martes, 9 de noviembre de 2010

Recuperar la propia Identidad


















Existen infinitas frases hechas que aluden a lo que somos. O a quienes somos. Sentencias que pretenden delinearnos una identidad o, al menos, etiquetarnos de manera precisa para que a otros les resulte más fácil encasillarnos en algun lugar. Nos construye, en los primeros años, la mirada del otro. Lo cual no quiere decir que nos edifique, dignifique y magnifique. A veces, tristemente, sucede lo contrario: las miradas también pueden mostrar desprecio, desaprobación y desprestigio.
En el transcurrir de la vida vamos rearmando la propia historia y con ella, recolectando piezas que conforman nuestra identidad.
No es fácil volver a adueñarse de quienes somos una vez que creímos ser algo que no éramos. Tampoco es sencillo reapropiarse de aspectos olvidados y cualidades desaparecidas. El entorno (léase familiares, amigos y otros significativos) prefieren que sigamos operando bajo el manual conocido por ellos. Todo lo que sea novedoso les resulta subversivo o, al menos, perturbador.
Por eso, infinidad de veces acomodamos el rumbo hacia los puertos conocidos. Por eso, tantísimas veces adherimos de manera automática a las ideas de otros. Por eso, tantas otras, silenciamos nuestro descontento detrás de una mueca forzada y nos alistamos en las filas conducidas por quienes alzan la voz más que nosotros.
Pero no se puede mantener amordazada y en cuativerio a la propia identidad por demasiado tiempo. Tarde o temprano, el alma cautiva rompe sus cadenas y reaparece en la superficie dispuesta a mostrarse tal cual es. Tal cual fue concebida desde el inicio. Con la única convicción de saberse digna de ser.
Recuperar la propia esencia, que es el perfume único y verdadero de la propia identidad, es una tarea que nos atañe a todos. Nos interese o no ponerlo en algún orden de prioridades, es un asunto que nos involucrará más tarde o más temprano. Con o sin nuestra aprobación. Porque así como la propia voz se alza entre el griterío alguna vez en la vida, así también nosotros nos vemos,un día, bajo nuestra propia mirada.

Victoria Branca

8 comentarios:

Gabriela H. dijo...

Hermoso, verdadero y movilizante post. Bienvenida!

Cosas que Amo dijo...

Victoria ,gracias por la reflexion, tal vez debamos caminar por caminos que nos nos identifican ni son los nuestros , para que cuando lleguen aquellos que si nos representen estemos tan seguros que no existira la duda sino solo la certeza y junto a ello el gozo de Ser quienes Somos...
gracias

Lorena

vivi dijo...

Y que bien se siente SER UNO MISMO (le guste o no al otro).
Me encanta leerte. Gracias por volver del descanso. Un beso grande de Vivi

Moni dijo...

Qué buen regreso!!
Es tan cierto lo que escribís... Es tan sano sentir que por fin sabemos quien queremos ser...
En mi caso no fue sencillo... tuve que pasar un momento de quiebre muy duro, pero aquí estoy siendo yo misma y trabajando día a día para no dejar de serlo...
Gracias por tus palabras Vic!!!
Un abrazo!!!
Moni

Anónimo dijo...

Muy profundo, el camino de nuestra verdadera personalidad es arduo de transitar, porque por miedo a la no aceptación de los demás muchas veces escondemos aspectos y hasta convicciones propias.
Pero a medida que pasan los años nos damos cuenta de que si no somos fieles a nosotros mismos, nunca lograremos la plenitud como personas.
Caro T.

maría J dijo...

Holaaaaaaaaaaa Vicky!!! Tanto tiempo! Estuve unos cuantos días sin computadora y cuando la recuperé vos te habías tomado tu merecido descanso. Te extrañaba!!! Que suerte que ya estas de vuelta!!!
Nos vemos pronto, dale???
Besossssssssssss
Mary

Pilar dijo...

Tal cual Vicky! Beso grande!

Teresita dijo...

Mi propia mirada no suele reconocerme en este momento...cambios más crisis más crecimiento...dón de está mi identidad? o es ella la que me lleva de la mano buscando el camino de una nueva etapa?
Gracias por ayudarme a seguir reflexionando!!!!
Un abrazo

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