martes, 26 de junio de 2012

Por debajo de la mesa



Encima de mi mesa de luz hay tres libros a medio terminar. A uno, sólo le faltan dos capítulos para ser enviado sin nostalgia a su rincón en la biblioteca, pero por una excusa u otra no termino de leerlo. Y el libro sigue ahí, custodiando en silencio mi sueño. Testigo mudo y paciente de mi reticencia para los cierres y las despedidas.
Los otros dos están oprimidos por ese, el que está encima, y ya no recuerdo ni los títulos. Pero los tres juntos hacen un montoncito acogedor donde suelo apoyar un vaso de agua antes de irme a dormir, por si me sorprende la sed en mitad de la noche.
Por debajo de la mesa hay más libros. Más historias. Secretas historias...
Los secretos deben conservarse, me digo. Lo secreto y lo sagrado son lo mismo. Pero un secreto cautivo puede hacer morir a su carcelero.
Acaso un secreto se confunda con mudez. Con callar cuando se debiera gritar.
Mis libros conservan en secreto lo que aún no leo. Pero no mueren. Esperan tranquilos el momento oportuno. Ese que no tiene fecha de caducidad. ¿O si?

Victoria Branca

1 comentario:

valentina dijo...

Me encantan los secretos de los libros, y sobre todo admiro en ellos la intimidad que generan, te esperan, y se descubren ante tí, ¿que persona se desnuda ante ti de esa manera? y es que supongo que allí residen las verdades de muchas personas, esas que no nos atrevemos a desvelar, pero cuando las descubrimos en un libro, nos resulta reconfortante, nos hace crecer, así que sí Victoria ¡brindo por todos esos libros que nos esperan!
Un abrazo
Valentina

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