jueves, 13 de agosto de 2009

El sentido de la enfermedad













"Si algo funciona mal en nuestro cuerpo, queremos que lo arreglen.
Si algo destructivo avanza en nuestro organismo, queremos detener la enfermedad.
Acudimos a médicos y hospitales con la expectativa de que cuidarán de nuestro cuerpo.
No esperamos que el alma también se vea involucrada.
Sin embargo, una enfermedad mortal apela al alma, requiere recursos espirituales y puede ser una iniciación al reino espiritual que atañe al paciente y a quienquiera que se vea inmerso en el misterio que acompaña la posibilidad de morir.
Cuando se vive en el límite -en el reino fronterizo entre la vida y la muerte-, se vive en un tiempo y lugar liminal. Este vocablo proviene de la palabra latina que significa "umbral". No es una palabra de uso cotidiano; la traigo a colación porque su sentido evoca la experiencia personal del lector y la memoria colectiva de la humanidad a la que todos tenemos acceso.
Cuando participamos en algo que nos cambiará y alterará el modo en que los demás se relacionan con nosotros -como cuando nos casamos, nos alistamos en las fuerzas armadas o nos ordenamos sacerdotes, nos convertimos en médicos o superamos una experiencia traumática-, ésta es una experiencia liminal.
Cuando en el nivel físico nos iniciamos en el conocimiento de algo que nos era ajeno -por ejemplo, a través del acto sexual o el embarazo-, cruzamos un umbral.
Sin embargo, en ese momento, la toma de conciencia física, mística o espiritual de lo que está ocurriendo determina su significado como una experiencia del alma.
Esto es lo que sucede con una enfermedad mortal, que de un modo semejante atañe al organismo y sin embargo puede afectarnos espiritualmente.
La enfermedad, sobretodo cuando existe la posibilidad de morir, nos hace dolorosamente concientes de lo valiosa que es la propia vida y la vida en general.
Se produce un cambio en las prioridades. Advertimos la verdad de lo que importa, quién importa y qué hemos hecho con nuestras vidas, y hemos de decidir qué hacemos ahora que lo sabemos.
Las relaciones importantes se ponen a prueba y se fortalecen o se destruyen.
Nos cuestionamos nuestras creencias espirituales y religiosas o la ausencia de las mismas.
La enfermedad constituye una ordalía."

Páginas 13 y 14 del capítulo titulado
"El umbral entre la vida y la muerte"
del libro de Jean Shinoda Bolen

Lo recomiendo para quienes atraviesan
o acompañan una enfermedad.

2 comentarios:

laura dijo...

para mí, frente a la inmensidad de la muerte, ningún razonamiento ni análisis tienen sentido. eso me pasa. y no es lindo.

Victoria dijo...

Es verdad. Frente a un misterio tan insondable no hay razón ni análisis que alcance.

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