lunes, 31 de agosto de 2009

La memoria y el olvido



















Los recuerdos que nos hemos ocupado de mantener en el olvido suelen traicionarnos. Se nos aparecen de la nada, como flechas lanzadas desde el infinito dirigidas a un sólo y único blanco: nuestro corazón.
Hay recuerdos que deberían disolverse en aguas profundas. Y punto final.
Y hay otros que bien podrían materializarse y ser parte consistente del decorado de nuestra realidad.
Esos no son los indeseables, sino los otros.
Los que nos vulneran sin aviso.
Los que galopan libres y desbocados como un caballo salvaje.
Los que nos sorprenden por la espalda, fríos y despiadados.
Pero la memoria, por más que intentemos domesticarla, tiene sus circuitos propios y sus razones que "nuestra razón desconoce".
Y cuando sea la hora, abrirá sus compuertas y dejará que los recuerdos aprisionados fluyan torrentosos. Con su secreta historia a cuestas. Con su carcelero abatido por la fuerza de la verdad, que necesita ser contada.
A nosotros mismos, primeramente.
Y luego, tal vez, a otros.

sábado, 29 de agosto de 2009

Me enamoré de mi terapeuta












Se llama Gabriel, como el arcángel.
Nació en Dublin, pero bebe poco.
Es el mayor de seis hermanos.
En su juventud quiso ser sacerdote.
Fue seminarista cuatro años hasta que fue sorprendido fumando y lo expulsaron.
Estudió arqueología, fue cocinero y hasta trabajó en una fábrica de peluches.
Fue profesor de español y gaélico en un centro femenino.
Y ahora es mi terapeuta.
Y yo me enamoré.
Sabe escuchar como nadie.
Y mira con esos ojos de cura y caballero, mientras yo hablo y hablo sin parar.
Se llama Gabriel, como el arcángel.
Y estoy segura de que en caso de peligro me cargará en sus brazos y me llevará lejos, donde nadie pueda vernos, y allí sí, cerrarrá sus ojos mientras nos besamos.

Nota de la redacción: Gabriel Byrne es el protagonista de la serie In Treatment, que recomiendo ampliamente

viernes, 28 de agosto de 2009

A los que viven con Coraje



















Hoy quiero elogiar a las personas que viven con coraje.

A las que se sobreponen de experiencias dolorosas y no se instalan
en la queja y el lamento, sino que siguen sonriendo y no cierran ni
los ojos, ni las alas, ni el corazón.

A las que siguen confiando luego de haber sufrido desengaños y traiciones,
pero con una perspicacia renovada.

A las que cantan bajo la ducha y bajo la lluvia.

A las que les abren los brazos al sol,
y a las que se zambullen sin titubear en el mar.

A las que sueñan a lo grande
y a las que inspiran a que los otros sueñen sin límite.

A las que rezan en lo secreto y defienden en lo público.

A las que se alegran del éxito ajeno y se compadecen cuando el otro
anda perdido.

A las que no temen mostrar su costado frívolo, díscolo o torcido, sin
creer que son eso en toda su extensión.

A las que les gusta jugar y no temen hacer el ridículo.

A las que se lanzan decididas en pos de sus deseos.

A las que besan y abrazan espontáneamente.

A las que siguen formándose y estudiando porque saben que aprender
es el motor de la vida.

A las que saben decir que no para decirle sí a lo importante.

A las que se juegan por sus ideales a pesar del qué dirán.

A las que son fieles a sí mismas y leales a los demás.

A ustedes, personas que viven verdadera y auténticamente, les regalo
este corazón repleto de mariposas, sueños y perfumes.

Victoria Branca

jueves, 27 de agosto de 2009

Sabiduría de Lao Tzú


















Cuando el hombre nace es tierno y débil;
a la hora de la muerte, es duro y rígido.

Cuando las cosas y las plantas están vivas,
son blandas y flexibles;
cuando están muertas,
son quebradizas y secas.

Por lo tanto,
la dureza y la rigidez acompañan a la muerte,
mientras que la blandura y la suavidad
acompañan a la vida.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El arte de NO enfermarse


















Si no quiere enfermarse..

Hable de sus sentimientos

Las emociones y los sentimientos que son escondidos o reprimidos
terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares,
dolor en la columna.
Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer.

Tome decisiones

La persona indecisa permanece en la duda, la ansiedad y la angustia.
La historia humana está hecha de decisiones.
Para decidir es preciso saber perder ventajas y valores para ganar otros.
Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y
problemas de la piel.

Busque soluciones

Las personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas.
Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo.
Somos lo que pensamos.
El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

No viva de apariencias

Quien esconde la realidad, finge, hace poses, quiere dar siempre la
impresión de estar bien.
Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas.

Acéptese

El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos
ajenos a nosotros mismos.
Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable.

Confíe

Quien no confía no se comunica, no se abre, no se relaciona,
no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas.
La desconfianza es falta de fé en sí, en los otros y en Dios.

No viva siempre triste

El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y
traen larga vida.
La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive.
El buen humor nos salva de las manos del doctor.
La alegría es salud

Doctor Draulio Varella
Oncólogo brasilero

martes, 25 de agosto de 2009

Index Librorum prohibitorum



















Una de las genialidades de la sagrada congregación de la inquisición fue la creación del "Índice de libros prohibidos".
Fue publicado en el año 1559 con el fin de guiar y proteger a los fieles en sus lecturas.El index contenía, no sólo los nombres completos de los autores cuyas obras no debían leerse, sino también un detallado repertorio de los capítulos y páginas que debían suprimirse o directamente eliminarse.
La lista incluyó autores como La Fontaine, Victor Hugo, Maeterlinck, André Gide, Sartre y, por supuesto, el ateo rebelde de Nietszche, entre otros filósofos.
También había un apartado especial para científicos revoltosos que pretendían desterrar las arraigadas creencias teológicas con sus disparatadas teorías.
La última edición de tan ingenioso ejemplar data del año 1948, pero se cree que se siguió actualizando hasta los años '60.
Si siguiera vigente, ¿Qué autores figurarían hoy?

lunes, 24 de agosto de 2009

Homenaje a Elisabeth Kübler Ross


















Hoy se cumplen cinco años desde la muerte de Elisabeth.
A mí me gusta más recordar a la gente que murió en el día de su cumpleaños, pero hoy hago una excepción a mi regla y le dedico este post.
Elisabeth era trilliza.
Hija de estrictos padres suizos alemanes, siempre sintió que no tenía identidad propia. Y que tendría que ganársela de alguna manera.
A los siete años casi muere de una neumonía.
A los nueve ya sabía que iba a ser médica.
A los dieciocho abandona su hogar, luego de una fuerte discusión con su padre, que se oponía a que estudiara medicina.
Se va sola a recorrer los campos de concentración de Polonia (Maidanek). La segunda guerra recién había terminado.
Allí entra en las barracas y, para su sorpresa, descubre que en las paredes había mariposas dibujadas por todos lados. No entenderá su significado hasta muchos años después.
Mientras estudiaba medicina en Zürich, vivía en una pequeña buhardilla en un barrio cercano al lago y trabajaba en un laboratorio para sustentarse.
Durante el último año de carrera conoce al americano Emanuel Ross.
Se casan y parten juntos a New York para hacer la residencia.
Elisabeth se gradúa como psiquiatra y comienza a trabajar con aquellos que "tampoco tenían identidad". Esquizofrénicos, ciegos, niños difíciles...
Hasta que descubre la soledad y el aislamiento de aquellos pacientes al final del pasillo de los que casi nadie se ocupa: los enfermos terminales.
A partir de allí no los abandonará más.
Luego vendrán los seminarios. La nota que la hizo famosa en la revista Life.
Los libros. Los talleres. Los hijos.
Y también las pérdidas. Los exilios. La separación. El rechazo.

"Valió la pena", me dijo cuando fui a visitarla a su casa de Scottsdale, Arizona, en Agosto del 2001. "Y volvería a hacerlo todo igual".
Almorzamos y pasamos el resto de la tarde juntas. Ella, tendida en su cama (tenía el lado izquierdo del cuerpo paralizado luego de un ACV) y yo sentada en una silla a su lado.
Hablamos de tantas cosas...
Pero hay una que recuerdo con mayor intensidad y no pienso olvidar nunca.
Cuando le pedí que me diera un consejo, antes de irme a tomar el avión de regreso a Buenos Aires, me dijo poniéndose una mano en el corazón:
"Tenés que confiar en todo lo que viene de acá. Si lo sentís verdadero desde allí, lo es. Seguí siempre lo que esto te diga."
Nos despedimos con un beso y un abrazo.
Y yo me fui volando, como una mariposa.

Victoria Branca

PD: A Elisabeth le encantaban las mariposas y también los atrapasueños.
No podía haber encontrado una foto mejor. Salvo la de un ET, que también le encantaba.

sábado, 22 de agosto de 2009

Escribir como un hombre














Dicen que la escritura masculina y la femenina son diferentes.
Tal vez se deba a que el hombre y la mujer lo son.
Hoy quiero saber qué se siente escribiendo como hombre.
Por eso, esta mañana, hice pis sin sentarme.
Primero leí las secciones deportes y economía del diario, que son las que siempre descarto, y no miré los avisos fúnebres.
No hice la cama, tomé un café y salí a correr.
Ducha veloz, en vez de mi habitual baño de inmersión con sales.
Me puse una camisa amplia, me recogí el pelo en un rodete y nada de maquillaje.
Un poco de colonia en la cara, mirada desafiante y al teclado.
Ah! Y después del almuerzo pienso fumarme un habano.

viernes, 21 de agosto de 2009

Pienso, luego...

















Un hombre quiere colgar un cuadro.
El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo.
El vecino tiene uno.
Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo.
Pero le asalta una duda:
"¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo?
Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído.
Quizás tenía prisa.
Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí.
¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada.
Algo se le habrá metido en la cabeza.
Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida.
¿Por qué no ha de hacerlo él también?
¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro?
Tipos como éste le amargan a uno la vida.
Y luego todavía se imagina que dependo de él.
Sólo porque tiene un martillo.
Esto ya es el colmo."

Así, nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino.
Toca el timbre, se abre la puerta y,
antes de que el vecino tenga tiempo de decir "buenos días",
nuestro hombre le grita furioso:
!Quedate con tu martillo, imbécil!

Del libro de Paul Watzlawick
El arte de amargarse la vida

jueves, 20 de agosto de 2009

Entre paréntesis


















Hubo una época en que quise ser monja.
No por el rezo, ni por el aseo sistemático, tampoco por las monótonas rutinas, no.
Me atraían las horas de silencio. La pequeñez de un cuarto austero, en penumbras, donde yo pudiera leer y soñar sin ser molestada.
Como Juana Inés.
Un día pedí entrevista con una superiora que me llevó a recorrer, a escondidas, algunos rincones de la casa de las hermanas. Ella me conocía bien. Era mi guía espiritual en mi adolecencia.
Cuando terminó el recorrido sonrió, me puso una mano sobre el hombro y me dió una bendición de mariposa. No de monja.
Y hubo otra época en que quise ser actriz.
Y meterme en la piel elástica de otras. Y otros. Y jugar a vivir mil vidas en un escenario, sin importarme el qué dirán y qué pensarán.
Y ahora quiero ser cantante. Y subirme a una tarima, guitarra en mano, en cualquier pub y cantar durante horas. Y recitar poesía. Y tomar tragos sin alcohol hasta bien entrada la madrugada.
Delirios...
o no tanto.

Dice Mario Benedetti:

"Es bueno de vez en cuando tener delirios.
Vienen con su poquito de locura, de enajenación, pero no importa.
En ciertas fases nos hacen perder el tino,
quizás porque el tino suele ser tedioso.
Los delirios nos sacan del mundo cotidiano,
nos arrojan en brazos de la desmemoria, y así, sin la menor prevención
disfrutamos del olvido.
Por una vez (!y qué excepción!)saltamos por encima de esa valla
llamada horizonte y nos abrazamos con otros delirantes que nos inventan
nombres y destinos.
Los delirantes pasamos al lado de la muerte y le hacemos un guiño.
Nos movemos como si fuéramos eternos, sin tomar precauciones,
más o menos sonámbulos, festejando los rayos y los truenos, y mirando
a través de la lluvia.
Los delirios son premios, vida entre paréntesis,pero cuando el paréntesis
se cierra y regresamos a lo cotidiano, a lo cabal, sentimos entre pecho
y espalda una aguda nostalgia del delirio."

miércoles, 19 de agosto de 2009

Elogio de la naturaleza salvaje


















Así como se talan los bosques para generar más y mejores productos para la vida moderna, también se arrasa con la densa sabiduría ancestral.
El instinto es reemplazado por el análisis.
La espontaneidad por la estrategia.
El impulso por el frío y preciso cálculo.
Quedan pocos ejemplares de locos y osados que se animan a dar rienda suelta a sus "delirios" sin importales el "qué dirán".
Es que en la era de la imágen parecer lo es todo...
No es extraño, entonces, que los manuales de diagnóstico agreguen cada vez más páginas para describir los nuevos males que aquejan a nuestros cuerpos y a nuestras psiquis. Es que la fuerza vital que nos hermana al mundo animal está en vías de extinción. Y es ella quien sostiene con sus patas robustas nuestro equilibrio y salud.
Las ciudades se tornan cada vez más bulliciosas y agitadas. Y nuestro espíritu, habituado al silencio y la sana combinación de actividad y reposo, es forzado a recluírse lejos, donde la contaminación no termine de ahogarlo en su humareda gris y tóxica.
No se puede renunciar a la naturaleza propia y ancestral. Sin ella corremos el riesgo, no ya de parecer quienes no somos, sino de perecer en el intento.
No se puede ir en contra de uno mismo. Es una lucha que demanda un desgaste absurdo de energía y tiene un perdedor asegurado.
La salud va de la mano de la espontaneidad y no de la rigidez.
De la alegría sana y no de la evasión.
De la escucha y del canto, no del grito afixiado y del lamento.
Y ahora le dejo la palabra a Clarissa Pinkola Estés, analista junguiana, poeta y cantadora, guardiana de los antiguos relatos que recibió de sus abuelas y madre:

La naturaleza salvaje posee una enorme integridad.

Sabe escuchar

Es leal

Habla en susurros desde los sueños nocturnos

Vive en la percusión y en el canto,
en la lágrima y en el océano,
y también,
en la savia de los árboles.

Enseña a establecer límites saludables
y a no ser amables cuando hay que mostrar los dientes

Es la voz que dice: "por aquí, por aquí"...

Acarrea consigo los fardos de la curación

Y anima a los seres humanos a ser multilingües;
a hablar con fluidez los idiomas de los sueños,
la pasión y
la poesía


Pinkola Estés es autora del libro
Mujeres que corren con los lobos

martes, 18 de agosto de 2009

La canción propia














Cuando una mujer de cierta tribu africana sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño.
Saben que cada alma tien su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta.
Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le canta su canción.
Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.
Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta.
Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma se va de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento le cantan su canción para acompañarlo en la transición.
En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción.
Si en algún momento durante su vida la persona comete un crímen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor.
Entonces, le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo, es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad.
Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pueda dañar a otros.

Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste.
Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo;
tu totalidad cuando estás quebrado;
tu inocencia cuando te sientes culpable
y tu propósito cuando estás confundido.

Tolba Phanem
Mujer, poeta, africana


La pintura es obra de
Caroline de Vanssay y se titula
"Bienvenida a casa"

lunes, 17 de agosto de 2009

Un día cualquiera











Tocaron el timbre.
Abrí la puerta, me asomé pero no ví a nadie.
Tocaron el timbre por segunda vez,
con algo de fastidio abrí de nuevo.
!Acá arriba! oí que alguien gritaba.
Y lo ví.
Aún no había puesto la mesa del desayuno y seguía
en camisón.
"Así está bien", me dijo, y me extendió una mano.
Me sonrojé como una niña.
Y oculté mi rubor mirando para abajo, por las dudas
de que mi vecina estuviera espiando la escena.
"Vamos", me dijo sonriendo.
Y yo contesté que sí...

sábado, 15 de agosto de 2009

Los Amantes Mariposa


















Me hice este regalo.
Es un libro mágico.
Está dirigido a niños y adolescentes (¿quién no lo sigue siendo aún?)
pero me pregunto si sabrán captar la belleza que encierran sus páginas.
Apenas lo abrí sucumbí al hechizo.
Es una historia de amor. Signada por el deber y movida por el deseo.
Y es también una historia de despedidas.
Naoko es la protagonista. Una jóven de 14 años que debe acatar las reglas.
Pero su espíritu ansía la libertad. Y el amor...
Y para mi bendita perdición, el libro está impregnado de mariposas.
Son azules.
Y hay nenúfares y puentes y estrellas y, también, un destino.
No les cuento el final.
Es triste.
Pero no es triste...
Y están las mariposas,
que fueron hechas para volar.

viernes, 14 de agosto de 2009

El descenso al Inframundo


















Anoche fui a ver El Fantasma de la Ópera.
El musical de Andrew Lloyd Webber, basado en el libro de Gastón Leroux, tiene mucho del mito del secuestro de Pérséfone.
Christine, la protagonista, es una jóven Perséfone, huérfana de padre y madre que no conoce el amor y mantiene la inocencia e ingenuidad de una niña.
Tiene una voz privilegiada y, en sueños, recibe la visita del ángel de la música, a quien ella no ha visto, pero sí oído.
El fantasma es un Hades (dios del inframundo) enmascarado, que habita en los sótanos del teatro, y desea con locura a la frágil Christine.
La noche del secuestro (el comienzo del invierno en el mito) Christine es seducida por el fantasma a través de un espejo y llevada junto a él a su reino subterráneo.
Una vez allí cruzarán una laguna (la del olvido) para llegar juntos a ese paraíso
oscuro y sensual, donde Hades enmascarado la invitará a unir la voz de ella al talento de él, la dulzura de ella, a la pasión de él...
En un acercamiento tímido y sensual, él la ira hechizando hasta que ella pierda, finalmente, el conocimiento y entre en un sopor propio de los lugares fuera del tiempo. De los umbrales que quedan sostenidos por un delgado y mágico hilo del que
penden las agujas que tejerán su nueva personalidad.
Christine, al igual que la ingenua Perséfone, no será la misma luego del encuentro
con ese hombre oscuro e hipnótico. Tampoco su voz.

Descender al inframundo es entrar en una noche oscura.
Es dejar atrás el mundo conocido para adentrarse en los huecos ocultos y misteriosos
del alma.
Es seguir la voz de un guía que no pertenece a la realidad cotidiana, pero que es
capaz de devolvernos la vitalidad perdida. La esencia perdida.
Y que con su canto profundo y abismal, vuelve a encender el fuego de la pasión, adormecida, que hace que la vida valga la pena.

jueves, 13 de agosto de 2009

El sentido de la enfermedad













"Si algo funciona mal en nuestro cuerpo, queremos que lo arreglen.
Si algo destructivo avanza en nuestro organismo, queremos detener la enfermedad.
Acudimos a médicos y hospitales con la expectativa de que cuidarán de nuestro cuerpo.
No esperamos que el alma también se vea involucrada.
Sin embargo, una enfermedad mortal apela al alma, requiere recursos espirituales y puede ser una iniciación al reino espiritual que atañe al paciente y a quienquiera que se vea inmerso en el misterio que acompaña la posibilidad de morir.
Cuando se vive en el límite -en el reino fronterizo entre la vida y la muerte-, se vive en un tiempo y lugar liminal. Este vocablo proviene de la palabra latina que significa "umbral". No es una palabra de uso cotidiano; la traigo a colación porque su sentido evoca la experiencia personal del lector y la memoria colectiva de la humanidad a la que todos tenemos acceso.
Cuando participamos en algo que nos cambiará y alterará el modo en que los demás se relacionan con nosotros -como cuando nos casamos, nos alistamos en las fuerzas armadas o nos ordenamos sacerdotes, nos convertimos en médicos o superamos una experiencia traumática-, ésta es una experiencia liminal.
Cuando en el nivel físico nos iniciamos en el conocimiento de algo que nos era ajeno -por ejemplo, a través del acto sexual o el embarazo-, cruzamos un umbral.
Sin embargo, en ese momento, la toma de conciencia física, mística o espiritual de lo que está ocurriendo determina su significado como una experiencia del alma.
Esto es lo que sucede con una enfermedad mortal, que de un modo semejante atañe al organismo y sin embargo puede afectarnos espiritualmente.
La enfermedad, sobretodo cuando existe la posibilidad de morir, nos hace dolorosamente concientes de lo valiosa que es la propia vida y la vida en general.
Se produce un cambio en las prioridades. Advertimos la verdad de lo que importa, quién importa y qué hemos hecho con nuestras vidas, y hemos de decidir qué hacemos ahora que lo sabemos.
Las relaciones importantes se ponen a prueba y se fortalecen o se destruyen.
Nos cuestionamos nuestras creencias espirituales y religiosas o la ausencia de las mismas.
La enfermedad constituye una ordalía."

Páginas 13 y 14 del capítulo titulado
"El umbral entre la vida y la muerte"
del libro de Jean Shinoda Bolen

Lo recomiendo para quienes atraviesan
o acompañan una enfermedad.

miércoles, 12 de agosto de 2009

La tiranía del Reloj













Para saber la hora hubo que crear mecanismos fiables y precisos. Y como el mundo moderno tenía prisa y necesitaba eficiencia era necesario que el reloj, bendito y productivo invento, se llevara encima a todas partes.
Ahora las vedettes no eran los inmensos y tiesos relojes de pared que presidían la sala principal de la casa, sino los diminutos y silenciosos relojes de muñeca, modernas esposas que lo llevan a uno prisionero de su tic tac perverso.
Ahora el tiempo lo marca él.
No el sol, ni la temperatura, ni el estado de ánimo. Él.
Soberano supremo del universo. Dispositivo tecnológico y tiránico de la humanidad civilizada.

Y ahora lo dejo al filósofo que diga:

"A partir de hoy pende de un cordón de crin
en torno a mi cuello el reloj de las horas.
A partir de hoy cesa el curso de las estrellas,
cesan el sol, el canto del gallo y la sombra,
y todo lo que alguna vez me anunció el tiempo,
todo eso ahora mudo y sordo y ciego;
silenciosa se me vuelve toda naturaleza
al tic tac de la ley del reloj."

Friedrich Nietzche,
La gaya ciencia

martes, 11 de agosto de 2009

El triunfo del espíritu













El domingo pasado fui a escuchar una conferencia de Javier Methol.
Javier es uno de los dieciséis sobrevivientes de la llamada "Tragedia de los Andes".
Cuando ocurrió el accidente él viajaba junto a Liliana, su mujer y madre de sus cuatro hijos. Ambos sobrevivieron al momento en que el avión se estrelló pero Liliana murió durante el alúd que los sorprendió con furia días después.
Cuando Javier habla lo hace con una sonrisa y transmite paz, y a pesar de haber perdido la visión de un ojo, la escucha de un oído (ésto fue anterior al accidente) y a su compañera, se siente agradecido.
Para él "Dios era el copiloto de ese vuelo, y acomodó los errores humanos y nos ayudó a organizarnos". "En ese accidente tendríamos que haber muerto todos. El verdadero milagro es que hayamos sobrevivido a la caída del avión, que se deslizó esquiando por una ladera."
Tiene una fé inamovible.
Javier rehizo su vida. Se volvió a casar y tuvo cuatro hijos más.
Cuenta que todos sus hijos se llevan muy bien y que él ama a dos mujeres (algo que incomoda y da celos a su actual mujer).
"Es que el amor no muere. A Liliana la sigo amando. Su corazón, su cuerpo, no están conmigo pero sí el amor", dijo, y fue una de las frases que más me gustaron.
Lo que me dejó pensando fue su mutismo al reencontrase con sus hijos, ya viudo.
"Con mis hijos nunca hablé de la montaña porque nunca me lo preguntaron. Nunca quise hablar aunque jamás oculté nada".
Recién después de treinta años fue invitado a dar su testimonio de manera pública y él aceptó. Cuando la charla terminó, sus hijos se le acercaron y le dijeron: "Y pensar que estuvimos treinta y cinco años esperando para oírte decir esto"...
Una larga espera.
Un padre que se mantiene en silencio y unos hijos que respetan ese silencio.
Unos hijos que esperan respuestas y un padre que prefiere no recordar.
Un duelo difícil que se vive como se puede.
Y una cita que surge con sabiduría de Coche Inciarte, otro de los sobrevivientes: "Me dí cuenta de que lo que no se dice provoca dolor, y que hablar, cura".
Y su maravillosa conclusión en el testimonio que le da a su amigo Pablo Vierci, autor del libro La Sociedad de la Nieve: "Setenta días es mucho para pasarla tan mal y treinta años es demasiado para mantener el sufrimiento escondido."

lunes, 10 de agosto de 2009

Sabiduría del Jardín de Infantes
















Juega limpio

No le pegues a la gente

Vuelve a poner las cosas donde las escontraste

No te lleves lo que no es tuyo

Limpia siempre lo que ensucies

Pide perdón cuando lastimes a alguien

Sonrójate

Lávate las manos antes de comer

Las galletitas y la leche son buenas

Vive una vida balanceada: Aprende algo y dibuja,
y canta, y baila, y juega, y trabaja un poco cada día

Duerme la siesta todas las tardes

Cuando salgas, ten cuidado con el tráfico

Recuerda la pequeña semilla del vaso: las raíces bajan,
la planta sube y nadie sabe realmente cómo ni por qué,
pero todos somos así

Los peces de colores, los hamsters e incluso la pequeña
semilla del vaso, todos mueren. Y nosotros también

Entonces recuerda una de las primeras reglas y palabras
que aprendiste. La más grande de todas: "Mira"
y permanece atento a lo maravilloso...

Robert Fulghum
"Todo lo que aprendí, lo aprendí
en el jardín de infantes"

sábado, 8 de agosto de 2009

Pan y Tulipanes

















A Rosalba se la olvidaron en una estación de servicio.
Venía en un tour junto a su marido, hijos, cuñados, sobrinos,
suegra...
Nadie se dió cuenta de que no estaba en el ómnibus cuando
siguieron viaje.
Mientras espera que vuelvan a buscarla piensa. No tiene ganas
de unirse al grupo. No conoce Venecia.
Y está tan cerca...

viernes, 7 de agosto de 2009

Sabiduría de Facundo Cabral II


















Haz sólo lo que amas y serás felíz.

Lo que debe ser será y llegará naturalmente.

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo.
A tí debes hacerte libre y felíz,
después podrás compartir la vida verdadera con
los demás.

La felicidad no es un derecho sino un deber,
porque si no eres felíz estás amargando a
todo el barrio.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por
la tierra es tan corto que sufrir
es una pérdida de tiempo.

El servicio es una felicidad segura...


Facundo Cabral es cantautor y poeta,
perdió a su mujer y su hija en un accidente
de avión y, contra todos los pronósticos,
sobrevivió a un cáncer terminal


Pueden encontrar el texto completo
"No estás deprimido, estás distraído"
en internet

jueves, 6 de agosto de 2009

Sabiduría de Facundo Cabral














No estás deprimido, estás distraído.
Distraído de la vida que te puebla,
distraído de la vida que te rodea...

No estás deprimido, estás distraído,
por eso crees que perdiste algo,
lo que es imposible porque todo te fue dado.

La vida no te quita cosas,
te aliviana para que vueles más alto,
para que alcances la plenitud.

De la cuna a la tumba es una escuela,
por eso lo que llamas problemas
son lecciones.

No perdiste a nadie,
el que murió simplemente se nos adelantó,
porque para allá vamos todos.

No hay muerte,
hay mudanza...

miércoles, 5 de agosto de 2009

Río y Mar



















A veces me siento grande como el mar,
a veces un corto tiempo del río que va,
soy un horizonte que te da las tormentas
y a veces soy un sauce que pide al viento
dejar de llorar.

Río y mar,
tal para cual...

A veces soy un milagro que empieza,
a veces una esperanza que pasó,
soy una puerta del alba que se cierra
y a veces soy un caminante que te ruega
por entrar.

Río y mar,
tal para cual...

A veces soy el altar de la luna,
a veces arena pobre con sombras,
soy un fantasma salvaje que no vuelve
y a veces soy un pájaro que por vos
quiere regresar.

Río y mar,
tal para cual...

León Gieco

Recomiendo la versión cantada por
Guillermina Beccar Varela

martes, 4 de agosto de 2009

La mejor almohada

De gurúes y terapias



















Vivimos en una época de consumo. Pero no sólo de cosas materiales, ahora consumimos terapias, libros y cursos varios, y nos dejamos convencer por soluciones mágicas e inmediatas que prometen devolvernos el paraíso perdido.
Los gurúes abundan. Los iluminados encandilan. Los descubridores de la piedra filosofal (que no son Harry Potter) están dispuestos a compartir el secreto que cambiará nuestras vidas para siempre. Y nosotros corremos ilusionados detrás de las respuestas que buscamos hace siglos, y que un suertudo descubrió por casualidad.
Desconfío de los que se erigen en poseedores de la verdad.
De los que comienzan sus libros diciendo:"cuando yo me iluminé..."
De los que exponen a su público a una terapia rápida y barata para confirmar sus puntos de vista.
De los que se autodenominan "elegidos".
De los que vociferan y gritan para que sus ideas se claven con fuerza en su audiencia.
De los que prometen llaves, pinzas, tornillos o lo que sea, para abrir todas las puertas.
De los que dan un listado interminable de lo que hay que hacer para que la fórmula de resultado.
Del shopping terapéutico, en definitiva, que al fin y al cabo es consumismo espiritual.

Desde que soy chica, llevo conmigo una frase de San Agustín que dice: "No vayas afuera, en el interior del hombre habita la verdad".
Y éste proverbio que me reubica en mi propia senda: "Donde vayas, allí estarás".

lunes, 3 de agosto de 2009

Ese delicado equilibrio


















Entre...

Las cosas de la tierra y las cosas del cielo

La intimidad y el encuentro

El deber y el deseo

La actividad y el descanso

Los quehaceres y el juego

Las palabras y el silencio

La urgencia y la calma

El dar y el recibir

El decir y la escucha

La quietud y la acción

La confianza y el límite

La entrega y el recogimiento

La realidad y los sueños

La esperanza y el soltar

La paz y la guerra

Lo público y la intimidad

La libertad y la pertenencia

Yo y los demás...

sábado, 1 de agosto de 2009

Volver a casa



















Todo tiene su tiempo... y para mí, ahora, es tiempo de partir.
Dejo la montaña con cierta nostalgia.
Aquí formé parte de una misteriosa cofradía formada por cóndores, liebres, chimangos y seres invisibles que me susurraron cosas al oído.
Pero son secretas.
Como las sensaciones y experiencias de mi alma, que me dijo tantas cosas...
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