lunes, 24 de agosto de 2009

Homenaje a Elisabeth Kübler Ross


















Hoy se cumplen cinco años desde la muerte de Elisabeth.
A mí me gusta más recordar a la gente que murió en el día de su cumpleaños, pero hoy hago una excepción a mi regla y le dedico este post.
Elisabeth era trilliza.
Hija de estrictos padres suizos alemanes, siempre sintió que no tenía identidad propia. Y que tendría que ganársela de alguna manera.
A los siete años casi muere de una neumonía.
A los nueve ya sabía que iba a ser médica.
A los dieciocho abandona su hogar, luego de una fuerte discusión con su padre, que se oponía a que estudiara medicina.
Se va sola a recorrer los campos de concentración de Polonia (Maidanek). La segunda guerra recién había terminado.
Allí entra en las barracas y, para su sorpresa, descubre que en las paredes había mariposas dibujadas por todos lados. No entenderá su significado hasta muchos años después.
Mientras estudiaba medicina en Zürich, vivía en una pequeña buhardilla en un barrio cercano al lago y trabajaba en un laboratorio para sustentarse.
Durante el último año de carrera conoce al americano Emanuel Ross.
Se casan y parten juntos a New York para hacer la residencia.
Elisabeth se gradúa como psiquiatra y comienza a trabajar con aquellos que "tampoco tenían identidad". Esquizofrénicos, ciegos, niños difíciles...
Hasta que descubre la soledad y el aislamiento de aquellos pacientes al final del pasillo de los que casi nadie se ocupa: los enfermos terminales.
A partir de allí no los abandonará más.
Luego vendrán los seminarios. La nota que la hizo famosa en la revista Life.
Los libros. Los talleres. Los hijos.
Y también las pérdidas. Los exilios. La separación. El rechazo.

"Valió la pena", me dijo cuando fui a visitarla a su casa de Scottsdale, Arizona, en Agosto del 2001. "Y volvería a hacerlo todo igual".
Almorzamos y pasamos el resto de la tarde juntas. Ella, tendida en su cama (tenía el lado izquierdo del cuerpo paralizado luego de un ACV) y yo sentada en una silla a su lado.
Hablamos de tantas cosas...
Pero hay una que recuerdo con mayor intensidad y no pienso olvidar nunca.
Cuando le pedí que me diera un consejo, antes de irme a tomar el avión de regreso a Buenos Aires, me dijo poniéndose una mano en el corazón:
"Tenés que confiar en todo lo que viene de acá. Si lo sentís verdadero desde allí, lo es. Seguí siempre lo que esto te diga."
Nos despedimos con un beso y un abrazo.
Y yo me fui volando, como una mariposa.

Victoria Branca

PD: A Elisabeth le encantaban las mariposas y también los atrapasueños.
No podía haber encontrado una foto mejor. Salvo la de un ET, que también le encantaba.

9 comentarios:

Carol de Jong dijo...

Gracias por compartir tu experiencia de vida!
yo también amo las mariposas,viste mi sillon lleno de mariposas
ocuparse de los enfermos terminales es una de las cosas más dignas de la vida,besos
Carol

laura dijo...

qué mujer tan especial que fue, tan sensata, tan conectada con la vida. tanto, que podía ocuparse de acompañar en la muerte con naturalidad y amor.

qué experiencia enorme haberla conocida, no?

Lulutrix dijo...

flor de consejo! yo lo voy a seguir también!

lala dijo...

Bendecida Victoria:

Despues de todas las experiencias que me toco vivir, una de las pocas personas que logro ofrecer un rayo de luz en el tunel fue Elisabeth.
Cuando coloque un "stop" al ascetismo y fatalismo que querian imponer en mi vida despues de la muerte de mis 3 hijos, no podia saltar mas de la alegria al leer los libros de esta verdadera santa!...Ella coloco en palabras lo que mi espiritu queria decir y no sabia como. Esta mujer que enfrento a un mundo guiado por tabues, supersticiones y rituales me llevo de su mano a DISFRUTAR el duelo y comprender las raices de lo misterioso con solo decir: "Yo hago lo que me parece correcto, no lo que los demas esperan de mi"...
No busco analizar, justificar, comprobar ninguna muerte. Me enseño que ninguna muerte es justa y aunque hubiese deseado morir mil veces por mis hijos, no hubiera podido evitar el desenlace.
Santidad no es algo que otorga la iglesia, no quiere decir "bondad" "sacrificio"...Es servir de ejemplo para otros que atraviesan una situacion irracional que no eres una pecadora o culpable por ese dolor. Santidad es, contra viento y marea, seguir escuchando la voz de nuestra conciencia aunque el mundo se levante en nuestra contra...Si es bueno para mi, es suficiente

Victoria, que dicha tan grande tuviste en haber conocido una vela prendida de Dios!!

Y no es una excepcion celebrar la muerte...es sabiduria

Gladys Diab

Victoria dijo...

Querida Gladys, para mi no hay nada más inspirador que un ser humano que ha sido llevado al límite del dolor y aún así se levanta, inspira a otros y sigue creyendo en la vida.
Tu ejemplo es esa luz al final del túnel.
Te mando un gran abrazo!

Anónimo dijo...

Que orgullo,me genera saber que tubiste la dicha de poder estar con Elizabeth,un ser tan especial!!!! Una GROSA de verdad!!!Un pilar escencial para Renacer,con sus mensajes de amor y sabiduria.Que concejo tan sabio y generoso de su parte te dio.
Victoria me siento orgullosa de tu logro personal!!!! ME ENCANTA!!!

Gladis no pude evitar las ganas de leerte y escribirte. Quiero "copiar" tu actitud frente ala vida,despues de esas 3 partidas...Te admiro! Se que el trabajo hasta hoy abra sido intenso, VALIO LA PENA!!!!!Te admiro enormemente!!!!
Apostandole ala !!!vida!!!
Te mando un fuerta abrazo Gladis

Victoria gracias nuevamente por trasladarme a un lugar magico como lo es este blog para mi.

Marcela mama de Catalina y hna de Barbara,mis 2 angeles en el azul

Anónimo dijo...

uqe hermosa foto del atrapa sueños, es tuya o pertenece a alguien mas???.Saludo desde Experiencia Krisalida en Colombia, como notaras la E y la K son en homenaje a Elisabeth Kubler

Victoria dijo...

El atrapasueños es de todos! Lo encontré en internet..
Un beso futura mariposa...

daniel dijo...

Gracias, eso es lo que visualisamos en cada persona que acompañamos en su proceso de duelo aqui en Colombia, una futura mariposa.
Que la energia de la vida plenifique tus proyectos

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