domingo, 17 de abril de 2011

La seda y los dedos



















Hervé Joncour sintió el agua regarse encima de su cuerpo, sobre las piernas primero, y después a lo largo de los brazos y encima del pecho. Agua como aceite. Y un silencio extraño, alrededor.
Sintió la levedad de un velo de seda que bajaba sobre él. Y las manos de una mujer -de una mujer- que lo secaban, acariciando su piel por todas partes: aquellas manos y aquél tejido urdido de nada.
Él no se movió nunca, ni siquiera cuando sintió las manos subir de la espalda al cuello y los dedos -la seda y los dedos- subir hasta sus labios y besarlos, lentamente, una vez, y desaparecer.

Extracto de Seda,
de Alessandro Baricco

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Un arma poderosa

Un arma poderosa