jueves, 26 de diciembre de 2013

Mis deseos para el 2014



Que el 2014 sea...

...una inmensa plataforma de despegue para tus sueños
...una paleta llena de los colores que necesita tu alma para ex-presarse
...un sendero que te lleve al encuentro de tu esencia
...una partitura que ejecute los latidos vigorosos de tu corazón
...el espacio necesario para que tus alas se extiendan 
...el impulso necesario para que emprendas vuelo

Te lo deseo de corazón,
Victoria

lunes, 9 de diciembre de 2013

El maravilloso mundo de las Interpretaciones



Dejarse conocer, en intimidad, implica coraje. Requiere confianza. Abrirle la propia historia con sus heridas y sinsabores a otro es un acto de fe. Porque no sabemos, de antemano, de qué manera recorrerá las vetas y surcos de nuestra existencia. ¿Sabrá adentrarse con delicadeza en el territorio frágil y vulnerable de un corazón humano? ¿O, por el contrario, se asentará con prepotencia en la tierra húmeda y pisoteará las flores del jardín?
Abrirse para mostrarle el paisaje interior a quien intenta conocernos nos pone en un lugar inseguro. Deponer las defensas, quitarnos las máscaras, bajar la guardia... todo ello nos hace sentir la inminencia del peligro. Ya no estamos armados, todo lo contrario. Y ese "desarme" es el que permite que la propia esencia exhale su perfume hacia el exterior. Si no, es sólo un concentrado encerrado en un frasco que nadie percibe.
El primer paso para ser conocido, aprehendido, captado por alguien, es dejarse conocer. Y el segundo, que no necesariamente se desprende del primero, es que ese otro pueda aprehendernos, captarnos, conocernos de verdad. Pero esto, lamentablemente, no siempre sucede. No es una ecuación matemática.
Muchas veces invitamos a que otro entre en nuestra casa, le abrimos puertas, ventanas, le convidamos una porción de nuestra historia, pero el otro se aparece con su propia canasta de picnic llena de cosas ya preparadas y se apura a comerse lo que trajo sin siquiera mirarnos. Y el fallido diálogo se transforma en una traducción simultánea y desconectada de nuestro idioma. Una interpretación errónea y alejada del propio corazón que no necesita intérpretes para ejecutar sus latidos. Y luego de ese des encuentro sobreviene la pregunta inevitable: ¿Conviene que vuelva a hacer esto?
A nosotros, los hombres y mujeres que habitamos suelo humano, nos encanta interpretar. Vivimos en el maravilloso mundo de las interpretaciones. Creemos saber, mejor que el otro, qué es lo que a éste o aquél le duele, le importa, le falta, le sobra... llenamos las pausas como si fuesen casilleros, los silencios como si fuesen abismos.
Es que mientras siga el parloteo incesante, no habrá que vérselas con alguna incómoda verdad. Y mientras evitemos sostener la mirada, no habrá que sumergirse en aguas profundas. Lo profundo suele ser oscuro. Húmedo. Incierto. Mejor quedarse en la superficie. Donde nadan de a muchos. Donde el agua se ve más clara y los pies no se hunden. Aunque el corazón, ese que acuna y custodia el propio ser, lata, invariablemente, en las profundidades.

Victoria Branca

martes, 26 de noviembre de 2013

Una lección pésimamente aprendida



Durante mucho tiempo compré la idea de que ser fuerte era equivalente a mostrarse invulnerable. Y que ser vulnerado (por ofensas, por acción, por omisión e, incluso, por amor) era un desembarco directo al mar de las desgracias. Para sobrevivir en el mundo de los débiles que dudan, que lloran, que pierden la cabeza, que sufren a la vista de todos, había que armarse de gruesas capas de insensibilidad y autocontrol. Una lección pésimamente aprendida que la vida no tardaría en desbaratar de mi mente y, sobretodo, de mi cuerpo y de mi corazón. Porque las ideas erróneas chocan, tarde o temprano, con la fragilidad sabia en la que transcurre la vida. Y si uno se empecina en seguir en puntas de pie dentro de esa torre de estoicismo sostenido, bastará un mínimo soplido o una flecha lanzada desde una mano certera para que ese mamotreto artificial que uno tardó tantos años en construir sea derribado en un instante.
Da miedo sentir. Es mejor protegerse del caos en el que circulan las emociones con razonamientos, especulaciones, excusas, defensas... Y más miedo da apasionarse, lanzarse de lleno, aventurarse... uno puede caer al vacío, como Alicia, y no encontrar nunca el camino de regreso. Pero, ¿el regreso adonde? ¿Al lugar inerte en el que uno mantiene las perillas de la consola del vivir en un justo y discreto medio? ¿A la zona conocida del confort que ya no es tan confortable? ¿A las viejas trincheras de las formas y los pareceres, donde circulan los rebaños y pastan, no los mansos, sino los sumisos?
Quien se atreve a desnudarse emocionalmente frente a otros toma riesgos y se expone a ser herido. Quien convida a otros del vino de su verdad y del pan de su historia invita a un festín que tal vez no todos valoren.  Ese es el precio de salir del capullo oscuro y estrecho de la seguridad, donde, es verdad, las balas no llegan. Pero tampoco la música. Ni la danza. Ni el éxtasis. Y uno se queda sin el premio que sobreviene naturalmente a quien emerge del escondite con coraje: un inmenso par de alas.

Victoria Branca

lunes, 4 de noviembre de 2013

El enojo tiene mala prensa


El enojo tiene mala prensa. No está bien alterarse, mucho menos enojarse. Y, si por alguna extraña razón, un enojo nos alcanza y nos habita por un rato, hay que despacharlo pronto y que se note lo menos posible que anduvo visitándonos. Es que enojarse, además de promover arrugas indeseadas, rictus tensos y ojos saltones, no es aconsejable para la salud. Pero, ¿para la salud de quién?
El enojo es una emoción. Al igual que la tristeza. Al igual que la alegría. Enojarse es parte del abanico de emociones que pueblan el corazón humano. Querer ubicarla en una categoría inferior o pretender que sea un asunto de inmaduros, polvoritas y calentones, no hace más que ir llenando ese caldero psíquico infernal donde se cuecen a fuego lento y sostenido las emociones rechazadas.
Sonreírle a quien nos ataca no es una respuesta adecuada. Callarse ante un agravio o falta de respeto, tampoco. Tolerar excesivas demandas, acatar sumisamente los designios de otros, soportar en silencio el maltrato y el abuso... estos excesos deben necesariamente movilizarnos por dentro, aunque no nos demos cuenta. Cuando algo nos frustra, la reacción natural y sana de nuestro organismo es segregar adrenalina y noradrenalina y empujarnos a un estado de alerta y reacción. Pero cuando nos autoadiestramos para no registrar este circuito saludable en nosotros y nos imponemos una sobreadaptación forzada, nos convertimos en nuestro propio agente extraño circulando a contramano por nuestro cuerpo y alterando el tránsito correcto y eficaz de nuestras emociones. Entonces ya no sabemos si estamos tristes o cansados. Si nos cayó mal la comida o ese comentario hiriente. Si nos desanima la política exterior o el desgobierno interior. Y perdemos la capacidad natural, instintitiva y sana de establecer límites y barreras externas para sostener y preservar el espacio propio e interno.
Enojarse sanamente es un arte. Darnos permiso para liberar la descarga que nos provocó algo o alguien y hacerlo sin daños colaterales es algo digno de aprender. No siempre enojarse con los demás es muestra de que algo no está bien. Un desacuerdo con otro puede abrirle la puerta a un acuerdo fundamental con uno mismo.

Victoria Branca

jueves, 10 de octubre de 2013

Lo inmediatamente anterior


En el principio era el verbo, dice el génesis; no dice: la palabra. Tal vez porque el verbo es más que la palabra. Es la palabra en acción. Aquello que al ser dicho, nombrado, sucede. Pero sin intervalo entre una acción y otra sino en simultáneo. Al mismo tiempo. En el instante preciso del momento presente que, a la vez, es eterno.
A la palabra la precede el silencio. Como a la creación el caos. Lo inmediatamente anterior es su opuesto, un oxímoron vital que en plena obturación del entendimiento inaugura un resquicio de luz.

De la inmovilidad surge el movimiento.
Del reposo, la acción.
Pero entre ambos media
un compás de espera.
Un espacio.
La pausa necesaria
para que ocurra
el milagro.
El que transforma al gusano
en mariposa.
A la célula
en embrión.
A la mudez
en canto.
A la pena
en esperanza.
A la distancia
en amor.

Victoria Branca

sábado, 21 de septiembre de 2013

La Primavera asciende


Perséfone es algo perezosa. Acaba de pasar una larga temporada bajo tierra. En penumbras. Gestando en silencio la vida. Se mantuvo inmóvil, ajena al vaivén incesante del mundo, esperando el momento en que el pulso profundo de la tierra comenzara sus contracciones.
Ya es hora. La primavera está lista para darse a luz. Los huecos vacíos que dejó el invierno se expanden para ser llenados con nueva vida. La tierra baldía será ahora un manto tibio donde todo reverdece. El viento destemplado exhala sus perfumes. Las mariposas emergen de sus capullos. Abran paso. La Primavera asciende.

Victoria Branca

viernes, 6 de septiembre de 2013

Frente al mostrador



_Me dijeron que hay que sacar número, señorita, pero no veo ninguno.
_Es que damos sólo quince por día, ya no hay más.
_¿Tan pocos?
_¿Pocos? ¡Son muchísimos! Antes dábamos diez. Pero la gente se ponía muy mal y de arriba nos llegó la orden de repartir cinco más.
_¿Y entonces qué hago? ¿Vuelvo mañana?
_Si puede... pero venga bien temprano, a ver si le pasa lo mismo que hoy.
_¿A qué hora tengo que venir?
_Eso lo sabe usted. Cuanto antes mejor. Le recomiendo que no deje pasar más tiempo.
_Pero ¿cómo sé que si vengo mañana tendré mi número?
_De la misma manera que sabe que mañana estará viva.
_Pero eso no lo sé...
_Por eso.

Diálogo escuchado al azar, frente al mostrador de la oficina de los deseos extraviados.

Victoria Branca


martes, 27 de agosto de 2013

¿Qué tienen en común?



¿Qué une a Joan Didion con Harrison Ford?
Cuando leí esa pregunta escrita por una periodista americana tuve una especial intriga. Por varias razones. Una, Joan Didion es una de mis autoras preferidas. Dos, Harrison me parece un bombón de esos que nunca empalagan. Tres, que tuvieran algo en común ya me daba cosquillas en la panza...
Rauda, fui a leer el artículo en cuestión (en inglés) que decía que el lindo de Ford le entregará a Didion un premio a su trayectoria en el mes de Octubre. Muy merecido pero ¿por qué él? ¿Qué une a estos dos?
Seguí leyendo y la periodista fue generosa en develarme rapidito el misterio: Harrison, antes de ser actor taquillero y famoso galán, fue carpintero. (¡Ahora me gusta todavía más!) y construyó la casa de Didion sobre la playa, en Malibú. De esto hace añares. Pero a la hora de entregarle el premio, a los organizadores les pareció simpático volver a conectarlos ya que, según dijera la escritora en una entrevista telefónica a horas de conocerse la noticia, Ford fue un sostén moral importante mientras construían su casa. De esto algo sé. Cuando uno encara una obra es como si volviera a constituírse anatómica-emocional y espiritualmente y, tener un arquitecto que además sea contenedor, terapeuta, pilar antisísmico y jefe de salvataje es toda una garantía de sanidad.
Bueno, El lindo de Harrison le va a entregar este premio del PEN center USA a la genia de Joan. Y tal vez, luego del protocolo de rigor, terminen recordando anécdotas de aquella casa, en aquella playa, en otro tiempo...

Victoria Branca

Fe de erratas: Harrison Ford era "Carpintero" y no arquitecto. Perdón por el error. ¡Enmendado!

lunes, 19 de agosto de 2013

Los cinco grandes arrepentimientos de los moribundos




Los Cinco grandes arrepentimientos de los moribundos


1- Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera
2- Ojalá no hubiera trabajado tanto
3- Hubiera deseado tener el coraje de expresar lo que realmente sentía
4- Habría querido volver a tener contacto con mis amigos
5- Me hubiera gustado ser más feliz
Extractado del libro homónimo de Bronnie Ware (enfermera que acompañó infinidad de enfermos
terminales en su lecho de muerte)

martes, 13 de agosto de 2013

La música, simplemente sucede...


Creo que el alma vibra en una nota musical.
Que se expresa en un tono particular y único, que nos hace ser quienes somos.
Creo que el corazón late buscando eso, la tonalidad en la que puede desplegar todos sus colores y perfumes. Y cuando no lo logra, desafina y se desarmoniza.
La vida es una partitura inmensa.
La existencia busca ir llenando esos espacios vacíos pero no siempre encuentra las notas adecuadas.
El corazón ausculta en busca de concordancia y sintonía. Y, cuando eso pasa, la música, simplemente sucede.

Victoria Branca

martes, 6 de agosto de 2013

Leemos más de lo que pensamos


Leemos más de lo que pensamos. Quiero decir que somos lectores más veces de las que somos conscientes. Es decir, leemos aunque no tengamos un libro entre manos. ¿Me hago entender?
Leer no es privativo de los que escudriñan un texto.  Tampoco de los intelectuales. Ni de los ávidos devoradores de clásicos. Leer es más común de lo que creemos y, de tan común, ordinario.
Leer, eso sí, es un acto íntimo. Y privado.
Se lee en silencio. De afuera hacia adentro. Si no, no es lectura. Es otra cosa.
Se lee de pie, recostado, andando, de noche, de día, en medio de un tumulto, a solas...
La lectura, así, es una práctica habitual y cotidiana. Para todos. Para unos, es verdad, más que para otros.
Leemos más de lo que pensamos.
Leemos gestos, miradas, rostros, ausencias...
Leemos acciones, silencios, sueños...
Leemos distancias, cercanía, contacto...
Leemos llantos, risas, abrazos, canciones...
Leemos estados del tiempo y del ánimo...
Leemos historias...ajenas y también la propia.
Leemos arrugas, surcos, heridas...
Leemos pálpitos, impulsos...
Leemos arrebatos, desenfados...
Leemos la locura, la discreción, el deseo...
Leemos la paciencia, la ternura, la espera...
Leemos más de lo que pensamos.
Sí, y también leemos eso, las palabras.

Victoria Branca

domingo, 28 de julio de 2013

Coincidencia



Decidió empezar a vivir la vida que imaginó.

Dejó atrás los temores, las dudas, la inercia,
olvidó las ofensas, los malos augurios,
hizo a un lado el vaticinio barato,
cerró tras de sí la puerta del tribunal de faltas

Se sacudió el polvo y las objeciones,
soltó cadenas y amarras,
cayeron máscaras, prejuicios, proyecciones,
ventiló sótanos, abrió ventanas

Se rió de los manuales y los pretextos,
se alejó de los nubarrones,
auscultó su destino en medio del pecho y
caminó con paso firme hacia ellos, sus sueños...

Victoria Branca



jueves, 18 de julio de 2013

Es lo que es



Es un sinsentido,
dice la razón.
Es lo que es,
dice el amor.

Es una desgracia,
dice el egoísmo.
No es nada al lado del dolor,
dice el miedo.
Es inútil,
dice el conocimiento.
Es lo que es,
dice el amor.

Es ridículo,
dice el orgullo.
Es frívolo,
dice la prudencia.
Es imposible,
dice la experiencia.
Es lo que es,
dice el amor.

Erich Fried

lunes, 15 de julio de 2013

Vení a escribir...


En Agosto retomamos los talleres de escritura.
Si te interesa participar escribime a victoriabranca@hotmail.com
Dale, ¿qué estás esperando?

domingo, 16 de junio de 2013

miércoles, 12 de junio de 2013

Antes de la Medianoche



Pasaron un día entero juntos en Viena cuando eran unos desconocidos.
Volvieron a reencontrarse nueve años más tarde en Paris con deseos contenidos de no separarse
nunca más.
Ahora, nueve años después de aquella larga conversación por la ciudad luz, vuelven a mostrarse juntos y van a contarnos qué pasó esa tarde en que los dejamos tomando té y escuchando a Nina Simone...

lunes, 20 de mayo de 2013

Eso que no debe leerse


Hay que aceptar la historia que nos contaron. La versión "oficial" de cómo fueron las cosas. El relato editado por las voces que más gritan, las que se imponen con sus decibeles estridentes y temerarios. Hay que acatar el conteo de páginas que hicieron ellos, los que se ubicaron en el lugar de "los que saben" pisoteando la reflexión libre y ajena.
Hay que desviar la mirada porque son ellos quienes señalan dónde hay que posar los ojos, y el entendimiento. No se puede mirar de frente y sostener la vista ahí, en la verdad que está siendo torturada, ultrajada, retorcida hasta ahogarle la conciencia. ¿Quién es humanamente capaz de soportarlo? Por eso insisten en esas prácticas tiránicas, malditas.
La historia es de ellos, de los que enmascaran y esconden, de los que planifican y pergeñan, de los que someten y abusan, de los que vociferan y alardean, de los que pervierten y corrompen, de los que intimidan y extorsionan.
Ellos cuentan su versión de la verdad, aunque la verdad no tenga versiones.
Pero ellos no son "lo otro", son "eso" que yo no alcanzo a ver en mí. Son la expresión oscura y negada de la edición bonita y no revisada de mí mismo. Ellos no son el enemigo y yo el amigo. Somos lo mismo. Aunque, dividido.
Por eso, las páginas que ellos quieren que no lea son las que debo leer. Y escudriñar. Y aprenderme de memoria. Eso que no debe leerse es lo que debo, indefectiblemente, leer. La lectura obligatoria y fundamental. Porque si quiero reinar para mí mismo, si quiero ser soberano y dueño de mí, tengo que sumar y no dividir. ¿Cómo habría de ejercer mi albedrío si no? ¿Cómo encontraría una pizca de verdad?

Victoria Branca




miércoles, 15 de mayo de 2013

Sino en mi propio corazón



"Por tanto los juicios sobre lo que era bueno y necesario no debían basarse en lo que otros decían y hacían, sino en mi propio corazón"

Lev Tolstói

sábado, 11 de mayo de 2013

Vamos por los 300


Este blog necesita refuerzos. Nuevos seguidores que se sumen a los que son fieles y permanecen.
Escribir es, a veces, un oficio solitario. Más aún cuando se hace en un espacio virtual.
¿Vamos por los 300?

Victoria

lunes, 6 de mayo de 2013

Soñando por un Sueño...



"Que suceda como has creído", dice allí en la Biblia...

jueves, 18 de abril de 2013

Taller: La escritura como via de Sanación


"Lo que no se ex presa por palabras se ex presa por dolores", dice Alice Miller, que es lo mismo que decir que lo que no tiene libre cauce termina enquistándose en el cuerpo y en el corazón...

Si querés anotarte en el taller "La escritura como vía de sanación"que daré en Mayo, escribime a
victoriabranca@hotmail.com

Este taller te está esperando...

Victoria

miércoles, 10 de abril de 2013

Taller de Lectura


En Mayo comienza el taller de lectura.
Algunos de los autores que leeremos: Paul Auster, Joan Didion, Hermann Hesse, Clarice Lispector, Ernest Hemingway...
Si querés participar, escribime a victoriabranca@hotmail.com

Dale, ¿qué estás esperando?

lunes, 11 de marzo de 2013

Reverberación


La creación es caótica.
Irreverente.
Incómoda.
Reverbera en los márgenes estrechos y oscuros,
recónditos,
mudos.

De la nada nada sale,
dicen ellos,
semi dioses,
semi muertos...

El vacío
el hueco sin fondo
el ojo
de la tormenta.

El pasadizo infinito...

Creo.
No niego en las sombras,
lo que he visto
en la Luz.

Victoria Branca


viernes, 1 de marzo de 2013

Edgar & Benjamin


Benjamin Lacombe es un ilustrador exquisito. El mismo que trazara los rasgos delicados de los "Amantes mariposa", una rara joya de esas que a veces se dejan ver en el mundo superpoblado de los libros.
Ahora acaba de ilustrar algunos de los mejores cuentos de Edgar Allan Poe.
Los "Cuentos macabros", traducidos por el genial Cortázar, son otra perlita salida del mundo editorial de Edelvives, que cada tanto hace este tipo de proeza literaria.
Ya me lo regalé.
Sin titubeos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Empiezan los talleres


Si te interesa participar en los talleres de escritura y/o de lectura del año 2013 escribime a victoriabranca@hotmail.com
Se dictan en capital y en zona norte.

domingo, 17 de febrero de 2013

El milagro es ese


Hay momentos en que uno tiene que ser su propio padre y su propia madre. Independientemente de que tenga padres o los haya tenido, uno tiene que procurarse lo que no le fue dado por otros. Esperar que mis necesidades sean satisfechas y colmadas siempre desde afuera me quita poder y me deja a merced de cualquier albedrío menos del mío.
Ser mi propia madre significa darme consuelo, cobijo, calidez, refugio, un lugar acogedor y amoroso donde descansar y sentirme en casa.
Ser mi propio padre es infundirme coraje, valor, confianza, iniciativa. Sin estas cualidades no podré afirmarme para expresar mis deseos y mis necesidades. Mucho menos establecer límites y trazar fronteras donde deba hacerlo.
Nos acostumbramos a ser huérfanos. A creer que si nuestros progenitores no nos dieron el cuidado y la atención que merecíamos, nadie más lo hará. O peor, nos convencimos de que si no fuimos cobijados es que no lo merecíamos. Que hay algo que está mal en nosotros. Alguna falla o defecto. Y así perpetuamos una cadena de vínculos defectuosos e inseguros, lamentándonos por nuestra poca suerte.
Y protestamos toda vez que alguien nos retira su amor, nos defrauda, nos desilusiona...
Pero la des ilusión es una oportunidad. No se puede seguir andando a ciegas por la vida, tanteando verdades a medias, escondiendo el raciocinio detrás de infinitos velos que distorsionan la realidad. El milagro es ese: VER.

Victoria Branca

martes, 22 de enero de 2013

Extra- ordinaria


Luego de un naufragio, un joven queda a la deriva en un bote. No está sólo. Un tigre hambriento pretende salvarse con él. Además de la lucha por la supervivencia, ambos deberán establecer reglas y delimitar territorio si no quieren ser devorados por el otro. O por el mismo mar.
La película nos confronta con la vieja disputa entre la fe y la razón. Las creencias y lo incierto. La lógica y la magia.
El director no busca inclinar la balanza hacia uno u otro lado, sólo muestra, con magníficas imágenes, cómo se desenvuelve la historia.
Extraordinaria.

martes, 1 de enero de 2013

La tristeza tambien es una ola


El tiempo es una invención humana. Los ciclos no se rigen por cronómetros ni relojes, tampoco por el cambio de estación. Las emociones no se atienen a festejos y celebraciones, se mueven a un secreto ritmo independientes de la moda y el qué dirán.
El corazón, ese músculo mágico y misterioso que no descansa jamás, alberga metafóricamente nuestra historia sentiente. Sufre, palpita, anticipa, añora, espera, contiene, ausculta, recuerda...
La alegría, que debiera asistir puntualmente a los festejos de fin de año, se retova, a veces, y nos deja descolocados en medio del brindis y la música estridente. No, no vino. ¿Qué cara se supone que ponga ahora, donde la sonrisa amplia debiera estampar mi cara como un sello inconfundible en estas fechas?
Hay motivos para mi inoportuna melancolía. Hay razones para el latido a destiempo de mi corazón. Hay rostros que ya no están. Abrazos que ya no nos daremos. Nostalgias. Recuerdos así, inoportunos.
Enajenarse con alcohol y desmemoria puede ser un salvoconducto. O una estupidez. Al fin de cuentas las emociones seguirán arremolinándose en mi interior hasta que yo quede flotando inerte sobre ellas. Escaparse. Evadirse. No querer ver.. Artilugios viejos y conocidos que no conducen a otro lugar que la encrucijada. El cruce de caminos donde hay que optar. Incluso la no elección es una opción. La peor de todas.
No hay que seguir al rebaño, me digo. Madurar es eso, empezar a asumir y validar mi sentir propio. El latido que me pertenece. Que palpita así, a destiempo para el afuera, pero a un ritmo perfecto y en sintonía con el adentro. Con su ritmo personal y su particual vaivén. Como el mar, que por momentos se amansa y atempera para luego vigorizarse con toda su fuerza. La nostalgia pasa. La melancolía también. Al fin de cuentas, la tristeza también es una ola.

Victoria Branca
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