, siente una gran conmoción, se precipita hacia ellos y dice, con inocencia: -¡Ustedes deben ser ángeles!
Lo que Perceval ha visto es la imagen de lo que Jung conceptualiza como el arquetipo innato: cuando se está en presencia de aquello que uno está llamado a ser, se produce un enamoramiento.
Uno ve en el objeto, en ese otro -que puede ser un gurú, un hombre o una mujer- cualidades que , en rigor, están dentro de uno, aunque encarnadas en el otro.
Nuestros ideales se proyectan entonces en otra persona que se convierte, en consecuencia, en la promesa de un nuevo sentido y de una nueva vida.
Perceval, tras el encuentro, decide dejar el bosque y seguir a los caballeros. Tanta prisa tiene por partir que se olvida de despedirse de su madre. No llega a ver cómo la jóven viuda, al conocer la noticia, sucumbe en la puerta de su casa.
Este abrupto fin es un hecho muy simbólico: en el momento mismo en que Perceval sale al mundo, concluye su relación como hijo.
Muchas veces cuando soñamos con la muerte de alguien, ello no significa que dicha persona se vaya a morir realmente, sino que se ha cerrado el ciclo de la influencia que ejercía en nosotros.

Jean Shinoda Bolen,
doctora en medicina y analista Junguiana.
Extractado de una entrevista que le hiciera
Soledad Constantini para El hilo de Ariadna.

lunes, 5 de abril de 2010

Renovarse



















¿Tienes el hábito de juntar objetos inútiles creyendo que un día (no sabes cuando) vas a necesitarlos?
¿Tienes el hábito de juntar dinero, solo para no gastarlo pues piensas que en algún momento puedes necesitarlo?
¿Tienes el hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensillos domésticos, y otras cosas del hogar que ya no usas hace tiempo?
¿Y dentro tuyo?
¿Tienes el hábito de guardar broncas, resentimientos, tristezas, miedos y demás?
¡No lo hagas! ¡Va contra contra tu prosperidad!
Es preciso que dejes un espacio, un vacío, para que cosas nuevas lleguen a tu vida.
Es preciso que te deshagas de todo lo inútil que hay en tí y en tu vida, para que la prosperidad llegue.
La fuerza de ese vacío es la que absorberá y traerá todo lo que deseas.
Mientras estés, material o emocionalmente, cargando sentimientos viejos e inútiles, no tendrás espacio para nuevas oportunidades.
Los bienes necesitan circular.
Limpia los cajones, los armarios, el cuarto de enseres, el garage...
Dona aquello que no uses.
La actitud de guardar un montón de cosas inútiles solo encadena tu vida.
No son los objetos guardados los que estancan tu vida, sino el significado de la actitud de guardar.
Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia.
Se cree que mañana podrá faltar. Y que no tendrás manera de cubrir esas necesidades.
Con esa idea, le estás mandando dos ideas a tu cerebro y a tu vida:
1) Que no confías en el mañana
2) Que piensas que lo nuevo y lo mejor no son para tí.
Por eso te alegras guardando cosas viejas e inútiles.
Desházte de lo que perdió color y brillo.
Deja entrar lo nuevo a tu vida.

Principio del Vacío
Joseph Newton

jueves, 1 de abril de 2010

La Mariposa


















Durante la Semana Santa me gusta hacer mi propio y personal retiro espiritual.
No es religioso, ni ortodoxo, ni sigue los lineamientos de ningun credo, salvo el mío.
En lo posible trato de estar en contacto con la Naturaleza.
Caminar de manera vagabunda y dejar que mi alma vaya y venga por donde quiera, sin más rumbo que el gozo de saberse guía absoluta de la travesía.
Me invito a hacer silencio, tanto exterior como interior, y trato de entrar en ese ámbito sagrado que es el centro de mi ser.
Al principio no me resulta cómodo ni fácil, luego se hace más ameno y lo disfruto.
Y una imágen, más que la cruz, es la que tengo presente como paisaje interior mientras dura mi recorrido: la metamorfosis de la Mariposa.
¿Cómo es posible, me digo, que un ser tan torpe y terrenal como es el gusano termine convertido en esa belleza etérea y espiritual que es la mariposa?
Sin embargo así sucede. Sin que medie la mano entrometida de ningún técnico o especialista.
El alma del gusano sabe que su destino no es arrastrarse sino volar. Y para ello se entrega de manera confiada. Se entrega. Sin retaceos ni peros.
Y con esa imágen fascinante y magnífica como brújula me hago esta pregunta: ¿Qué tiene que morir en mí para que surja esa mariposa?
Y espero llegar al Domingo de Pascua con un atisbo de respuesta. O, al menos,recibir la visita de algún ejemplar alado que me vaya mostrando el camino.

Victoria Branca
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