lunes, 16 de abril de 2012

Mi Alma está alborotada















Mi alma está un poco alborotada. Aunque cuando me escucho decir: "mi alma está alborotada" me pregunto si el alma es capaz de eso. Porque si hay algo que debiera permanecer más allá de todo este ajetreo al que nos somete la vida terrena (la única que conozco por ahora) es el alma.
El corazón, ese sí que puede alborotarse. ¡Y cómo! Las veces en que a mí se me alborotó a lo loco el corazón tuve que arriarlo, como a un caballo zarpado, y llevarlo de regreso al corral. Junto a la obediente tropilla. Confieso que a veces lo dejé aventurarse libre y brioso más allá del horizonte conocido, pero al rato volvió abatido y cabizbajo, como un hijo pródigo, esperando que una voz paterna le dijera, bueno, yo te lo advertí, pero pasá. Está todo bien.
Los parámetros y los marcos de contención sirven para algo, me digo, cuando se me arremolinan las ideas y el ímpetu, y esa fuerza no domesticada del todo comienza a hacerse notar. Otra vez.
Bueno, bueno, ya va a pasar. Respirá hondo. Volvé a tu tarea...
Pero es justamente cuando uno respira hondo, bien profundo, bajo las napas y cortezas del mundo cotidiano, cuando se topa con ese magma indómito y tan vivo. Con esa murga constante y explícita que te zarandea el alma.
¿El alma puede ser zarandeada?
¿Y de dónde cornos sale esa palabra?
Vez, eso es lo que digo. Hay un carnaval que danza a sus ansias ahí. (Sí, a sus libres y anchísimas ansias)
Nadie lo detiene. Nada lo contiene. Es una explosión de música y color. De vida intensa y espontánea. Caótica. Cierta. Vital.
Subterránea.

Victoria Branca

1 comentario:

Unknown dijo...

Mientras este zarandeado con musica y color no pasa nada. Esta todo bien.

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