jueves, 7 de abril de 2011

Mi Abuelo



















Mi abuelo fue soltero hasta los cincuenta años. Era hijo de españoles y hermano de dos mujeres, Luisa y Maruca.
Conoció a mi abuela cuando ella era viuda y ya tenía tres hijos. Contra todos los pronósticos, se casaron: Lolita, que así le decían a mi abuela Dolores, y Carlos, el solterón.
No tuvieron más hijos, tal vez porque mi abuelo era de carácter difícil y ser padrastro de tres hijos ajenos le resultaba, además de incómodo, hostil. Por eso, quizás, se fueron de luna de miel casi tres meses, y los hermanos quedaron al cuidado de los abuelos maternos, que siempre estaban prontos y listos para suplir carencias y alimentar vacíos.
Mi abuelo trabajaba en una fábrica de envases de soda. Tenía un depósito en Pompeya y una oficina en la calle Santa Fé. Hasta allí me acercaba para jugar a la secretaria y robarle por un rato el escritorio a la asistente de mi abuelo, que me miraba con el ceño fruncido mientras yo revolvía cajones y escribía cartas apócrifas en la máquina de escribir.
Muchos mediodías, cuando yo estudiaba en la facultad de filosofía, nos encontrábamos a almorzar en un restaurant español que quedaba a dos cuadras de la oficina. Él pedía pescado y yo pastas.
Seis meses antes de casarme me fui a vivir a su casa. Mudé mi mesa de luz, mi acolchado con flores, mis libros y mi guitarra y me instalé con él. Mientras hojeaba la revista Novias, él me contaba anécdotas de sus viajes. Había viajado por medio planeta, pero lo que más le gustaba era ir a Madrid a ver las corridas de toros. Iba todos los años, en Mayo. Y cuando volvía me traía unos caramelos de leche de esos que te extirpan los dientes en cámara lenta.
Después de que nació mi primera hija, volví de Boston para visitarlo. Luego me mudé a París y nos dejamos de ver por un año y medio. Hasta que un día, de sopresa, se tomó un avión via Madrid y fue a verme. A las pocas horas de llegar se le hinchó un pie. Tenía la piel violácea y las venas carnosas. Lo llevé en un taxi a la guardia del hospital y después de hacerle una serie de estudios me dijeron que tenía les arteres bouchées. No lo entendí la primera vez. La segunda sí, y me asusté. Tenía las arterias tapadas y había que operarlo de urgencia. El viaje en avión, tantas horas sentado, sus problemas circulatorios, sus ganas de darme una linda sorpresa, no, no habían sido un buen combo.
Lo operaron al día siguiente, una vez que American Express (que no es tan express para esos asuntos) autorizara los gastos de internación. Estuvo en el hospital una semana. Y yo acompañándolo con culpa y estupor.
Volvió a Buenos Aires más viejito. Vivió casi un año más. Y una mañana, una neumonía tirana se lo llevó.
Aun conservo la mesa de comedor, de madera lustrada, que fue su regalo de casamiento. Es demasiado clásica y formal para mi gusto actual, pero aún no logro desprenderme de ella.

Victoria Branca

21 comentarios:

eralamaga dijo...

Que lujo de abuelo!!!!
(dejá de hacerme lagrimear, querés!!!)

Toia Mallea dijo...

Muy bueno, aprendí cosas que no sabía de mi bisabuelo, gracias ma.
Toia

Toia Mallea dijo...

Muy lindo, aprendí cosas que no sabía de mi bisabuelo, gracias, un beso
Toia

6 ALTERADO dijo...

muy lindo !!!!!

María Luisa dijo...

Nunca sabemos cuanto dejamos en el alma de nuestros hijos o nietos…
Nos parece que están tan ocupados como para grabar en el alma, nuestros gustos, pareceres..
Y un buen día uno lee una página como ésta sobre tu abuelo, y recuerda como tantas veces a los suyos ¡Cómo olvidar tantos gestos maravillosos que nos dejaron en lo profundo de nuestros ser y esas cosas,que definitivamente nos constituyen!…
Qué bueno Victoria, repasar estas asignaturas! Hoy me has mucho bien "comme d´habitude"

Maru dijo...

Me encantó tu relato, me emocionaste. Yo también tengo recuerdos lindísimos de mi abuelo, por suerte. Beso para vos!

Roxi Ameduri Marchettini dijo...

que linda historia, que lindo haber compartido tantos momentos con tu abuelo! besos.

Anónimo dijo...

que lindo es tener un abuelo o abuela que nos deja huella. Yo tuve una abuela materna de lujo y estoy segurisima que el dia de manana voy a ser una excelente abuela porque lo que yo vivi con ella fue muy, muy especial!

Unknown dijo...

Que lindo!

Anónimo dijo...

mi abuela olia a torta y a sabanas limpias, a nardos y scons. La llevo en mi corazon por siempre tinker bell

eli dijo...

Amé tu descripción de los caramelos de leche! Una hermosura de historia la que tuviste (tenés) con tu abuelo. E inevitablemente me hiciste recordar al mío, y también terminé de leer lagrimeando como Lucía.

Moni dijo...

Los caramelos de leche... cada vez que comía uno me revisaba las muelas por si alguna se había desprendido!!
Cuanto amor en tu relato... hermoso!!

María J dijo...

Qúé lindo lo que nos compartís hoy!!!. A mis abuelos no los conocí, pero si a mis abuelas y tengo de ellas recuerdos tan lindos!!! De la mamá de mamá yo era su preferida!La disfruté mucho. Gracias Vicky me hiciste pensar en tantas cosas lindas!!!

Beso grande!!!
Mary

ale dijo...

cuánto amor victoria!!!!! me encantó leer este recuerdo tan lindo y tan entraniable para vos!! es un poquito más de tu corazón que nos compartís!
besos enoooormesss!!!!
...me encantó el comentario de "toia"...!!!

Pilita en: Mis cositas y yo desde aquí... dijo...

Que linda historia junto a tu abuelo.
Yo también tuve un abuelo que hasta el día de hoy recuerdo y marcó mi vida de manera muy positiva.
Un abrazo y lindo fin de semana,
Piedad

Georgina dijo...

Ayer trate de escribir dos veces cuando lei la entrada y no pude, me emocione.
Conoci a 3 de mis abuelos: mis dos abuelas ("Rosas" ambas)y mi abuelo paterno, Antonio. Fui su única nieta mujer y segun él igual a su única hna. mujer. Era de Mostar, Bosnia. Se fue en noviembre del 89 pero lo extraño como si fuera ayer.
Que lindo recuerdo Victoria, los abuelos son seres unicos!!!

vivi dijo...

Hola Victoria a mi tambien me emocionaste hasta la lágrimas. Recordé a los mios y me dieron muchas ganas de tenerlos aunque más no sea por un ratito. Un beso y gracias por despertar estos lindos sentimientos. Un beso Vivi de Tigre.

Anónimo dijo...

qué historia más bonita!!!

PeregrineBlue dijo...

que preciosa historia victoria. debe haber sido todo un personaje como lo suelen ser las personas que han vivido hartos anos y han acumulado un sinfin de historias.

debes contarnos mas historias ya que tienes un don para contar

p.s: a cristobal asi le puse por lo mismo, mi otro hijo se llama jonathan (jon) otro nombre biblico que significa: Dios esta lleno de Gracia y se lo puse porque nacio tras la muerte de Cristobal y salio casi igualito

laura dijo...

un cuento, una historia que podría haber escrito alguien, y es tu historia. qué emoción.

me mató el comentario de Toia, una dulzura.

BEA dijo...

Honrar al abuelo... que lujo! Somos depositarios de sus historias y que bueno recordarlas, revivirlas desde los sentimientos.
Bendiciones para nuestros abuelos -nuestros ancestros- que nos legaron una valija para seguir completando nuestro camino.
Un cariño grande desde mi ser nieta

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