lunes, 1 de agosto de 2011

Secreto bien guardado













¿En qué consiste el éxito de una terapia psicológica?
¿En el tipo de enfoque utilizado? ¿En el uso de técnicas y dinámicas pertinentes? ¿En la eficacia de ciertas intervenciones verbales? ¿En el modo en que el terapeuta conduce la sesión?
¿Se debe a la trayectoria y reconocimiento de quien dirige e interpela? ¿A la idoneidad del profesional? ¿A la simpatía que provoca quien consulta?
El alma (psique en griego) se despliega de múltiples maneras. Y se esconde, también, de variados modos.
Acceder a una terapia es aceptar que el alma, tarde o temprano, será invitada a salir a escena. Que los múltiples disfraces que utilizamos para enmascararla y ocultarla deberán colgarse en el perchero durante un rato.
Elegir un terapeuta para que oficie de guía mientras dura la sesión, es decirle en voz muy baja: "No me es fácil despojarme de este abrigo, aprendí a caminar toda la vida con él, pero por alguna razón me pesa y quiero saber cómo se siente andar por la vida más liviano."
Desvestirse es un acto íntimo. Desnudarse implica mayor intimidad.
En inglés, intimidad se dice "Intimacy" (Into me see)
Existe intimidad cuando uno es capaz de ver a través de esas capas que abrigan (y muchas veces sofocan) al alma. Que la mantienen prisionera. Que no le permiten desplegarse en toda su dimensión y belleza.
La intimidad no es algo que se produzca de manera voluntaria. No es algo que yo elija hacer. Es, más bien, lo que yo dejo de entorpecer para que suceda. Aquello a lo que decido no ponerle más obstáculos ni estrategias en mí vínculo con el otro.
Animarse a ser íntimo es un acto de gran coraje. De entrega. De suma confianza.
En una buena terapia existe intimidad.
Y cuando el vínculo logra derribar los muros de la desconfianza y el temor la relación que se logra es sagrada. Y poderosa.
Se establece entonces una conexión profunda y sanadora. Sumamente sanadora. No para uno solo sino para los dos.

Victoria Branca

8 comentarios:

Mara dijo...

Yo que estoy pensando si quiero dejar terapia, vengo acá y leo esto!!! Me encantó Victoria!
Besos

Bea dijo...

Maravillosa tu descripciòn... desde el "alma", esa que se desnuda.
Si supieran los que no se animan a realizarlo con ese "otro"... se desbloquearìan tantos!!! afectos, dolores, sentimientos, vìnculos perdidos,etc. Un real y verdadero aprendizaje...
para el "alma".
Un beso y cariño de siempre

Anónimo dijo...

Hermoso, poético y sumamente espiritual.

Anónimo dijo...

Es exactamente asi,Vicky.
Buena descripcion!

tolenti dijo...

Impecablemente explicado. Es exacto lo que pienso.
Pero a veces pasa ( me pasó) que, despojandome de todo y poniendo todas las cartas sobre la mesa, sin guardarme una, la otra parte es incapaz de aportarme nada nuevo.No alcanza con despojarse. El terapeuta debe superar al paciente. Debe darle - por lo menos- un nuevo punto de vista. Si no, te sentís desnuda... inutilmente.

Anónimo dijo...

Vicky tus palabras son sanadoras y poderosas....y siempre me hacen tanto tanto bien. Un beso grande

valentina dijo...

Gran función la del terapeuta, y hermosamente explicado, no obstante me pregunto ¿como elige uno al terapeuta? ¿ que detalles o que conexiones se han de establecer para identificar a aquella persona que te ayudará? porque como ha dicho Tolenti, debe ser frustrante desnudarse ante alguien que no puede ir más allá que tú, ¡con lo que cuesta desnudarse ante alguien!

Victoria dijo...

Como tan bien lo expresara el psiquiatra Carl Jung: la mejor herramienta de ayuda del terapeuta es sí mismo. Trabajar sobre los propios asuntos es asunto de todos. Pero tiene una responsabilidad mayor quien se ofrece como instrumento de ayuda.

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