jueves, 10 de septiembre de 2009

Esa gran carcelera: La Culpa


















La culpa siempre se cuela en los duelos.
Es una pequeña tirana que inocula su veneno y hace que el dolor se haga un poco más amargo. Y de un momento a otro aparecerá con su voz acusadora a hacer reproches, acusar, juzgar, condenar.
"Si hubieras hecho tal cosa", "Si no hubieras dicho tal otra"...
La lista de recomendaciones a destiempo suele ser interminable.
Y sumamente dañina.
Su presencia puede llegar a hacer de nuestro duelo una tortura.
¿Cómo trabaja esta infatigable carcelera?
Inyectando su veneno de manera sutil pero poderosa. Con astucia.
No lo hace a los gritos ni de manera llamativa.
Parece, más bien, una de esas manivelas de los viejos cinematógrafos que gira incansablemente y no cesa de proyectar las mismas escenas una y otra vez
hasta convencernos de que somos malas personas y que las faltas que hemos cometido no merecen ser perdonadas.
Y así, va chupándose el resto de energía que aún nos queda, hasta dejarnos como despojos arrojados a merced de los críticos y jueces implacables que pueblan nuestro agitado interior.
La culpa es hipnótica y va lavando los restos de estima saludable que poseemos hasta dejarnos secos de amor propio, huérfanos del aprecio que se necesita para sentirse una persona digna y valiosa, y sujetos a cualquier valoración menos a la nuestra.
Cuando empezamos a definirnos más por nuestros desaciertos que por lo que hemos hecho bien, estamos dándole la llave maestra de nuestra vida a esta guardia cárcel e hipotecando nuestra felicidad futura.
Las caídas no son estados permanentes al menos que así lo decidamos nosotros. Y las faltas que solemos cometer son parte de este caminar que nos caracteriza.
¿De dónde sacamos la idea de que la perfección y la infalibilidad absolutas sean parte de nuestra condición?

Victoria Branca

Extractado de mi libro
Tal vez Mañana

4 comentarios:

laura dijo...

"¿De dónde sacamos la idea de que la perfección y la infalibilidad absolutas sean parte de nuestra condición?" Podría escribir un libro entero para contarte de dónde saqué yo la idea. Y no sería un libro copado.

Y bueno, vamos caminando, vamos tratando de cambiar.

Victoria dijo...

Y tal vez estaría bueno que lo escribas. Y exorcizás todo eso que no es copado...
No puedo entrar a tu blog. Hay guardia cárceles por todos lados...
Beso!

laura dijo...

mi blog no tá más

serán tiempos de renovación? ideas nuevas? cosas otras? quién sabe

besos

Victoria dijo...

Guauu laura!
Qué poda de cuajo...
Quién te dice que ahora no aparezca lo nuevo con toda la fuerza de sus brotes. Tal vez un libro?
Un gran abrazo!

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