miércoles, 16 de noviembre de 2011
De corrido y sin respirar
Macavity`s a Mystery Cat: he`s called the Hidden Paw
for he`s the master criminal who can defy the Law.
He`s the bafflement of Scotland Yard, the Flying Squad`s despair:
for when they reach the scene of crime Macavity`s not there!
Macavity, Macavity, there`s no one like Macavity,
He`s broken every human law, he breaks the law of gravity...
Macavity fue una de las primeras poesías que memoricé en inglés.
De corrido y sin respirar (casi) la repetía en voz alta por los pasillos del colegio de monjas, entonándola por momentos, para luego recitarla a viva voz frente a la maestra de English.
Que un gato fuera buscado por Scotland Yard y lograra escapar de ellos me parecía genial. Un minino super héroe, de los malos pero bueno. Un depravado (monster of depravity) pero querible. Que hace trampa mientras juega a las cartas, que roba joyas, leche y otros enseres, pero que no es un ladrón. Al menos no convencional.
A través de las garras afiladas de Macavity y sus osadas hazañas conocí a T S Elliot.
El poeta quedó en el olvido durante mi secundaria hasta que llegó The waste Land. Obra maestra y compleja. Árida y abundante. Vacía y completa.
Pero Macavity dejó su huella marcada en mi corazón. Un corazón de niña cantora. Que aún entona cuando recita y recita cuando canturrea.
Victoria Branca
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