domingo, 6 de noviembre de 2011

Elogio del Instante


















Esta mañana pensaba salir a correr. O a caminar.
Quizás hacer una o dos posturas de yoga en el jardín.
O meditar bajo la copa de un árbol.
No hice nada de ello.
Me quedé remoloneando en la cama mientras leía los diarios y tomaba el desayuno.
Pero en un instante no premeditado. Sin expectativas ni planes. En un arrojo inpensado y sin previa argumentación, salí descalza al jardín y arranqué de cuajo una cala.
Volví caminando despacio hacia la cocina. Busqué un vaso de vidrio largo y escuálido y lo llené de agua hasta la mitad.
Esa cala que no se destacaba entre muchas ahí en mi jardín, es ahora la estrella indiscutida de la casa.
Única.
Viva.
Presente.
Este hecho no es más que una trivialidad en la vida de tantos.
Pero, para mí, es una muestra contundente de un hecho único: el poderío inigualable del instante.

Victoria Branca

3 comentarios:

Moni dijo...

Para muchos podrá se runa trivialidad... para mí leer este gesto me llevó a sentir el crujir del tallo cuando se desprende, el fresco de la sombra donde crecían las calas en el jardín de la casa donde viví hasta que me casé... el olor del pasto...
Gracias Victoria por este instante compartido!!!

eli dijo...

Qué hermoso!
...será por la suma de instantes que somos!
Besos de lunes, Victoria!!

valentina dijo...

Mis hijas me pintaron unas calas, ambas pinturas eran bellas y en cada una de ellas se reflejaba la forma de ser de cada una de ellas: sutileza, fuerza, alegría, serenidad...... en el dibujo las ví a ellas y a su vez aprecié más intensamente la belleza de las calas, ese fue mi instante,
Gracias por recordármelo.

Un cariñoso abrazo
Valentina

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