Cada persona que aparece en nuestra vida lo hace con un propósito.
Y si sabemos abrirnos, nos dejaremos transformar por cada encuentro.
Cuando alguien muy amado se va de nuestro lado, tal vez haya concluído lo que teníamos que compartir e intercambiar. Al menos así será para nuestra alma que sabe cuál es el plan de vuelo.
Pretender aferrarnos a ese amor como si fuese el único sólo hará que estemos ciegos y sordos para los nuevos encuentros que la vida nos tiene reservados.
Si supimos amar a otro con todo nuestro ser tenemos que sentirnos privilegiados. El universo trajo un regalo maravilloso a nuestra puerta y pudimos disfrutarlo.
Si no fue así, la vida tal vez esté aguardando que extendamos nuestras manos otra vez para esta segunda oportunidad.
¿Vamos a seguir convenciéndonos de que no la merecemos?
Extractado de mi libro
Tal vez mañana
2 comentarios:
gracias. ojalá pueda. en eso estoy. pero dejamos ir, nos olvidamos y no está bueno.
En estos "encuentros y desencuentros", es como que el alma hay veces que cierra los puños y allí se quedá agarrotada, otras, golpea o sacude las manos como dejando soltar aquello que debe salir... pero están las "tantas" que abre las manos como esperando que otra acaricie sus palmas, suavemente como con una pluma pasada al pasar...?, y se siente el cosquilleo de esa dulce caricia, el cuerpo vibra, se renueva... y si eso no ocurriera "nada sucediera", se vuelve a cerrar esa mano extendida y se guarda a un costado, esperando el momento para hacerlo otra vez!
Seguramente, cuando hemos amado...
esto VOLVERÁ A SUCEDER, abriendo las palmas de las manos con los brazos estirados hacia adelante, llegará LA VIDA, que cambia, transforma, sin barrotes, -SERÁ UN NUEVO ENCUENTRO CON ELLA!!!-. BEA
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