miércoles, 11 de julio de 2012

Me hubiera gustado decirte adiós: Introducción


"Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto"
Antoine de Saint-Exupery


Todo en la naturaleza nos muestra que la vida se rige por ciclos. Que lo que nace se desarrolla y luego muere. Que la primavera está precedida por el invierno y que aunque al verano le sigue el otoño, las hojas no sólo caen en esa estación. Nadie escapa a la sentencia universal que dice que un día nosotros también tendremos que morir. Sin embargo, la muerte de un ser querido nos saca de cuajo de esa armonía en la que aparentamos cohabitar con la naturaleza. Más aún si la muerte se presenta de manera repentina y absurda.
Las muertes súbitas son parte de la vida. Pero no por ello dejan de desgarrarnos el corazón. Nadie nos prepara para semejante cimbronazo. Nada nos anuncia la llegada de este vendaval que es capaz de sacudir hasta nuestros cimientos más profundos.
La pérdida súbita de alguien a quien amamos obra como un rayo iracundo que parte en dos nuestra existencia. La noticia de la muerte nos parece una broma de mal gusto. No terminamos de creer que ya no esté. ¿Cómo puede ser? Debe haber un error, nos decimos, mientras atinamos a mantenernos en pie sobre un suelo que ya no parece sostenernos como antes.
Pero en poco tiempo lo que nos resulta ficción se viste de gris realidad. Lo que jamás creímos que pudiese ocurrirnos está sucediendo. Sí, la muerte vino a visitarnos sin aviso y raptó como un vil ladrón a quien tanto queríamos. En realidad, a quien tanto queremos, porque aunque la persona ya no está viva, el amor que sentimos sigue ardiendo en nuestro corazón con la misma intensidad. Y quema.
¿Qué se hace con todo ese amor que aún sigue vivo dentro de nosotros? ¿Y con esta inmensa pena que el corazón no es capaz de contener?
¿Por qué obra la vida de manera tan absurda? ¿Por qué se lleva vidas de manera tan cruel?

Victoria Branca
Me hubiera gustado decirte adiós

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Victoria...
Ire leyendo el libro...
Como me hubiese gustado decirte adios mi niño, la muerte subita, tu muerte subita, la mia, a mi mundo a mis creencias,a los sueños futuros...
Subitamente aprender paso a paso a vivir nuevamente, a vaciarme, para llenarme nuevamente...
Te dejo un abrazo de esos que abrigan
Ariela

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