jueves, 10 de mayo de 2012

Morir con dignidad



La cámara de senadores de Argentina aprobó unánimemente la ley de muerte digna.
La ley establece "el derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también revocar posteriormente su manifestación de la voluntad."
Con ello se le reconoce al paciente que sufre "una enfermedad irreversible, incurable o que se encuentra en estado terminal el derecho a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de reanimación artificial o retiro de medidas de soporte vital".
Se regula así el encarnizamiento médico, que con tanto avance tecnológico a su favor perjudica, a veces, el desenlace digno de la vida.
Enhorabuena.

3 comentarios:

Fe r dijo...

Opino igual: enhorabuena. La medicina también debe asistir al paciente en su derecho a una muerte digna. Espero que esta medida ponga fin a la prolongación de vidas que ya no tienen esperanzas y al sufrimiento de tantas personas que tienen el derecho a elegir qué hacer con respecto a su enfermedad. Vos empleás la palabra "encarnizamiento" con total corrección en este caso. Los médicos que se veían obligados a seguir asistiendo al paciente aún sabiendo que ya no tenía chances de recuperación o mejoría, suelen referirse en su jerga hospitalaria a ellos como "caños", sobre todo si se trata de pacientes muy mayores y en muy mal estado de salud, donde una medida que se toma para solucionar un problema acarrea toda una descompensación en otros aspectos y el caso se hace irreversible.

Un beso.

V dijo...

EL desenlace digno de la vida. Es un tema de gran hondura. Me despierta sentimientos encontrados. No me atrevo a opinar de forma genérica. Puede que cuando me toque de cerca con algún ser querido tenga que afrontarlo y desde luego no será fácil. Se que son cuestiones en las que estás especializada. Yo en absoluto. Recojo el mensaje. Un abrazo.

Adriana dijo...

Buen día: yo también "celebro" esta ley. Hace 8 años mi papá agonizaba con un linfoma no Hodkins (no sé si esta bien escrito)ubicado en la amígdala derecha. ya no podía hablar, comer y ver del ojo derecho. El médico me permitió decidir entre llevarlo a terapia intensiva y lastimarlo mucho más con el respirador o dejarlo en la habitación con asistencia de oxigeno acompañado por nosotros. Elegí lo último. Tuvo gracias a Dios una muerte digna. No me aerrepiento de la desición tomada. Siento mucha paz. Gracias por permitirme expresarme al respecto.

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