miércoles, 17 de febrero de 2010

Invocación


















Que el viento sople siempre
en mis oídos
y haga del rumor incesante
melodías y cánticos.

Que la noche sea mi maestra
y cobije
en su cuna profunda
los profundos anhelos de mi alma.

Que la lluvia me bautice
una y otra vez
hasta que, desnuda,
pueda ver mi reflejo en todo.

Que la tierra me nutra
y me sostenga
con el humus sabio
que me devuelve la humanidad.

Que el sol queme
mis vanidades
y encienda con sus rayos
la luz que he de hacer brillar.

Que la luna acreciente
las mareas de mi pecho
y que bese mi corazón
todo corazón.

Que el cielo y la tierra
se desposen
y nazca de su lecho
mi verdadero nombre.

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